Hoy no fui a la Congregación General del Sínodo, de manera que no tengo nada en particular para contar. El motivo de mi ausencia ha sido tan vulgar como la suma de calor y humedad: se cierran los bronquios y te dejan fuera de juego. Mañana será distinto, si Dios quiere.
He leído varios informes, sobre las relaciones presentadas a los Padres sinodales por la mañana y por la tarde, y coincido, en general, con lo que dicen: en el Círculo menor italiano en el que estoy se han hecho observaciones parecidas.
Si se trata de subrayar algún aspecto, encuentro que el más importante es el del carácter "europeo" de no pocos enfoques del Instrumentum laboris. Expliqué en mi Círculo que la realidad de Latinoamérica, por ejemplo, es bastante más matizada que la que presentan algunos de esos moldes.
Otro tema no menor es el de las traducciones. Ahora, cuando estoy trabajando con el original italiano, veo que hay modos de decir mal traducidos al español. Del mismo tema se han quejado los miembros de otros Círculos.
Sobre la teoría de género se habló en todos ellos. No me extrañaría (es mera opinión personal) que llegue algún documento profundo y claro sobre esto, advirtiendo sobre sus errores y sus manifestaciones.
Ayer, a las 7.30 de la tarde, me encantó la participación en la "Misa de los uruguayos". Desde hace años, por iniciativa del Obispo de Canelones, Alberto Sanguinetti, en la basílica de los Doce Apóstoles se encuentra entronizada una imagen de la Virgen de los Treinta y Tres, Patrona de nuestro país. El día 8 de cada mes -el 8 de noviembre es su fiesta grande- se reúnen los uruguayos que están en Roma y para la Santa Misa.
La de ayer fue presidida por el Cardenal Sturla y a mí me tocó la predicación. Asistieron el nuevo embajador ante la Santa Sede, Francisco Ottonelli; los sacerdotes Gonzalo, Arturo, Nacho y Mons. Laterza; el matrimonio Carriquiry; la señora A. Hartmann; Susana González, de la Institución Teresiana; una religiosa de Durazno; otra señora que me preguntó si yo era "algo" de Marga y Betty (lo que puede el éxito); Conce y su novio; Julián Barquín; otra señora cuyo nombre no recuerdo...
Me gustó especialmente que nuestro embajador, en la Oración de los fieles, pidiera -poder de la oración- por todas las parejas de novios de nuestro país, para que puedan formar el matrimonio que desean. Me gustó: ¡vivan los novios!
1 comentario:
Buenísmo este post, Mons. Fuentes, me uno a su ¡vivan los novios! y le deseo una pronta recuperación. Ya sabe que en Uruguay, estos meses últimos del año, son propicios para que muchos novios se casen: primavera y verano facilitan las licencias para la luna de miel, las flores están más baratas, etc. En estos meses casi todos los fines de semana asisto a la ceremonia religiosa de parejas de novios muy conscientes del paso que dan. Van bien pertrechados para el safari que inician: no le tienen miedo a los leones, tigres o mosquitos que encontrarán. Digo pues de nuevo ¡vivan los novios que van bien preparados al Matrimonio!
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