Acabo de experimentar,
como nunca antes, qué quiere decir vivir bajo la “dictadura del relativismo”,
como definió Benedicto XVI el ambiente cultural de nuestro tiempo. Cuento los
hechos, tal y como ocurrieron.
Un
sacerdote me informó ayer de lo siguiente. Fue a visitar a una familia amiga,
en Montevideo. La señora es profesora de Geografía en un liceo estatal y recibe
los audios que mando por Whatsapp todos los días. La señora pensó que a una
chica conocida suya, le vendría bien escuchar alguno de ellos sobre el
noviazgo. Dicho y hecho, la buscó en su lista de direcciones y lo mandó. Tuvo
mala suerte, porque le erró a la tecla
y, en vez de llegarle a la chica, el destino fue el grupo de profesores de su
liceo.
¡Horror de
los horrores! Por lo que me contaron, me pusieron como “palo de gallinero”,
según se dice: de retrógrado para arriba, o para abajo, como se prefiera, fui
condenado por unanimidad.
El caso es
que la directora del liceo, que también escuchó el audio hereje, se vio en la
obligación de intervenir ante semejante escándalo. Llamó a su escritorio a la
profesora y le exigió tres cosas: primera, tenía que borrar el audio; segunda:
debía pedir perdón a todos; y la tercera, salir del grupo de oyentes de los
audios.
Estos son
los hechos. Hasta entonces, la profesora gozaba de prestigio ante la dirección
del liceo; desde que cometió el error de difundir involuntariamente semejante
material subversivo, perdió su reputación.
Hasta aquí
los hechos. De estos no hablará nadie; los que salen a la luz, salen porque no
se pueden ocultar: ¿recuerdan la directora del liceo de Salto, que cometió el
pecado de permitir que se hablara en favor de la vida en su instituto? Apartada
de su cargo y cobrando la mitad de sueldo, hasta hoy no se tienen más noticias
de su proceso.
No sé si
leyeron la novela 1984, de George Orwell. Fue escrita en 1947 y su contenido es exactamente lo que hoy se
abre paso, cada vez más, en este mundo
globalizado del que forma parte nuestro país. En esa novela nació la idea del
Gran Hermano, que domina absolutamente toda la vida de una sociedad; ahí
aparece la Policía del Pensamiento, que controla lo más íntimo de las personas…
Es realmente una novela profética… hecha realidad hoy y ahora entre nosotros:
vigilancia masiva, represión social… El que no piensa COMO SE DEBE pensar, sufrirá burlas, será presionado en su trabajo.
Puede ser multado…
Ustedes
sabrán qué hacer. Quizás, por leer este racconto
sean también sospechosos de ir contra el sistema. Por favor, no pierdan el buen
humor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario