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martes, 11 de julio de 2017

LOS CAMINOS DISTINTOS DE DIOS

Hoy es 11 de Julio y en la Iglesia celebramos a un santo que ha hecho Historia: se trata de San Benito (por cierto, el Papa Benedicto XVI hoy celebra su santo patrono, rezamos por él).

San Benito vive a fines del siglo V y comienzos del VI. San Benito fue elegido por Dios para empezar en Occidente la vida monacal, la vida de los monjes. Estudia en Roma filosofía y letras, en un ambiente relajado, dominado por el paganismo y las malas costumbres. Siente la necesidad de apartarse de esa atmósfera, siente la necesidad de estar solo para dedicarse por entero a la oración. Por eso se retira primero a una cueva, fuera de Roma; después a la región de Subiaco, a 70 km de Roma. Más tarde, cuando es ya un hombre conocido por su santidad de vida, después de no pocas dificultades se establece con los monjes que lo siguieron, en Monte Casino, 130 km al sur de Roma. Aquí es donde San Benito escribe su famosa Regla, el documento que regula la vida de los monjes y que servirá de modelo para la vida monacal hasta nuestros días. La Abadía de Monte Casino será una fuente de cultura para toda Europa, por la labor que desarrollaron desde ahí los monjes benedictinos.

Se podría hablar horas de este tema… También de su hermana, Santa Escolástica. (Por cierto, en el monasterio de las Hermanas Benedictinas de El Pinar falleció el viernes pasado Sor María Inés, una religiosa muy anciana y muy santa).

¡Qué misterio el de la vocación! ¿Por qué Dios elige a unos hombres y mujeres y los reserva para sí?... Para realizar, por medio de distintos caminos, lo que dice el evangelio de la Misa de hoy: Jesús recorría todas las ciudades y aldeas enseñando…Al ver a las multitudes se llenó de compasión por ellas, porque estaban maltratadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor. Entonces les dijo a sus discípulos: la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rueguen, por tanto, al Señor de la mies que envíe obreros para su mies (Mt 9, 32.38).



Rueguen, pidan a Dios, que es el dueño de los corazones, que prenda en muchos la inquietud santa de ayudar a Jesucristo y seguir enseñando el Evangelio. En el sacerdocio, en la vida religiosa, en el lugar que cada uno ocupa en el mundo. Un poema de León Felipe expresa el misterio de la vocación de una forma exacta:

Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios.

Que cada caminante encuentre su camino, le pido hoy a San Benito.  



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