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miércoles, 1 de enero de 2020

NO POR MUCHO MADRUGAR...

Primer día del año 2020. El blog es un libro en blanco, a la espera de palabras. Teresa de Jesús suspiraba por tener "palabras nuevas", con las cuales urgir a la gente a buscar las cosas importantes, esas que vale la pena perseguir, sí o sí. Estoy con ella: al menos, tengo muchas ganas de encontrar esas palabras con las que narrar historias de vida... e historias de muerte, que son las que más enseñan.

Y estoy contento, al menos porque ayer me propuse volver al blog... ¡y hoy estoy cumpliendo el propósito! ¡Arrancamos bien el año! Proponerse algo, aun chiquito y concretarlo, anima  a cualquiera.



Este blog es veterano, cumplió ya once años, ¿qué les parece? Y si miran la columna de la izquierda, verán que en 2019 fue el año que menos escribí. ¿Por qué? En buena medida porque me vendí a Twitter. No tengo nada que decir en contra de esa red, ¡sólo faltaría! Pero ahora caigo en la cuenta de que eso de dejarte doscientos y pocos caracteres es un arma traicionera: te vas acostumbrando al pío-pío del tweet y, cuando queres acordar, se te olvidó contar una historia, ir más a lo hondo del  relato...

Es verdad, también, que de Lunes a Viernes mando por Whatsapp un audio de pocos minutos, que llega a no pocas personas. Creo que esto, a su vez, ha contribuido a que dejara de lado el blog. En fin, sea lo que sea, la idea que tengo es prestarle más atención.

Tarde silenciosa, mientras escribo, la del primer día del año. Se agradece. Necesitamos el silencio: para escucharnos, para hablar con Dios, para escucharlo, para pensar... Los dejo por hoy, no sé hasta cuándo, que "no por mucho madrugar amanece más temprano".

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