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miércoles, 16 de agosto de 2017

EL METROPOLITA

No sé si ustedes saben qué quiere decir en el Derecho de la Iglesia el Metropolitano. Les cuento: el metropolitano es el obispo de la sede que preside una provincia eclesiástica. Y desde el siglo IX, al título de metropolitano se le ha unido el título honorífico de arzobispo.

En el caso de nuestro país, la sede que preside la Iglesia en el Uruguay es Montevideo y su arzobispo es el Cardenal Daniel Sturla. ¿Quiénes son los Cardenales? En el Derecho de la Iglesia, o Derecho Canónico, se explica que los Cardenales son los que ayudan al Papa en el gobierno de la Iglesia universal y a quienes compete elegir a un nuevo Papa.

Estas explicaciones vienen a cuento, porque ayer, en la Catedral de Minas, pudimos celebrar la Santa Misa en honor de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al cielo, con el Cardenal Sturla. Por lo que acabo de señalar acerca del Metropolita, la fiesta de ayer tuvo un realce particular. Él ya había venido más de una vez a visitar nuestra Catedral, pero no a celebrar la Santa Misa. Fue una alegría grande para todas las personas que la llenaron y que escucharon con mucha atención lo que nos dijo.



En pocas palabras: que es necesario que anunciemos más a Jesucristo, Nuestro Señor; que no esperemos que vengan a la iglesia, por la sencilla razón de que no van a venir, sino que es necesario salir a buscarlos y hablarles de tú a tú de la alegría que sólo Jesús puede dar.

Destacó dos problemas grandes que tenemos: la bajísima natalidad y la muy alta cantidad de suicidios, en especial de gente joven, que se dan en nuestro país. ¿No habla esto de la ausencia de sentido de la vida que padecen tantas personas? Tenemos que reaccionar.

¿De qué manera? Confiando cada día más en el poder de la oración, como principio esencial de nuestro apostolado. En concreto, nos habló del amor a la Santísima Virgen, que siempre nos lleva a Jesús, y, de entre las muchas oraciones con las que a Ella nos dirigimos, subrayó en la Salve tres adjetivos que le llegan muy hondo, tanto que animó a todos a repetirlos en voz alta: resonaron entonces en la Catedral estas tres invocaciones: VIDA, DULZURA, ESPERANZA NUESTRA, que comentó con especial fervor.

En el marco del Año Mariano que celebra nuestra Diócesis (el  Cardenal animó a todos a ganar en la Catedral la indulgencia plenaria) la de ayer fue una preciosa fiesta. La Virgen Santísima estará contenta. El Cardenal Sturla es joven, tiene 58 años, y es un gran trabajador. El lema de su escudo episcopal está tomado del Salmo número 100: SERVIR AL SEÑOR CON ALEGRÍA. Esto fue lo que hizo ayer en Minas.


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