¡El sepulcro está vacío,
Jesucristo resucitó! Es la noticia más grande de la historia y, hoy como
entonces, nos llena de paz y de esperanza.
La primera visita de Jesús resucitado fue, con seguridad, a
su Madre. Y, como sabemos, a los hombres y mujeres que formaban su familia
andariega.
Jesucristo, hijo de
Dios e hijo de María, quiso vivir entre nosotros formando parte de una familia
y haciendo familia en su entorno. ¿Cómo
no cuidar como el mayor tesoro la vida de familia, tratando de cultivar las
virtudes del hogar de Nazaret: trabajo,
servicio, buen humor, confianza en Dios?...
Que Jesús
Resucitado, Santa María y San José nos obtengan la gracia de ver con ojos
nuevos la belleza de la familia y sepamos, serenamente, dar la vida por ella.
¡Felices Pascuas
para todos!
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