Tarde gris la de este
domingo romano, que no invita a salir de
casa. Ayer, en cambio, disfrutamos de un atardecer sereno y limpio, inolvidable
de puro luminoso.
Lo disfruté caminando por
unas calles desconocidas del barrio en el que vivo estos días, mientras buscaba
una farmacia abierta. Le pregunté a una señora de cierta edad dónde podría
encontrarla y coincidió con que ella también estaba buscando una. Fuimos
juntos.
Mi acompañante estaba bastante
afónica… - Esto del cambio de estación, ¿sabe?... Por la tarde llega a París
una de mis hijas… ¡Desde Shanghai, imagínese, doce horas de vuelo! Y desde
París viene a Roma; la están esperando sus hijos, 10 y 11 años, mis nietos.
Ellos me han dicho: - Abuela, ¡no puedes ir a recibir a mamá con esa voz! Vamos
a ver si en la farmacia encuentro algo que me alivie un poco. Pero, espere un
momento…: ¡fíjese (se detiene y admira el entorno) qué maravilla, qué luz,
cuánta belleza! Ah, Dio mio!...
Uruguay... Yo conocí un matrimonio uruguayo, hace muchos años…, nos
hicimos muy buenos amigos…
Llegamos a la farmacia.
Llevaba conmigo la receta del médico que había ido a verme a mi casa (si sacas
un seguro médico para el viaje y lo puedes utilizar…). Tal y como me lo habían
comunicado por teléfono (“dentro de una hora y media el médico estará en su
dirección”), el doctor Andrea M. llegó puntualmente, escuchó mis cuitas, me
auscultó, comprobó que el bronco espasmo “ancora é lí” y recetó.
El doctor Andrea es joven y se
ha casado hace tres años. Envuelta en una media sonrisa, su actitud profesional
da seguridad. Él y su mujer quieren tener hijos, pero aún no llegan: - ¡Para
nosotros la familia es lo más importante!, me dice en tono casi solemne y lleno
de verdad. - ¿Usted es obispo y participa en el Sínodo?
¡Ah, no envidio su trabajo! Y además, ¡todo en latín! (No, eso ya no, gracias a
Dios).
Terminó la entrevista. No
conocía la iglesia de Santa María de la Paz, donde están los cuerpos de san
Josemaría Escrivá y del beato Álvaro, su sucesor. Fuimos. Rezamos un rato: -
Les he dejado “un buon pacco” de intenciones, me dice el doctor Andrea al
salir.
Nos despedimos. Esta mañana,
cuando abrí el e mail, encontré éste: Buongiorno
Eccellenza, Come sta? Spero che si senta meglio. Le invio i miei recapiti per qualsiasi sua necesità (…). Le auguro una serena Domenica.
Naturalmente
que me siento mucho mejor: la abuela, los nietos, el doctor, la oración: un
sabor de familia, en suma, que es una delicia.
2 comentarios:
Gracias !!! Otra cara del Sinodo!!
Queridísimo don Jaime: Desde Bella Vista, Argentina, seguimos rezando mucho por el éxito de Sínodo , para que mammon no lo llene con su humo. Rezamos también muy especialmente en nuestra hora de adoración al Santísimo, por su persona, sus intenciones, y por el santo Padre, para que el Espíritu Santo haga defender sobre él, sus sagrados dones, iluminando sus desiciones.
Le mandamos un cariño grande, y esperamos verlo a su regreso.
Mercedes y Nicanor.
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