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viernes, 27 de febrero de 2015

UN TRASPLANTE

        A nadie le entusiasma que lo operen del corazón, ¡Dios nos libre! No hace falta explicarlo, es indudable.
         Durante la Cuaresma, sin embargo, le decimos a Dios cantidad de veces, que sí, que queremos someternos a una operación “a corazón abierto”, a un auténtico trasplante: “¡Oh Dios, crea en mí un corazón puro! Renuévame por dentro con espíritu firme”.
         Es un ruego de primera importancia, puesto que Jesús alaba a los “limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. Lo que importa, entonces, es que hagamos propia la petición renovándola con la mayor frecuencia, como nos lo propone la liturgia de la Iglesia.
         ¿Qué es un corazón puro? No sé si han visto la película Tierra de María. En ella aparecen los testimonios de personas tan distintas como un antiguo médico abortista, una bailarina de Las Vegas, una modelo colombiana y otras más, que en un momento de sus vidas tuvieron un “encuentro” con la Virgen y cambiaron su existencia. El común denominador de todas ellas, cuando hablan de lo que les sucedió, es la insistencia en una misma idea: es necesario orar, hablar con Dios, con la ayuda de María, desde el fondo del propio corazón.


         Un corazón puro no es el que está “incontaminado”. Más bien, es el del hombre o la mujer que han sido capaces de bajar a la profundidad más honda de su existencia y, sin miedo, han reconocido la propia culpa y la necesidad de ser sanados por Dios: “¡Crea en mí un corazón puro!”, porque que yo solo no puedo hacerlo.
         Los testimonios que aparecen en la película, coinciden también en la paz y la alegría que les dio el encuentro con Dios: esas personas descubrieron un día que el amor misericordioso de Jesús por cada uno supera todo lo imaginable.
 El camino ordinario de la operación cardíaca fue una Confesión bien hecha, salvajemente sincera, en la que después de admitir sin vueltas las culpas, cada uno deja que Dios haga su obra en el corazón y le “renueve por dentro con espíritu firme”: conmueve en la película, por ejemplo, el testimonio de una antigua mujer de la vida, que dice con sencillez de niño que ya no se dedica a la prostitución, que nunca más lo volvió a hacer desde que encontró el amor de Jesús…
Quiero animar a todos, en esta Cuaresma, a pedirle a Dios, por medio de María, que cree en cada uno de nosotros un corazón puro. El Papa Francisco nos anima, especialmente, a luchar para que no nos domine la indiferencia, una actitud propia de quienes están cómodos, instalados en sí mismos y cerrados, de hecho, al amor de Dios y a los demás. Solamente teniendo un corazón puro, desprendido de nosotros mismos, podremos conseguirlo.
En esta operación de trasplante –cambiar el corazón viejo por uno nuevo creado por Dios- es indispensable la colaboración con el médico divino: la oración, el ayuno y la limosna son los medios que tenemos al alcance de la mano. Una oración más sincera; la privación de tantas cosas a las que estamos apegados (defectos del carácter con los que no luchamos; egoísmo; orgullo; estar pendientes de lo que nos da placer…) y la entrega no sólo de dinero, sino de la limosna de nuestra caridad, que se expresa en mil detalles de la vida ordinaria.
Que la Virgen Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra nos ayude a vivir con alegría esta bendita Cuaresma.

miércoles, 25 de febrero de 2015

ESPECIAL PARA MAMÁS: ¡CAMPEONAS!...

¿Por qué será, se pregunta uno, que las mamás trabajan el doble, el triple?... ¡Y sin protestar! Otra que ayuno de Cuaresma...


domingo, 22 de febrero de 2015

IMPERIALISMO CULTURAL

Hace poco me alarmé cuando supe que Hillary Clinton, como Secretario de Estado, dijo que el gobierno de Estados Unidos estaba comprometido a favor de todo lo que pudiera impulsar el programa de control de la población. Dijo que, en realidad, Estados Unidos sólo ayudaría a Nigeria a combatir “Boko Haram” si modificamos nuestras leyes relativas a la homosexualidad, la planificación familiar y control de la natalidad. Es muy claro que existe un imperialismo cultural”.



En estos tiempos de forzada ortodoxia a los dictados de lo políticamente correcto, no viene mal de vez en cuando leer a gente que está por encima de tales hipocresías. Se leen con la sensación de quien hace algo casi clandestino. Eso es lo que me ha sucedido con una entrevista de la que procede el párrafo precedente. La publica Aleteia y el entrevistado es un obispo nigeriano, Emmanuel Badajo, de 53 años, nuevo presidente del área de comunicación del consejo de las conferencias episcopales de Africa y Madagascar (SECAM).

Junto a la referencia a los condicionamientos ideológicos impuestos por la administración norteamericana, el obispo culpa de negligencia a los gobiernos nigerianos de los últimos 30-35 años, que han permitido que creciera el surtidor humano de dónde se alimenta el grupo terrorista “Boko Haram”: “se veía venir desde hace varios años. Cuando ibas al norte de Nigeria, incluso en los tiempos más pacíficos, veías montones y montones de jóvenes en las calles sin hacer absolutamente nada más que la mendicidad. Cualquier persona con una capacidad mínima para el análisis sabía que aquí había un problema”.

Y sobre los “nuevos derechos”, tan de moda en cierta mentalidad occidental, el obispo nigeriano aporta un poco de sentido común: “el mundo occidental afirma que todo derecho es un derecho humano, y que todo comportamiento debe tener la condición de derecho humano. Nosotros decimos que no. No todo el comportamiento humano tiene el estatus de un derecho humano. Hay derechos humanos, y hay comportamientos humanos. Pero no todo el comportamiento humano tiene ese estatus”. Es un razonamiento con el que creo que Aristóteles estaría de acuerdo.

www.laiglesiaenlaprensa.com

martes, 17 de febrero de 2015

JE SUIS COPTE


Los cristianos manifestamos nuestro dolor con la oración y el silencio. Y pedimos a los mártires que Dios nos dé fortaleza, para no traicionarlo. 




DEDICADO A MAMÁS AGOBIADAS

Especial para las mamás, que ¡tantas veces!, se pasan de autocríticas, piensan que son "de terror", que les falta paciencia con sus hijos...

martes, 10 de febrero de 2015

¿QUIÉN DIRIGE LA ÉTICA MUNDIAL?

Hace dos días, El Espectador me sometió a una larga entrevista, en la que la familia fue el tema principal. Me han llegado varios comentarios positivos y de los otros, como era de esperar. 

Diariamente leo, entre otras informaciones y comentarios, el boletín La Bussola Quotidiana. Un artículo que apareció ayer me pareció de particular interés: ayuda a saber dónde estamos parados. Lo traduje y aquí está.  

LA LUCHA CONTRA LA FAMILIA Y LA VIDA EMPIEZA EN LA ONU
Stefano Fontana



Cuando constatamos que la ideología de género entra en la clase de nuestros hijos, o que está empeñada en distribuir sin receta a nuestras muchachas la píldora del día después, o que tal asociación de voluntariado para el desarrollo se ha declarado a favor del aborto, normalmente no pensamos que estamos delante de hechos que tienen su origen bien lejos, que han sido planificados muy aguas arriba y para los cuales se han gastado ingentes sumas de dinero. Y, sin embargo, es así.

Apenas comenzado el 2014, se cumplió el vigésimo aniversario del programa fijado en El Cairo en 1994, sobre los “derechos de la salud sexual y reproductiva”. Entre estos derechos hay algunos buenos, como por ejemplo, el acceso a los medicamentos contra el SIDA o la promoción de la leche materna, pero hay otros malos como la contracepción, la esterilización, el aborto y la inclusión de los “nuevos derechos” LGBT. Según las Naciones Unidas, los objetivos del Cairo no han sido plenamente alcanzados y, por lo tanto, la Asamblea General ha aprobado el programa Cairo Beyond 2014, y lo ha unido con los Objetivos del Milenio (Millennium Development Goals) que culmina en el 2015. El conjunto ha sido relanzado hasta el 2030.

La unión entre objetivos del Cairo y Objetivos del Milenio es un gran trabajo estratégico, hecho por los autores de los “derechos de la salud sexual y reproductiva”. Para una muchacha de un país pobre, poder acceder gratuitamente a la píldora del día después o al aborto, será considerado un derecho tal como poder ir a la escuela o acceder al agua potable. Los así llamados “derechos sexuales y reproductivos” serán equipados a los derechos humanos ligados al desarrollo.

Marguerite Peeters, en dos artículos publicados en el “Boletín de Doctrina social de la Iglesia”, del Observatorio Cardenal Van Thuân, explica bien qué quiere conseguir la ONU en los próximos 15 años en el campo de los “nuevos derechos”.

El primer punto es que se insistirá aún más a fondo en la contracepción, apuntando en particular a la difusión de la píldora del día después que, según los expertos de la ONU, hasta ahora no ha sido adecuadamente promovida.
En segundo lugar, las Naciones Unidas y sus agencias trabajarán para insertar los nuevos derechos de salud sexual y reproductiva entre los derechos universales del hombre en cuanto tal, de manera que los Estados que no los respeten puedan ser denunciados y condenados y será impedida o prohibida la objeción de conciencia.
En tercer lugar, se ha decidido favorecer un cambio cultural y religioso “desde el interior”, o sea, comprometiendo como partners a las asociaciones culturales y a las familias religiosas. La estrategia es muy sencilla y astuta: junto a la contracepción y el aborto, la agenda presenta también objetivos moralmente compartibles; entonces, se presentan como un único paquete, de manera de enganchar a las ONG religiosas o al voluntariado misionero y, mientras tanto, se cambia desde el interior su propia visión.
Está previsto también un ingreso masivo en las escuelas, comenzando por las dedicadas a la infancia.

Como se ve, estas indicaciones que Peeters ha extraído de los documentos oficiales de las Naciones Unidas y de los informes de sus agencias demuestran que lo que estamos constatando en el valle se decide aguas arriba. ¿Y por quién? Por una casta de personas que no son elegidas democráticamente, son designadas por sus gobiernos o son el fruto de la burocracia del Palacio de Cristal. Es una casta que decide la ética mundial y elabora proyectos financiados por poderosas Fundaciones privadas, por corporaciones globales o por grupos farmacéuticos internacionales.


La misma Marguerite Peeters, en su libro recientemente publicado en Italia, Il gender. Una questione politica e culturale” (San Paolo) explica muy bien que alrededor de las 
cumbres como la del Cairo giran muchos actores no gubernativos, “una potente red de Partners ideológicamente alineados… que amplían de manera exponencial y capilar el campo de influencia y de aplicación de sus normas. Escuelas, movimientos femeninos, autoridades locales, sindicatos, asociaciones juveniles, ONG de desarrollo, organizaciones caritativas, medios de información, ambulatorios locales e instituciones sanitarias, mundo de la moda y la diversión, círculos culturales, comunidades religiosas, etc., son expuestos inexorablemente”.

Con esto el cuadro está completo. Hace tiempo se distinguía entre gobierno y governance. La Doctrina social de la Iglesia habla de la necesidad de una autoridad mundial, pero siempre la ha entendido como una governance y no como un gobierno. La palabra governance siempre ha reclamado la pluralidad subsidiaria. Pero ahora nos encontramos con una governance que es peor que un gobierno mundial. Existe una planificación central, extendida y ramificada. Se habla de consenso, pero se trata de un consenso extorsionado por el adoctrinamiento, las presiones sobre los Estados, la igualación por lo bajo, que chantajea a los gobiernos de los países pobres con una inundación de dinero.