Hoy es aniversario de la
cuarta aparición de la Virgen en Fátima, hace cien años. No pudo ser el día 13,
porque la autoridad de aquel tiempo había detenido a los niños, Lucía, Jacinta
y Francisco -¡qué increíble atropello!- y los habían amenazado de muerte para
que negaran la verdad de las apariciones de la Virgen. Por eso, en lugar del día
13, la Virgen fue a visitarlos el 19 de agosto.
Pensaba esta mañana en esto, cuando consulté el
evangelio de hoy y me encontré con el siguiente texto: “Le fueron presentados a Jesús
unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos
los reprendieron. Pero Jesús
dijo: Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan; porque el Reino de
los Cielos pertenece a los que son como ellos- Y después de haberles impuesto
las manos, se fue de allí (Mt 19, 13-15)
¿Por qué los apóstoles
reprendieron a los niños, que seguramente habían sido llevados por sus madres
hasta Jesús? Hay interpretaciones más complejas; a mi modo de ver fue por
simple falta de paciencia.
Pero así como ellos
reprendieron a los niños, así Jesús los reprende a ellos y nos dice a todos que
tenemos que aprender de los niños. ¿Aprender qué? Copio de un autor: en la vida cristiana, la
madurez se da precisamente cuando nos hacemos niños delante de Dios, hijos
suyos que confían y se abandonan en Él como un niño pequeño en brazos de su
padre. Entonces vemos los acontecimientos del mundo como son, en su verdadero
valor, y no tenemos otra preocupación que agradar a nuestro Padre y Señor.
Hacerse
como niños, la vida de infancia, es un camino espiritual que exige la virtud sobrenatural de la fortaleza para vencer la
tendencia al orgullo y a la autosuficiencia. La piedad filial, en cambio,
fortalece la esperanza, la certeza de llegar a la meta, y da la paz y la alegría
en esta vida (Fernández
Carvajal).
¿Por qué para ser niños delante de Dios es
necesario cultivar la fortaleza? Lo iremos viendo. Hoy sólo digo que ella es
una de las cuatro virtudes cardinales, junto con la prudencia, la justicia y la
templanza. Cardinal viene del latín cardo-cardinis,
que significa bisagra, gozne, el punto alrededor del cual gira algo. Y así como hay cuatro puntos cardinales para
orientarse en el espacio, hay cuatro virtudes esenciales para vivir una vida
buena.
Los niños… Aprender de ellos. Los niños
insisten en pedir y pedir hasta que consiguen de sus madres lo que quieren… Son
todo un ejemplo: como una niña que durante un viaje a Paysandú, me acuerdo muy
bien, sólo quería jugar con su madre…
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