Estamos en la víspera de la
fiesta grande de la Virgen. Dije el otro día que no por ser la santidad en
persona, la “llena de gracia” –este es su nombre propio- María Santísima vivió en un mundo aparte. Por el contrario, precisamente por su santidad plena,
ella tuvo y tiene una sensibilidad extraordinaria para todo lo que es humano:
quiero decir, para lo que alegra la vida de los hombres y mujeres, y para lo
que la entristece: todo le llega, le afecta, y, como es esencialmente Madre,
vive pensando en cómo ayudar a sus hijos.
¿Se acuerdan de su
intervención espontánea en el casamiento que tuvo lugar en Caná de Galilea,
cuando Jesús hizo su primer milagro? ¿Por qué lo hizo? Porque su madre le
expuso el problema de los novios –no era suyo el problema; dice “no tienen
vino”- , con la certeza de que de alguna manera Jesús los ayudaría.
Y, en efecto, Jesús intervino
a lo grande, a lo divino: les regaló 600 litros de un vino excelente. María no
aparece para nada; vio el problema y lo expuso a Jesús; intervino Jesús y Ella desapareció.
¿Verdad que es una demostración de elegancia humana y sobrenatural, de
humildad? Mirando a la Virgen podemos aprender todo.
En estos días estoy recibiendo
mucho videítos de tema navideño; todos, sin excepción, son muy buenos. El
nacimiento de Jesús en Belén es una fuente inagotable de inspiración. Y
anteayer me llegó uno que, de entrada, me pareció que no era para mí… Lo
comprobé enseguida por la disculpa de la remitente: PERDÓN PADRE, NO ERA PARA USTED.
Creo que fue una equivocación
afortunada, porque me enseñó algo más del “genio femenino”, del que tanto habló
san Juan Pablo II, y cómo con un detalle
se puede hacer de un almuerzo o una cena (ahora, que tanto se piensa en la cena
de Navidad) algo diferente.
Me dio la impresión de que se
trataba de un pequeño “milagro”… Pienso que tenemos necesidad de “levantar el
nivel” en la convivencia. Y esto no es cuestión de dinero, sino de amor
ingenioso, que disfruta con alegría fabricando detalles que alegran a los demás y
ayudan a nuestra educación.
Aquí está el videíto.
Estoy seguro que la Virgen Santísima, mujer, esposa y madre, lo bendice con sus
dos manos.
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