Mi amigo Rufo, que es el apodo del Licenciado Rafael Winter, bien conocido en la comunidad judía, me envía este artículo que escribió sobre Madre Teresa de Calcuta, Santa desde el domingo pasado. Lo reproduzco con mucho gusto, es muy bueno.
El domingo pasado tuvo lugar en la plaza de San Pedro, Roma, un
acontecimiento relevante y no solamente para la cristiandad.
En un proceso que ya había comenzado bajo Juan Pablo II, la Madre Teresa de
Calcuta fue finalmente canonizada por el Papa Francisco, en una ceremonia que
contó con presencia multitudinaria de fieles y otros participantes.
Ella había fallecido 19 años atrás.
No hace falta ser católico para reconocer y valorar la enorme
tarea que la Madre Teresa de Calcuta realizó en favor de los pobres de Calcuta,
en realidad en favor de los más pobres entre los pobres.
Es por dicha tarea que en el año 1979 fue galardonada con el
Premio Nobel de la Paz.
Esta mujer extraordinaria, pequeña de estatura, grande de
espíritu y alma, es un ejemplo para toda la humanidad.
Como toda personalidad reconocida, también la Madre Teresa,
seguramente, ha sido y será objeto de cuestionamientos por sus posturas en
determinados temas y por ciertos aspectos de su tarea. No hay ser humano sobre
la tierra, por mejor que haya sido, que no haya recibido en algún momento algún
tipo de crítica y cuestionamiento.
Consideramos que lo fundamental del ser humano está por sobre
todo en sus hechos, en sus acciones. Y las acciones que durante varias décadas
realizó la Madre Teresa permanecerán en la mejor historia.
Predicó con el ejemplo.
Los valores bíblicos de ayuda al necesitado, solidaridad, tender
la mano al menesteroso ¡vaya si los llevó a la práctica!
El respeto por su personalidad va más allá de la religión que
uno profesa.
La Madre Teresa,
católica, es de alguna manera, patrimonio de toda la humanidad.
Los antiguos sabios judíos expresaban que “los justos de entre
las naciones tienen su parte en el mundo por venir”
La parte que le corresponde a la Madre Teresa es muy grande.
Porque la vida que llevó fue una vida de santidad.
Su legado sigue vivo.
Es conocido el mandamiento bíblico-Levítico 19:18- de “Amarás a
tu prójimo como a ti mismo”. Un precepto moral elevado, notable, ejemplar, de
enorme valor. Quien a lo largo de su vida es capaz de cumplir con este
precepto, es merecedor del mayor reconocimiento.
La Madre Teresa fue un paso más allá: demostró ser
capaz de amar al prójimo más que a sí mismo.