Tengo que interrumpir el hilo de lo que
veníamos hablando estos días, mantener el
alma joven invocar al Señor, saber oír, descubrir lo que va mal, pedir perdón… El motivo de la interrupción es que ayer
escribí algo, en Twitter, que tuvo una fuerte repercusión y, como muchos de
ustedes seguramente no siguen esa red social, es obligado que sepan qué es lo
que pasó.
Lo primero que escribí fue
esto: Dijo el Ministro: ¡bajó la
mortalidad infantil! Y agregó, como cambiando de tema: se han hecho 815 abortos
legales por mes. 9.780 uruguayitos/as menos por año; estos no cuentan para la
mortalidad infantil. Surrealista, macabro, horrendo.
Realmente, pienso que me quedé
corto con esos tres adjetivos. ¿Cómo es posible una contradicción de tal
calibre? ¿Se puede hablar de de que bajó la mortalidad infantil, ignorando que
hay casi 10.000 niños a los que no se les ha permitido nacer en 2017? Me
resulta imposible entenderlo.
Por eso, horas más tarde de
escribir esto, volví al tweet para decir algo relacionado con la violencia, que
es un asunto que con toda razón nos preocupa mucho: La mayor #VIOLENCIA es #abortar a un niño no nacido. Si después un adolescente mata
sin asco, por favor no condenarlo: la culpa es nuestra, que le dimos licencia
para matar, como quiera y a quien quiera. Si la ley dice que la vida del no
nacido no vale nada, TODO vale.
Lo escribí porque es un hecho
elemental y sin embargo tan olvidado: el niño, en el vientre de su madre, es el
ser más indefenso del mundo. Atacarlo, ya sea directamente o con Misoprostol,
para que no siga viviendo, es la mayor de las violencias, la agresión más
injusta. Y esto lo permite la ley, y lo facilita. Lo que está diciendo de hecho
es que la vida del no nacido no vale nada; siendo así, ¿cómo extrañarnos, cómo
sorprendernos de las otras formas de violencia que padecemos todos los días?
“De aquellos polvos vienen estos lodos”, dice el refrán con toda razón.
Por donde se lo mire, el
aborto es siempre un desastre, porque supone la muerte de un ser humano que
está en el vientre de su madre. Es la mayor violencia que puede sufrir una
madre y es la madre de todas las violencias. En 1992, el gran filósofo español Julián
Marías, que falleció en 2005, escribió: «la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo
más grave que ha acontecido en el siglo XX”. Es muy fuerte, y es la verdad. No se trata
de un tema religioso, es el asunto más humano del mundo, y lo hemos resuelto
mal como sociedad. Siempre es tiempo de volver a pensar en cómo cuidar el mayor
de los tesoros: la vida de un niño en el vientre de su madre.
2 comentarios:
La repercusión de su tweet, muestra cuánto dolió a los enemigos de la vida del no nacido. Lo apoyamos Monseñor. No se desanime en esta lucha despiadada contra los más débiles entre los débiles.
Aunque la mayoría, la gente sensata, sabe que vamos con “el caballo del comisario “. Que nunca perdió carreras.
Dr. V.
Lo felicito Monseñor por su clara y valiente opinión en favor de la vida. El aborto es un verdadero genocidio, sobre todo de los más indefensos. Los contrarios a la vida generalmente se disfrazan defendiendo los derechos de tales y cuales.
Filialmente, en Jesús y María, Antonio Modernell
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