Hoy es 2 de marzo, y me gustaría continuar con lo
de ayer. “Saber oír” a Dios, aprender a oírlo, esto sí que es importante,
Importante con mayúsculas…
Terminábamos con algo que escribió Etty Hillesumen su Diario. Esta joven judía holandesa, que murió en la cámara de gas en
Auschwitz a los 28 años, tuvo una particular experiencia de Dios. De ella habla
Iván López Casanova en su libro Pensadoras para el siglo XXI, vale la pena este libro.
En su Diario, impresiona fuertemente algo que
ella escribe sobre “ayudar a Dios”, así lo percibía. La suya es una experiencia
personal e intransferible, un ejemplo de cuál fue SU percepción de la voz de
Dios.
Escribió así, cuando ya estaba en el campo de
concentración: “Corren malos tiempos,
Dios mío. Esta noche me ocurrió algo por primera vez: estaba desvelada, con los
ojos ardientes en la oscuridad, y veía imágenes del sufrimiento humano. Dios,
te prometo una cosa: no haré que mis preocupaciones por el futuro pesen como un
lastre en el día de hoy, aunque para eso se necesite cierta práctica… Te
ayudaré, Dios mío, para que no me abandones, pero no puedo asegurarte nada por
anticipado.
Sólo una
cosa es para mí cada vez más evidente: que tú no puedes ayudarnos, que debemos
ayudarte a ti, y así nos ayudaremos a nosotros mismos. Es lo único que tiene
importancia en estos tiempos, Dios: salvar un fragmento de ti en nosotros. Tal
vez así podamos hacer algo por resucitarte en los corazones desolados de la
gente. Sí, mi Señor, parece ser que tú tampoco puedes cambiar mucho las
circunstancias… Y con cada latido del corazón tengo más claro que tú no nos
puedes ayudar, sino que debemos ayudarte nosotros a ti y que tenemos que
defender hasta el final el lugar que ocupas en nuestro interior… Mantendré en
un futuro próximo muchísimas más conversaciones contigo y de esta manera
impediré que huyas de mí. Tú también vivirás pobres tiempos en mí, Señor, en
los que no estarás alimentado por mi confianza. Pero, créeme, seguiré
trabajando por ti y te seré fiel y no te echaré de mi interior“(12 de julio de
1942)
“Seguiré
trabajando por ti y te seré fiel”… Pienso
que una riqueza tan grande como esta, reclama meditación, contemplación, rumiar
los textos, como decían los antiguos Padres de la Iglesia.
En otro momento, Etty escribió también: “Todo progresa según su ritmo interno
peculiar en cada uno de nosotros y se debería enseñar a la gente a escuchar y a
respetar dicho ritmo; esto es lo más
importante que un ser humano puede aprender en esta vida”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario