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sábado, 30 de abril de 2022

PREDICACIÓN MUSICAL

ERIK VARDEN es monje y obispo, nacido en Noruega en 1974. En el año 2002, después de diez años de estudios en la Universidad de Cambridge, ingresó en la Abadía San Bernardo, en Charnwood Forest. El Papa Francisco lo nombró Obispo de Trondheim, en Noruega, en 2019.

Monseñor Varden lleva el blog semanal Coram fratribus, al que estoy suscrito. En el último número, con el título "Predicación musical", publica este comentario.    


En un momento en el que el culto a Stalin goza de un perverso renacimiento en el Este y en el que incluso podemos asistir a un intento de reencarnación, es bueno recordar a aquellos que resistieron al dictador con determinación, a un gran coste. Una de ellas fue Maria Yudina, una de las mejores pianistas que han existido. Gloriosamente excéntrica, dormía en una bañera y solía regalar los honorarios de sus conciertos a los miembros de su público. No se inmutaba en su confesión cristiana. Cuando Stalin, que la admiraba, le envió un regalo en metálico, ella respondió: "Rezaré por usted día y noche y pediré al Señor que perdone sus grandes pecados ante el pueblo y el país". En cuanto al dinero, añadió, lo había regalado. Fue expulsada de la vida pública y vivió en la penuria. Shostakovich la conocía y la veneraba. Tras su muerte, causada por un error de medicación, dijo: "Siempre tocaba como si estuviera dando un sermón". Podrá hacerse una idea de lo que quería decir si escucha esta grabación del 4º Concierto de Beethoven.

Ah, ¡si hubiera más predicadores que predicaran como si estuvieran tocando a Beethoven!



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