Hoy es 3 marzo y desde ayer
soy un día más viejo, lo cual no quiere decir que me sienta más viejo. En fin,
más allá de consideraciones varias sobre el tema, el caso es que recibí una
enorme cantidad de felicitaciones vía Whatsapp, vía e mail, vía teléfono. Las
agradecí hasta donde pude, pero un montón se quedaron sin respuesta. A las seis
de la tarde apagué el celular, porque una hora más tarde tenía la Misa en la
Catedral, y volví a prenderlo a las 9 y media; era una cascada de mensajes, que
terminé de leer esta mañana. Muchas gracias a todos y no dejen de rezar por mí,
que lo necesito especialmente.
“Saber oír”, en esto
estábamos; saber oír la voz de Dios significa nada menos que saber qué quiere
de mí y tener la voluntad pronta y dócil para llevarlo a cabo. Se dan cuenta de
que, en este nivel, lo único razonable y deseable es responder rápidamente y
con alegría, a lo que Dios me pide.
Me doy cuenta de que esto
requiere una aclaración: no podemos imaginar que, queriendo oír la voz de Dios,
ella se nos presente de una forma extraordinaria, como a Samuel, al que Dios
llamaba de noche y él respondía “aquí estoy porque me has llamado”… Lo normal
es otra cosa.
Lo normal es que el Espíritu
Santo, que habita en el centro de nuestra alma, nos sugiera una y otra vez
vencimientos chicos de nuestro propio yo –estoy seguro que los percibimos
todos; lo normal, en una persona que quiere cumplir la voluntad de Dios en su
vida ordinaria, es responder sí a lo que en este momento tiene que hacer: esto
no es fácil, reclama sacrificio.
Hay que ver cómo progresa la ciencia. Quizás escucharon
el verbo PROCRASTINAR. Viene del latín “cras”, que quiere decir “mañana”; pro
cras, querrá decir, dejar para mañana. Fui al diccionario y encontré que procrastinación es la acción
o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse,
sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. Encontré también que
puede haber procrastinadores
eventuales, cuya actitud
evasiva no se repite habitualmente, y procrastinadores crónicos, cuya
conducta evasiva es constante y repetida en el tiempo. En la actualidad se dice
que hay adicciones que contribuyen a este trastorno: la televisión, la
computadora, y más concretamente Internet, y el celular.
Bueno, seguramente esto puede ayudar a conocerse mejor.
En mi época no se hablaba de “procrastinar”, sino sencillamente de PEREZA.
Volviendo a “saber oír” la voz de Dios, diría que una forma muy eficaz de
facilitar su escucha es preguntarme: ¿hago en este momento lo que debo hacer,
lo que Dios quiere que haga? Y luchar con uno mismo, por amor a Dios, para
empezar y terminar bien, hasta el final, lo que tenga entre manos. ¿No les
parece que “saber oír” es más fácil y al mismo tiempo más difícil, -¡qué paradoja!-
de lo que uno puede imaginar?
1 comentario:
En plan broma y serio. ¿No le parece que a veces, con micro gotero, hay una procastinacion terapéutica? Es como salir de shopping. No cura pero cambia el aire.
Reiteró,, con microgotero.. Se toma menos Prozac.
Dr. V.
Publicar un comentario