Empezamos el mes de septiembre
y estamos hablando de la necesidad de mujeres con fortaleza que tiene este
mundo nuestro. Como los ejemplos y las historias iluminan y concretan las ideas
–así actuó Jesús, que nos enseñó todo por medio de parábolas- quisiera
contarles algo acerca de una mujer, que, sin duda, es digna del mayor respeto: se
trata de la reina Sofía de España, esposa de Juan Carlos I de Borbón y madre de
Felipe VI, actual rey de España.
En 1997 cayó en mis manos una
biografía de la reina Sofía, escrita por una gran periodista, Pilar Urbano. Estuve
apenas hojeando el libro, más que nada por la calidad de su autora, pero con un
cierto escrúpulo, lo confieso, porque los asuntos de reyes, reinas, príncipes y
princesas, son propios de la revista Hola,
que no leo nunca.
El caso es que el libro LA REINA, de Pilar Urbano, me atrapó y
lo leí del principio al fin, y aprendí algunas cosas muy interesantes. Por
ejemplo, que fue muy exigente la educación escolar que recibió la reina Sofía en
el instituto exclusivo en que estudió: las internas se levantaban bien
temprano, ducha de agua fría en invierno y verano, etcétera. En fin, lo que más
me atrajo del libro fue la respuesta de la reina Sofía a esta pregunta que le
hizo la periodista: - ¿Qué cosa es ser reina? Ella contestó así:
–
“Tal como yo
entiendo el concepto de reina, puede darse, y se da, en cualquier familia donde
la mujer es la cabeza y el corazón de esa familia, y sabe que su misión más
importante es atender y cuidar de ese hogar: ella, entonces, es la reina de la
casa. Cada ser humano, cada mortal que habita este planeta nuestro, puede tener
ese mismo concepto de su vida como servicio. Es la más alta dignidad que cabe
en un hombre, en una mujer: vivir para los demás. El hombre que sirve es rey.
La más útil y la más bella y la más buena forma de reinar es servir: estar a
disposición de los demás. Yo porque soy reina, no puedo permitirme ser egoísta.
No puedo decir “de esto paso, a aquello no voy porque no me apetece…”. Yo no
estoy para hacer lo que quiero, sino lo que necesiten de mí. A mí me programan
cada día, ¡y cada hora! de mi vida, en función de los intereses del país. Yo voy
donde conviene que vaya, por el bien de los demás. Y esto es lo mismo que hace
una mujer de su casa, una mujer cabeza de familia: no piensa en ella, piensa en
los suyos. Es en este sentido en el que digo que una reina, como una madre de
familia, es cualquier cosa menos una profesional”.
Son palabras que dan para
pensar mucho, ¿no creen? A mí me impresionaron de modo particular, cuando las
leí, porque entendí que eran la concreción inesperada de unas ideas que había
leído dos años antes de que apareciera el libro. Pero de esto seguiremos
hablando mañana.
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