Entre las alegrías con
las que el Señor nos ha bendecido en este año, una muy grande es que en Febrero
llegarán a trabajar en la Diócesis tres religiosas. Hace pocos días, una de ellas
me pidió que ofreciera una Indulgencia por el alma de un chico que acababa de
fallecer de forma inesperada. Y agregaba en su mail: ¡Qué bendición saber que
en el Año Mariano está abierta una fuente de Misericordia en la Diócesis de
Minas!
Esa misma tarde fui a la Catedral y, delante
de la imagen de María Inmaculada, que la preside, cumplí las condiciones para
ganar la Indulgencia: recé por el alma del joven y por las intenciones del
Papa; por la fidelidad de todos a su vocación cristiana; por las vocaciones
sacerdotales y religiosas y por las familias. Concluí el rato de oración con el
Padrenuestro y el Credo, e invocando a la Virgen con la jaculatoria que rodea
su imagen: Ave María Purísima, sin pecado
concebida. Ya me había confesado y todos
los días recibo a Jesús en la Eucaristía (la Confesión y la Comunión en el
término de unos quince días, son también condición para la Indulgencia).
Bartolomé E. Murillo, Adoración de los Magos. Toledo Museum of Arts. Reproducción en la Catedral de Minas.
En estos días de Navidad, con
el Año Mariano recién inaugurado, es luminoso el pedido que hizo la Hermana.
Como canta un villancico argentino: “Se ha
dormido el Niño, el Niñito Jesús, como si supiera que va a morir en la Cruz”…
Es verdad: Jesús es la Misericordia de Dios hecha Niño. Quiero invitar a todos a
acercarse a la Fuente que él abrió con la llave de la Cruz y ganar la
Indulgencia, para aplicarla a uno mismo o a los difuntos. Sin duda, será el mejor regalo
de Navidad… y durante todo el año. La
paz y la alegría en el alma son el primer paso, imprescindible, para llevar a
cabo una intensa y extensa labor apostólica.
Les deseo una muy Feliz Navidad y, durante el
Año Mariano, que la Madre de
Misericordia bendiga en especial a todas las familias de la Diócesis.
+ Jaime
Navidad de 2016
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