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miércoles, 12 de julio de 2017

MIEDO A DECIR QUE SÍ

Rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies… Rueguen que Dios nuestro Señor nos mande, especialmente, vocaciones de sacerdotes, que las necesita nuestro país como la tierra necesita el agua. ¿Ya se han propuesto algo?: tres Avemarías, un misterio del Rosario; hoy es Miércoles, día dedicado a San José, Patrono de toda la Iglesia… Tenemos muchos intercesores en el Cielo que nos ayudan, si les pedimos ayuda. Pidan y se les dará, llamen y se les abrirá…

Es un misterio la vocación, decíamos ayer. No hay explicación para esa elección divina. Miro a mi alrededor y veo a la Hermana Ana Laura, una de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María que trabajan en Minas: ella encontró la llamada de Dios a seguirlo mientras estudiaba Escribanía en la UDELAR; me acuerdo de Vicky, hoy Superiora de un convento de las Carmelitas: también encontró su vocación mientras estudiaba Notariado en la UDELAR; el Padre Pablo Graña, Vicario de la Diócesis de Minas: la descubrió igual, mientras estudiaba Abogacía en la misma Universidad… (Ayer estábamos pensando que podría ser interesante hacer una reunión de antiguos alumnos de nuestra Universidad estatal, que hoy son sacerdotes y religiosos o religiosas… Hay muchos más. En el marco de nuestra laicidad sería un signo de no sé bien qué… pero interesante).

En todo caso, es evidente que la vocación la da Dios. Es Él quien mete la divina inquietud de dejarlo todo y seguirlo en exclusiva. Y la experiencia me dice que, hoy por hoy, a no pocos jóvenes les da miedo el compromiso para siempre: les da miedo casarse para siempre, entregarse para siempre por amor a Dios…



Creo que estamos pasando por una crisis de fe, de confiar en Dios, también por supuesto en el compromiso matrimonial. Claro, como alrededor cunden los matrimonios divorciados, el miedo está justificado aparentemente: ¿por qué a mí no me va a pasar lo mismo? Entonces se experimenta: no nos casamos, esperamos a ver si la cosa funciona, nos vamos a vivir juntos…

La experiencia y la estadística muestran que hay bastantes más posibilidades de divorcio entre aquellos que han convivido, que los que no lo hicieron.  De esto habremos de seguir hablando.

En el caso de las vocaciones sacerdotales o a la vida religiosa, es lo mismo,  si se mira sólo con ojos humanos (¿seré capaz?, ¿y si después me arrepiento?) y olvidando que DIOS ES SIEMPRE FIEL. Él no se equivoca nunca en sus elecciones.

Chesterton dio en el clavo en este poema:

Las estrellas, ¡millones de ellas!, brillan
y nadie más que Dios sabe su número.
Pero una sola, ¡ella!, fue escogida
aun antes de nacer para mi solo.
¿Cómo puede encontrar alguien su amor

y no volverse loco?

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