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lunes, 14 de agosto de 2017

EL CABALLERO DE LA INMACULADA

Estoy seguro de que todos sentimos una gran alegría en la víspera de la gran fiesta de mañana, la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo.

Benedicto XVI nos recordaba que un alimento esencial de la esperanza es el ejemplo de los santos. Hoy, 14 de agosto, celebramos en la Iglesia a uno de ellos, canonizado por el Papa san Juan Pablo II en 1982: san Maximiliano María Kolbe, “el Caballero de la Inmaculada”, que murió precisamente en este día, en 1941,  en el campo de concentración de Auschwitz, cuando tenía solamente 47 años. Su muerte fue la coronación de una entrega completa a Dios y al amor por la Santísima Virgen.



El P. Kolbe fue polaco, capuchino conventual, doctor en Filosofía y en Teología. Y fue, sobre todo, un gran amante de la Inmaculada Concepción. A ella se consagró y se dedicó a difundir en su patria y fuera de ella la devoción a su Inmaculado Corazón, sobre todo mediante la Milicia de la Inmaculada, que él fundó.

A su vez, por ella emprendió obras humanamente imposibles. La más conocida fue la Ciudad de la Inmaculada, un enorme convento, en el que llegaron a vivir más de 900 frailes, dedicados a redactar, imprimir y distribuir por toda Polonia la revista EL CABALLERO DE LA INMACULADA.

Kolbe siempre había deseado ir a un país de misión. Con el permiso de sus Superiores se trasladó a Japón con otros cuatro religiosos, y aquí se dedicó también a difundir la revista en japonés… Era como un milagro.

Tenía mala salud. Debió volver a Polonia y fue el rector de la Ciudad de la Inmaculada. Cuando estalla la segunda guerra mundial y los nazis invaden Polonia, la destruyen por completo. El P. Kolbe fue encarcelado y posteriormente enviado al campo de concentración de Auschwitz. Dio a todos un ejemplo extraordinario de entrega, de olvido de sí mismo…hasta que llegó la prueba final.

Un preso de su unidad se había evadido. El comandante del campo decide tomar represalias y condena a 10 presos al búnker de la muerte, donde morirán de hambre. Uno de los elegidos es padre de familia, llora por ellos… Entonces el P. Kolbe se ofrece a ocupar su lugar… Será el último en morir con una inyección, después de dos semanas de agónica oración.

"Efectivamente, como a través de María tuvo inicio la salvación, así también a través de Ella la salvación llegará a su consumación... Reflexionemos bien sobre todas estas cosas" 

"Ella es sólo Madre de Misericordia, por ende, se apresura a acudir, aunque no sea de ninguna manera invocada, allí donde se manifiesta de manera más grave la miseria de las almas" (San Maximiliano Ma. Kolbe)

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