¿QUÉ ES LA SALVACIÓN?
Queridos
hermanos:
¿cómo
podremos vivir bien la Cuaresma de este año? Sabemos que es un tiempo especial
de gracia de Dios, que culmina con la celebración dolorosa y gloriosa de la
muerte y resurrección de Cristo, ¡la Pascua!, pero ¿verdad que nos gustaría que
nos llegara más el acontecimiento
central de nuestra fe?
En el
libro La evangelización de los católicos,
Scott Hahn, buen teólogo católico converso del protestantismo, cuenta cómo él
le explicó una vez a un pastor protestante lo que Dios ha hecho por nosotros. Creemos
que, por su muerte y resurrección, Jesucristo “nos ha salvado”, pero ¿cuál es
el alcance de la salvación?
“Imagínate, le dijo Scott
Hahn al pastor, un hombre que ha cometido
una serie de crímenes atroces. Le han condenado a muerte por esos crímenes, ha
hecho todas las apelaciones a las que tenía derecho y todas han sido
rechazadas. Para complicar aún más las cosas, resulta que tiene una enfermedad
terminal, con lo que, aunque no tuviera que pasar por la silla eléctrica, sus
días están contados. Llega el día de la ejecución. Pero, minutos antes de que
el verdugo ejecute la sentencia, llama el gobernador del estado para decirle al
criminal que lo ha indultado.
“Por un lado, el criminal se siente aliviado, pero,
por otro, se está muriendo. Además, los procesos de apelación le han dejado en
la bancarrota, y no tiene a nadie: ni amigos, ni familia…, nadie. A este
hombre, no le parece que merezca la pena salvar su vida.
“Sin embargo, antes de que le dé tiempo a acabar de
considerar estas cosas, el gobernador le dice: “Espera, hay más. No sólo te
indulto, sino que los científicos han descubierto una cura para tu enfermedad y
hay un médico esperando fuera de la cárcel para administrarte esa cura. Además,
he pagado todas tus deudas, y cuando salgas de la cárcel te estará esperando
una enorme limusina blanca que te llevará a mi casa, donde vas a vivir como
hijo mío. Ya he hecho todo el papeleo para la adopción y te he incluido en mi
testamento, así que heredarás todo lo mío junto con mis otros hijos”.
“Esto es lo que Dios ha hecho por nosotros. A eso me
refiero cuando digo que la salvación es
mucho más que perdón. Muchos protestantes –y católicos también- solo
piensan en la muerte de Cristo en la cruz, en términos de lo que nos ha
evitado. Ven el amor de Dios manifestándose en su perdón. Y el amor de Dios se
manifiesta en su perdón. Pero la
plenitud de su misericordia y amor, la plenitud de su grandeza y gloria y
la abundancia de su gracia, no brillan en todo su esplendor en el perdón que
nos concede. Brillan en todo su
esplendor en la relación y la vida a las que nos llama. Brillan en todo su
esplendor en su invitación a la filiación divina, a ser partícipes de su propia
vida”.
Espero que
el ejemplo ayude a comprender mejor el alcance de lo que vamos a vivir en la
Semana Santa. San Pablo lo explica de esta manera: (Dios Padre) “nos arrebató del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor,
en quien tenemos la redención, el perdón de los pecados” (Col, 1, 13-14).
Contemplando cómo ha obrado Dios con nosotros –amor con amor se paga- se despertará la necesidad de que la Cuaresma
sea un tiempo de más oración,
meditando a diario las lecturas de la Santa Misa; un tiempo en el que
trataremos, mediante el ayuno, de
desprendernos de esclavitudes que nos impiden amar más a Dios y a los demás: la
comida y la bebida, en primer lugar, pero no solo: hay otros vicios que pueden también
dominarnos y cada uno tiene que descubrirlos. Y la Cuaresma nos llama a superar
la avaricia, “raíz de todos los males”
(1 Tim 6, 10) con la generosidad en la
limosna.
La
Cuaresma, en suma, es el tiempo adecuado para que se opere en nuestra vida, con
la ayuda de la gracia de Dios, una verdadera conversión, una decidida decisión de corresponder mejor
al amor que Dios nos tiene: es tiempo de reconocernos pecadores y de ir a la
fuente de la misericordia que es el sacramento de la Confesión.
María
Santísima conoce mejor que nosotros mismos los deseos de nuestro corazón. Que
Ella nos ayude, en este tiempo fuerte, a dar los pasos que nos lleven a ser
mejores hijos de Dios.
Los
bendice con todo afecto,
+ Jaime
Obispo de Minas
No hay comentarios:
Publicar un comentario