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miércoles, 30 de agosto de 2017

MUJERES FUERTES COMO EL TEMPORAL

Hoy en el Perú, Uruguay y Argentina, al menos, es la fiesta de Santa Rosa de Lima. Cuando se reformó hace años el calendario universal de la Iglesia, la fiesta de santa Rosa de Lima se colocó el día 23 de agosto, pero en el Río de la Plata se mantuvo su celebración como siempre, el día 30. En realidad, no se por qué estos cambios, porque la historia dice que santa Rosa de Lima murió el 24 de agosto de 1617, cuando tenía 31 años.
Hace ya unos años yo estuve en Lima y visité la casa, en la que vivió con su familia. En ella pude ver la ermita que construyó con su hermano Fernando, cuando tenía 20 años. Es una habitación mínima, de piedra y en ella vivía prácticamente todo el día. Salía de ella para ir a la iglesia de la Virgen del Rosario y para atender a los enfermos y esclavos.

Santa Rosa de Lima había nacido en Lima el 20 de abril de 1586. Es curioso; su nombre, en realidad, era Isabel, Isabel Flores de Oliva, pero una india que servía a la familia la llamaba Rosa debido a que la niña tenía una extraordinaria belleza. Solamente sus parientes se dirigían a ella con ese nombre.
Qué misterio el de la Iglesia y sus santos, qué distintos entre sí y qué iguales en su amor a Jesucristo. La vocación de santa Rosa de Lima no fue corriente. Fue una mujer que buscaba el amor de Dios apasionadamente y de un modo que no es común: en el silencio, en duras mortificaciones, en intensos ayunos.
Sus padres intentaron casarla pero ella defendió su vocación. El 10 de agosto de 1606 ingresó como Terciaria en la Orden de Santo Domingo, imitando a Santa Catalina de Siena, su maestra espiritual.
En 1615, un grupo de piratas quiso atacar la ciudad de Lima. Cuando ya estaban en el puerto del Callao, santa Rosa y otras mujeres fueron a la iglesia de la Virgen del Rosario para rezar ante el Santísimo Sacramento. Incluso la santa puso su cuerpo delante del sagrario para protegerlo.
Días después murió el capitán de los piratas y estos se alejaron de la ciudad. Todos los limeños atribuyeron este “milagro” a Rosa.
Aquí es donde se mezcla la leyenda. Dicen que ella rezó mucho y que se levantó una tormenta tal que los piratas no pudieron entrar en el puerto del Callao. De aquí lo de la tormenta de santa Rosa…
Cuando ella murió, el virrey y toda la ciudad fueron a despedirla, tal era la fama de santidad que tenía. Termino con algo que dijo Juan Pablo II en Lima en 1992, hablando sobre santa Rosa. Dijo que su vida sencilla y austera era un “testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y sigue teniendo en el anuncio del Evangelio”.
Estas palabras nos pueden servir como introducción de un tema importante. Veníamos hablando de la importancia de la fortaleza; pienso que todos tenemos especial necesidad de ella, pero sobre todo hacen falta en el mundo mujeres fuertes, fuertes como el temporal.  Las necesitamos para mejorarnos a todos. Seguiremos.







2 comentarios:

Homo homini lupus dijo...

Estimado Monseñor:

Estoy disfrutando mucho de esta serie de entradas que abordan la virtud de la Fortaleza.

Tengo 4 hijos y me desvela el poder educarlos en la virtud de la fortaleza (quizás por mi flaqueza en la misma es que veo su importancia), y también en su pariente cercano: el esfuerzo. En esto segundo, tengo la "dificultad" adicional de que son chicos muy inteligentes, entonces todo lo academico les sale sin esfuerzo.

Lo bueno es saber que no estoy solo en la tarea y que el Espítitu me precede; espero no "macanearla".

Por cierto, en esta última entrada sobre Santa Rosa de Lima, no incluyó la etiqueta "Fortaleza". No se si adrede o por olvido. Por las dudas aviso.

Saludos.-

JAIME FUENTES dijo...

Muchas gracias. Está en Internet el libro de David Isaacs LA EDUCACIÓN DE LAS VIRTUDES HUMANAS Y SU EVALUACIÓN. Se puede bajar gratis. Tiene muy buenas ideas sobre el tema.
Gracias por la advertencia de Santa Rosa, lo corregiré.
Bendiciones.