Páginas

martes, 16 de enero de 2018

HERMANO LOCO, ¡PROBEMOS!

No crean que me dedico a la música…, saben que no es así. Es verdad que me gusta, y mucho, pero lo digo porque así como ayer mencioné a Los Cinco Latinos, hoy quiero invitarlos a escuchar la letra de un tango de Eladia Blázquez que es toda una lección: se llama A un semejante. 


La invitación está relacionada con lo que nos dijo el Papa Juan Pablo II acerca de la evangelización “nueva en sus métodos”. Los “nuevos métodos” son tan sencillos como la vida de todos los días: Es un apostolado, decía el Papa, que tiene como principio imprescindible el buen ejemplo en la conducta diaria – a pesar de las propias limitaciones personales – y que debe continuarse con la palabra, cada uno de acuerdo con su situación en la vida privada y en la vida pública.

¿Cómo, en qué consiste la palabra? Quizás se nos ocurra: ¿tengo que predicar?... ¡Yo no sirvo para ser predicador! Y es aquí donde aparece Eladia Blázquez y le dice a uno, a un semejante:

Vení... charlemos, sentate un poco.
La humanidad se viene encima.
Ya no podemos, hermano loco
Buscar a Dios por las esquinas...
Se lo llevaron, lo secuestraron
Y ¡nadie paga su rescate!
Vení que afuera está el turbión,
De tanta gente sin piedad
De tanto ser sin corazón. 
Vení, charlemos de todo esto que te preocupa a vos y me preocupa a mí. Es obvio que hay preocupaciones grandes, como lo que está pasando con el campo en Uruguay, o con la violencia, o con la educación de los adolescentes… en fin, todo esto es verdad. Pero ¿cómo no hablar del “secuestro de Dios”, del vivir como si Él no existiera; ¿cómo dejar de lado que hay tantas y tantas personas que parecen no tener piedad ni corazón? En otras palabras: Eladia Blázquez está invitando a conversar de cosas profundas. Sigue diciendo:

Vení... charlemos, sentate un poco.
¡No ves que sos mi semejante!
A ver probemos, hermano loco
Salvar el alma cuanto antes.
Es un asombro, tener tu hombro
Y es un milagro la ternura...
¡Sentir tu mano fraternal!
Saber que siempre para vos... 
¡El bien es bien y el mal es mal!
De esto hablaba Juan Pablo II el otro día, ¿se acuerdan? De que no podemos tener miedo de llamar bien al bien y mal al mal. En síntesis: cuando nos impulsa a poner en práctica “nuevos métodos” en la evangelización, nos está animando a descubrir y redescubrir el valor de la amistad: sólo a un amigo le decimos Vení... charlemos, sentate un poco, hermano loco…



No hay comentarios: