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viernes, 22 de junio de 2018

EL AMOR SUFRIDO UNE MÁS

                



La verdad es que con el inesperado triunfo abultado de Croacia frente a Argentina, se removió el baúl de mis recuerdos y se me hizo presente, de manera muy viva, la figura de un profesor fuera de serie que tuve en la Universidad de Navarra cuando estudiaba Periodismo.

Se llamaba Luka Brajnovic y era croata. Para todos era Don Luka, que tiene una biografía marcada por la confianza en Dios y un amor maravilloso a su esposa, Ana, que falleció el año pasado en Pamplona a los 97 años. Don Luka murió también en Pamplona, en el año 2001. 

                
                                              Don Luka en el bar de la universidad,  rodeado de sus alumnos. 

Era un hombre de una cultura extraordinaria: doctor en Derecho y en FilosofÍa y Letras, periodista, escritor, poeta con varios libros publicados… y profesor de materias tan extremas como Literatura y Tecnología de la Información o Deontología profesional. (Una vez me quedé más que sorprendido. Coincidimos en el bar de la universidad; yo estaba haciendo la tesis para el doctorado en Teología, antes de ordenarme sacerdote, y don Luka se interesó por el tema. Después, sin darle importancia, me dijo: - Yo hice mi tesis sobre la Inmaculada Concepción en Duns Scoto. Y es que era, también, Licenciado en Teología).

En alguna ocasión le oí contar su historia, que era de novela. En la segunda guerra mundial llegó a estar en cuatro campos de concentración, en uno de ellos cavando su fosa antes de que lo fusilaran. Se salvó porque en el último momento alguien dio el dato de que era periodista y eso le interesó a los comunistas…

Don Luka se había casado con Ana Tijan, con quien tuvo, antes de la guerra, una hija, Elica, a la que también conocí. La guerra separó a la familia y Don Luka debió asilarse en Roma. Nada menos que doce años duró el exilio, agravado cruelmente por la falta de noticias de Ana y Elica. Finalmente se reencontraron en Munich y se establecieron primero en Madrid y después en Pamplona, en cuya Universidad de Navarra Don Luka pasó años y años enseñando. Y escribiendo, que fue su pasión.

Elica y su hermana Olga, hace un tiempo empezaron un blog sobre su padre, en el que publican pasajes del diario de Don Luka y recuerdos de quienes lo conocieron: www.brajnovic.info. En este blog se encuentra lo que escribió Don Luka el 8 de octubre de 1945,  en el campo de refugiados de Fermo (Italia), cuando recibió la primera noticia de que Ana y su hija Elica estaban sanas y salvas en Zagreb. Con esta noticia Don Luka estalló de alegría y escribió unas palabras estremecedoras de amor y de limpieza de alma:


 Anoche estuve embriagado de alegría…
Oh, Ana mía, ¿te preparas ya para el día en que en un abrazo, la felicidad comience a hacernos olvidar el sufrimiento? ¿Te preparas para el día en que con nuestros labios bebamos toda la dulzura que hemos conservado en la inocencia y las más bellas cualidades del alma? ¿Te preparas para el día en que empecemos de nuevo a vivir nuestro tiempo a salvo de la espada del miedo a la violencia? Yo estoy feliz, Ana, Feliz y alegre.
Oh, sé que Nuestra Señora nos salvará. Ana, anoche estuve embriagado de alegría.

Es todo por hoy, pienso que alcanza para entender que, cuando hay verdadero amor entre los esposos, ni la distancia, ni la guerra, ni el tiempo, ni el dolor puede separarlos. O, dicho de una manera más exacta: cuando hay amor, la distancia, el tiempo, el dolor, la guerra, une más a dos esposos que se aman.
  

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