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sábado, 19 de agosto de 2017

APRENDER DE LOS NIÑOS

Hoy es aniversario de la cuarta aparición de la Virgen en Fátima, hace cien años. No pudo ser el día 13, porque la autoridad de aquel tiempo había detenido a los niños, Lucía, Jacinta y Francisco -¡qué increíble atropello!- y los habían amenazado de muerte para que negaran la verdad de las apariciones de la Virgen. Por eso, en lugar del día 13, la Virgen fue a visitarlos el 19 de agosto.

Pensaba esta mañana en esto, cuando consulté el evangelio de hoy y me encontré con el siguiente texto: “Le fueron presentados a Jesús unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos los reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan; porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos- Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí (Mt 19, 13-15)
¿Por qué los apóstoles reprendieron a los niños, que seguramente habían sido llevados por sus madres hasta Jesús? Hay interpretaciones más complejas; a mi modo de ver fue por simple falta de paciencia.

Pero así como ellos reprendieron a los niños, así Jesús los reprende a ellos y nos dice a todos que tenemos que aprender de los niños. ¿Aprender qué? Copio de un autor: en la vida cristiana, la madurez se da precisamente cuando nos hacemos niños delante de Dios, hijos suyos que confían y se abandonan en Él como un niño pequeño en brazos de su padre. Entonces vemos los acontecimientos del mundo como son, en su verdadero valor, y no tenemos otra preocupación que agradar a nuestro Padre y Señor.
Hacerse como niños, la vida de infancia, es un camino espiritual que exige la virtud sobrenatural de la fortaleza para vencer la tendencia al orgullo y a la autosuficiencia. La piedad filial, en cambio, fortalece la esperanza, la certeza de llegar a la meta, y da la paz y la alegría en esta vida (Fernández Carvajal).

¿Por qué para ser niños delante de Dios es necesario cultivar la fortaleza? Lo iremos viendo. Hoy sólo digo que ella es una de las cuatro virtudes cardinales, junto con la prudencia, la justicia y la templanza. Cardinal viene del latín cardo-cardinis, que significa bisagra, gozne, el punto alrededor del cual gira algo. Y  así como hay cuatro puntos cardinales para orientarse en el espacio, hay cuatro virtudes esenciales para vivir una vida buena.


Los niños… Aprender de ellos. Los niños insisten en pedir y pedir hasta que consiguen de sus madres lo que quieren… Son todo un ejemplo: como una niña que durante un viaje a Paysandú, me acuerdo muy bien, sólo quería jugar con su madre…




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