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miércoles, 7 de septiembre de 2016

AMARÁS AL PRÓJIMO MÁS QUE A TI MISMO

Mi amigo Rufo, que es el apodo del Licenciado  Rafael Winter, bien conocido en la comunidad judía, me envía este artículo que escribió sobre Madre Teresa de Calcuta, Santa desde el domingo pasado. Lo reproduzco con mucho gusto, es muy bueno. 

El domingo pasado tuvo lugar en la plaza de San Pedro, Roma, un acontecimiento relevante y no solamente para la cristiandad.
En un proceso que ya había comenzado bajo Juan Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta fue finalmente canonizada por el Papa Francisco, en una ceremonia que contó con presencia multitudinaria de fieles y otros participantes.

Ella había fallecido 19 años atrás.
No hace falta ser católico para reconocer y valorar la enorme tarea que la Madre Teresa de Calcuta realizó en favor de los pobres de Calcuta, en realidad en favor de los más pobres entre los pobres.
Es por dicha tarea que en el año 1979 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.
Esta mujer extraordinaria, pequeña de estatura, grande de espíritu y alma, es un ejemplo para toda la humanidad.
Como toda personalidad reconocida, también la Madre Teresa, seguramente, ha sido y será objeto de cuestionamientos por sus posturas en determinados temas y por ciertos aspectos de su tarea. No hay ser humano sobre la tierra, por mejor que haya sido, que no haya recibido en algún momento algún tipo de crítica y cuestionamiento.
Consideramos que lo fundamental del ser humano está por sobre todo en sus hechos, en sus acciones. Y las acciones que durante varias décadas realizó la Madre Teresa permanecerán en la mejor historia.
Predicó con el ejemplo.
Los valores bíblicos de ayuda al necesitado, solidaridad, tender la mano al menesteroso ¡vaya si los llevó a la práctica!
El respeto por su personalidad va más allá de la religión que uno profesa.
La Madre Teresa, católica, es de alguna manera, patrimonio de toda la humanidad.
Los antiguos sabios judíos expresaban que “los justos de entre las naciones tienen su parte en el mundo por venir”
La parte que le corresponde a la Madre Teresa es muy grande.
Porque la vida que llevó fue una vida de santidad.
Su legado sigue vivo.
Es conocido el mandamiento bíblico-Levítico 19:18- de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Un precepto moral elevado, notable, ejemplar, de enorme valor. Quien a lo largo de su vida es capaz de cumplir con este precepto, es merecedor del mayor reconocimiento.
La Madre Teresa fue un paso más allá: demostró ser capaz de amar al prójimo más que a sí mismo.