No crean que me dedico a la música…, saben que no es así. Es
verdad que me gusta, y mucho, pero lo digo porque así como ayer mencioné a Los Cinco Latinos, hoy quiero invitarlos
a escuchar la letra de un tango de Eladia Blázquez que es toda una lección: se
llama A un semejante.
La invitación está relacionada con lo que nos dijo el Papa Juan
Pablo II acerca de la evangelización “nueva
en sus métodos”. Los “nuevos métodos” son tan sencillos como la vida de
todos los días: Es un apostolado, decía
el Papa, que tiene como principio
imprescindible el buen ejemplo en la conducta diaria – a pesar de las propias
limitaciones personales – y que debe
continuarse con la palabra, cada uno de acuerdo con su situación en la vida
privada y en la vida pública.
¿Cómo, en qué consiste la
palabra? Quizás se nos ocurra: ¿tengo que predicar?... ¡Yo no sirvo para
ser predicador! Y es aquí donde aparece Eladia Blázquez y le dice a uno, a un
semejante:
Vení... charlemos, sentate un
poco.
La humanidad se viene encima.
Ya no podemos, hermano loco
Buscar a Dios por las esquinas...
Se lo llevaron, lo secuestraron
Y ¡nadie paga su rescate!
Vení que afuera está el turbión,
De tanta gente sin piedad
De tanto ser sin corazón.
La humanidad se viene encima.
Ya no podemos, hermano loco
Buscar a Dios por las esquinas...
Se lo llevaron, lo secuestraron
Y ¡nadie paga su rescate!
Vení que afuera está el turbión,
De tanta gente sin piedad
De tanto ser sin corazón.
Vení, charlemos de todo esto que te preocupa a vos y me preocupa
a mí. Es obvio que hay preocupaciones grandes, como lo que está pasando con el
campo en Uruguay, o con la violencia, o con la educación de los adolescentes…
en fin, todo esto es verdad. Pero ¿cómo no hablar del “secuestro de Dios”, del
vivir como si Él no existiera; ¿cómo dejar de lado que hay tantas y tantas
personas que parecen no tener piedad ni corazón? En otras palabras: Eladia Blázquez
está invitando a conversar de cosas profundas. Sigue diciendo:
Vení... charlemos, sentate un poco.
¡No ves que sos mi semejante!
A ver probemos, hermano loco
Salvar el alma cuanto antes.
Es un asombro, tener tu hombro
Y es un milagro la ternura...
¡Sentir tu mano fraternal!
Saber que siempre para vos...
¡El bien es bien y el mal es mal!
De esto hablaba Juan Pablo II el otro día, ¿se acuerdan? De que
no podemos tener miedo de llamar bien al bien y mal al mal. En síntesis: cuando
nos impulsa a poner en práctica “nuevos métodos” en la evangelización, nos está
animando a descubrir y redescubrir el valor de la amistad: sólo a un amigo le
decimos Vení... charlemos, sentate un
poco, hermano loco…
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