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sábado, 6 de enero de 2018

LOS AMIGOS DE DIOS

Ayer me llegó un meme muy simpático al celular. Es un diálogo de padres a hija: - Hija, tenemos que confesarte que los Reyes somos los padres… Y ella: - ¡Lo sabía, lo sabía! ¡Sabía que era una princesa!

Todos somos príncipes, ellas y nosotros, porque somos hijos de Dios, hermanos de Jesús. Los Reyes son un ejemplo formidable de hombres de fe, de fe activa: vieron la estrella y se pusieron en marcha. Un viaje largo, seguramente, que no sabían dónde terminaba… Pero se había encendido en sus corazones la alegría de la fe y allá van.

En la zamba Guitarra de medianoche se repite este estribillo: Andaré la huella siguiendo una estrella, que aunque esté muy alta yo sé que un día la he de alcanzar. Con el auxilio de Dios, por supuesto que la alcanzaremos. Es como si el niño chico le pide a su padre ayuda, que lo levante, para colocar la estrella en la punta del árbol de Navidad. Su padre lo alza del suelo y el niño coloca la estrella, feliz. Su padre lo felicita, lo anima diciéndole que es un campeón…


 Tenemos que aprender de los Reyes Magos y ponernos en marcha. A mí me gustaría mucho conocer la Catedral de Colonia, en Alemania, donde está el relicario con los huesos de los Reyes Magos. Las reliquias fueron traídas de Milán por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico Barbarroja, en 1164. La construcción de la catedral de Colonia, una maravilla de la arquitectura gótica, se empezó en el año 1248, para albergar estas importantes reliquias. 


Pero en vez de ir a Colonia, hoy los invito a volver, con la memoria agradecida, al Parque Mattos Neto, de Salto. Es 9 de mayo de 1988. Nos habla un Papa santo, Juan Pablo II. Citando el Salmo 85, que se había leído entre una y otra lectura de la Misa, nos dijo: “Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus amigos, / a los que se convierten de corazón”, comentó: El tiempo nuevo de evangelización se inicia por la conversión del corazón.


Aquí están los Reyes, para que aprendamos de ellos, de su corazón lleno de fe. Lo primero que necesitamos para llevar a cabo la nueva evangelización, nos decía el Papa, es convertir nuestro corazón. Reiteraba: “Dios anuncia la paz... a sus amigos”. Para entender este anuncio de paz hemos de ser sus amigos. ¿Qué significa esto? Termino con la explicación que dio san Juan Pablo II: significa que hemos de descubrir nuevamente que la vocación cristiana es vocación a la santidad (cf. Lumen gentium, 11), pues Cristo dijo a todos: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5, 48). Seguiremos.

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