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viernes, 20 de abril de 2018

FIESTA GRANDE EN EL VERDÚN 2018


Estoy muy contento, porque ayer fue un día magnífico, en todos los sentidos. La Virgen nos ayudó, de manera que cayeron cuatro gotas, a primera hora de la mañana, las necesarias para apisonar un poco el camino hasta la cumbre del Verdún, y luego salió un sol radiante que de tarde, en la celebración de la Misa, a las 3, se lució hasta por demás.

Lo más importante es que no nos cansaremos nunca de comprobar cómo el amor a la Virgen se transmite de generación en generación. La fiesta de la Virgen del Verdún, caiga en el día de la semana que caiga, es el despertador de un amor a nuestra Madre que florece en el corazón de miles y miles de uruguayos. Y de todos los sitios del país, desde Rivera a Montevideo, de Rocha a Mercedes, de todas partes se ponen en marcha familias enteras que vienen a honrar a la Virgen, a agradecerle sus indudables favores y a pedirle otros, como es bien natural.

Una de estas fotos es bien significativa. Una mamá joven con una criaturita en brazos, que me llamó la atención por su tamaño, muy chiquita. Vinieron la mamá, su esposo y los padres de ella. Me dijo la mamá que la niña había nacido el día 2, es decir, hace 17 días con una afección pulmonar muy grave, que la llevó al CTI. Y la mamá le prometió a la Virgen que si la sacaba adelante iba a venir al Verdún con ella, y que iba a subir el cerro descalza… Bueno, aquí estaba, cumpliendo la promesa.

Otras fotos son de familias y de niños que sus padres llevan sobre los hombros o en brazos… Esta preciosa tradición familiar viene de lejos, de los abuelos o de los bisabuelos. Por lo demás, llegan también al Verdún muchas abuelas y abuelos que ya no pueden subir el cerro, pero igual vienen para ver a la Virgen y encomendarse a Ella.

Es una costumbre de aquí, de Minas, que siguen muchas chicas: el 19 de abril se ponen su traje de fiesta y llegan al Verdún para encomendarse a la Santísima Virgen. Otra quinceañera subía también ayer, descalza. Y me impresionó porque caminaba rápido, como si estuviera pisando una alfombra. Realmente admirable…

Fue un día estupendo. La Misa de las 10 de la mañana la celebró el Obispo de San José, Monseñor Arturo Fajardo. La del mediodía, en la capilla Madre de Misericordia, el párroco de Mariscala y Aiguá, padre Fernando Pereira; en la Misa solemne de la tarde me acompañaron los obispos de Canelones, Mons. Alberto Sanguinetti y el de Melo, Mons. Heriberto Bodeant.

La Virgen Santísima es el camino seguro; es nuestra Madre, de veras, con Ella todo es mucho más fácil.









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