Leí el artículo del Dr. Julio María Sanguinetti, en el que trata
de justificar el NO de la Junta Departamental a la instalación de la imagen de
la Virgen María en la Rambla. Y me parece que al ex-presidente se le fue la
moto. Quiero comentar algunas, nomás, de sus tajantes afirmaciones.
1) Escribió que,
de instalarse una imagen de la Virgen en la rambla, esta se convertiría en una “iglesia
a cielo abierto”. La expresión tiene pegada, claro, pero nada tiene que ver
con la realidad. En las iglesias católicas, el acto religioso primordial es la
Misa diaria. También se administra en ellas el Bautismo, la Confirmación y la
Penitencia o Reconciliación, así como el sacramento del Matrimonio. Además, hay
personas que van a las iglesias a rezar. ¿Alguien puede imaginar esta “iglesia
a cielo abierto” en la rambla? Fantasía pura.
2)
Afirma también que la presencia de la imagen
transformaría “un espacio público muy notorio en lugar permanente de culto”. El Dr. Sanguinetti
ha viajado por el mundo y ha podido admirar imágenes de la Virgen en plazas,
avenidas, calles y rincones de Italia, España, Francia, Rusia… del mundo
entero. ¿Todos esos sitios serían entonces “lugares permanentes de culto”?
La RAE define el culto como el “homenaje externo de
respeto y amor que el cristiano tributa a Dios, a la Virgen, a los ángeles, a
los santos y a los beatos”. ¿Se altera el orden público o se atenta contra la
higiene, si uno pasa delante de una imagen de la Virgen colocada en un lugar
público y reza un Avemaría o dice una jaculatoria? Así como alude al Cardenal
Sturla afirmando que “son muy
respetables (y hasta plausibles para quien no es creyente)” (paréntesis
gazmoño del original) los esfuerzos que realiza por la Iglesia, ¿no ve el Dr.
Sanguinetti que en una sociedad cada vez más violenta, una imagen de la Madre
del Cielo –en la que creemos centenares de miles de uruguayos- sería un
despertador de sentimientos más fraternos? No, no lo ve.
3)
Escribió
también que “la instalación permanente de una imagen sería, sin duda, “discriminatoria” para el
resto de los ciudadanos que no profesan su fe”. Aquí, definitivamente, al
ex presidente la moto se le fue a la cuneta. En todo caso, si se colocara la
imagen, podría erigirse sin problemas un monumento a la increencia, ¿por qué no?, que alivie la
discriminación de quienes la padecen.
Llevaría mucho espacio analizar los dogmas de la
filosofía laicista por la que el Dr. Sanguinetti dice NO, NO y NO a la imagen de la Virgen en la
rambla. Pero viene a la mente el personaje de Shakespeare que replicaba: “No
tiene razón, grita demasiado”. Pienso,
con todo respeto, que a estas alturas del siglo XXI y percibiendo la nueva
sensibilidad, sobre todo, de la gente joven, que para sacar la moto laicista de
la cuneta convendría revisar las propuestas, los valores y las manifestaciones de esa filosofía. De lo contrario, da la impresión que sus defensores estarán asumiendo nada más
que otra forma de “disciplina partidaria”.
Termino con este relato. Al día siguiente de la
votación en la Junta Departamental, recibí en Minas una llamada desde Melo, de
un señor desconocido. Se identificó como uno de los “jefes” de la religión
afro-umbanda en nuestro país, no recuerdo ahora su nombre. Me dijo que me llamaba
solamente para expresarme su completo desacuerdo con la decisión de la Junta: “porque
si a los de nuestra religión nos dejaron tener la imagen de Yemanjá en la
rambla, ¿por qué no los dejan a ustedes? ¿Estamos en un país libre o no
estamos? ¡Me parece muy mal lo que les hicieron!”. Amén.
6 comentarios:
Excelente post, monseñor!!!
Opino lo mismo excelente Monseñor¡¡!
Monseñor, usted debería respetar a quienes somos ateos. Y no jugar con la ironía de que los ateos padecemos de "increencia" (sic). Imagine que yo dijera que Usted padece de creencia.
Respeto y otorgo el derecho como ciudadano de Montevideo, a que la Virgen tenga su estatua en la Aduana de Oribe. Por muchas razones. Pero entre estas razones ninguna tiene que ver con la fe sino con la Libertad y la Razón.
Le deseo suerte en su gestión.
Juan Irigoyen
Soy uruguayo, de Minas y simepre añoro esa tierra
. Hace casi 40 años me fui a especializarme y trabajar en mi profesión afuera del país y no volví más que para saludar a mis familiares.
Soy católico, por convicción y he aprendido fuera de Uruguay que laicismo es una cosa cosa pero el fanatismo laicista, casi una religión, que ahí nos impusieron a comienzos del siglo 21 es algo que ha creado como una consciencia de libertad coartada y reacción violenta a quienes no solamente no creen sino que temen al que cree y no le permite expresarse.
En un país en donde reina la libertad de culto y el estado es laico, Basta con eso y no prohibir una imagen como la de la Virgen que a nadie agrede, salvo al que confunde no creer con odio al creer.
La intolerancia de Sanguinetti, quizás fruto de saberse anciano y uno de los pocos herederos vivos de ese laicismo casi fetiche, resulta violenta hoy en el concepto de laicidad está en revisión en todo el mundo.
En todo caso, lamentoe que varias generaciones en Nuestro país hayan estado enseñadas bajo este dogma con olor a totalitario. Saludos.
Me parece bastante claro que se refiere a padecer la discriminación, no la increencia
Juan felicitaciones por tan clara y respetuosa respuesta, al fin uno al que no se le va la moto en este largo debate!
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