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viernes, 30 de enero de 2015

INVITACIÓN ESPECIAL

      Lo que ha pasado en Minas, en poco más de un mes, duele mucho. Sin buscar explicaciones imposibles, necesitamos recurrir más a la Madre que tenemos en el cielo: ¿quién, sino Ella, puede darnos consuelo y asegurarnos la paz?

     El próximo lunes, 2 de febrero, celebramos la fiesta de la Presentación del Señor. Cuando María y José llevaron al Niño al templo de Jerusalén para consagrarlo a Dios, el anciano Simeón le anunció a la Madre que una espada de dolor atravesaría su alma...

    Están todos invitados, a las 8 de la mañana del lunes, a subir a la Virgen del Verdún rezando el Rosario, Le pediremos por la paz: en Minas, en nuestra patria, en el mundo entero. 


martes, 20 de enero de 2015

EL PAPA EN EL AVIÓN

Ciudad del Vaticano, 20 enero 2015 (VIS).- Al término de su viaje, en el vuelo que lo conducía de Manila a Roma, el Papa conversó de nuevo con los periodistas que lo acompañaban en el avión. Francisco confesó que lo que más le había llamado la atención, hasta el punto de conmoverlo, habían sido los gestos de la gente. ''Allí está todo -dijo- la fe, el amor, la familia, las ilusiones y el futuro... el entusiasmo verdadero, la ilusión, la alegría, la capacidad de festejar incluso bajo la lluvia''. Así mismo destacó la resignación de los filipinos añadiendo que son ''un pueblo que sabe sufrir''.

El Pontífice habló de un posible viaje a África Central y Uganda a finales de año, y confirmó que viajará a Philadelphia, para el encuentro de las familias, a Nueva York, donde visitará las Naciones Unidas, y a Washington, donde lo más seguro es que canonice a Junipero Serra, ya que desplazarse hasta California, según confesó, es complicado por motivos tempísticos. Sobre los posibles viajes a Sudamérica, y aunque todo está aún en el aire, dijo que el próximo año podría visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay. (En 2016, Argentina, Chile y Uruguay, agrego yo de otras fuentes).



Ofrecemos a continuación una síntesis de algunas de las respuestas del Papa.

-Sobre la pregunta de la libertad religiosa y la libertad de expresión que le hicieron en el vuelo que lo conducía de Colombo a Manila y que tanta confusión que ha creado

''En teoría, se puede decir lo que dice el Evangelio, debemos poner la otra mejilla. En teoría, podemos decir que tenemos la libertad de expresar y esto es importante. En teoría todos estamos de acuerdo, pero somos humanos, y está la prudencia, que es una virtud de la convivencia humana. Yo no puedo insultar y provocar a una persona constantemente, porque puedo conseguir que se enfade, puedo obtener una reacción que no está bien. Pero es humano. Por esto digo que la libertad de expresión debe tener en cuenta la realidad humana y hay que ser prudente. Es una forma de decir que hay que ser educado y prudente porque la prudencia es la virtud humana que regula nuestras relaciones''.

-Sobre la corrupción en el mundo y en la Iglesia
''La corrupción hoy en el mundo está a la orden del día, y la actitud corrupta encuentra fácilmente sitio en las instituciones. Porque una institución tiene muchas partes. Muchos jefes, y muchos subjefes. Y es muy fácil caer en la corrupción... no pensar en la gente... ir con la persona corrupta, que hace negocios corruptos, o gobierna de manera corrupta o va a asociarse con otros para hacer un trato corrupto y roba al pueblo. La víctima es el pueblo... Hoy en día es un problema mundial... Y sobre la corrupción en las instituciones eclesiales, cuando hablo de la Iglesia me gusta hablar de los fieles, de los bautizados, de toda la Iglesia. Y ahí es mejor hablar de pecadores. Porque todos somos pecadores. Pero cuando hablamos de corrupción, hablamos o de personas corruptas o de instituciones de la Iglesia que caen en la corrupción, y existen casos... Es fácil caer en la corrupción, pero recordemos esto: ¡Pecadores si, corruptos no!, ¡Corruptos nunca!. Tenemos que pedir perdón por esos católicos, esos cristianos, que escandalizan con su corrupción. Es una plaga en la Iglesia, pero hay muchos santos, y santos pecadores, pero no corruptos''.

-Sobre la Paternidad responsable
''Creo que tres es el número que dicen los técnicos que es importante para mantener la población, tres por pareja. Cuando esto desciende, sucede lo contrario, como en Italia, donde escuché - no sé si es verdad - que en 2024 no habrá dinero para pagar a los jubilados por la disminución de la población. Pero la palabra clave para responder es la que siempre utiliza la Iglesia, y la que también yo utilizo, paternidad responsable. ¿Cómo se hace esto? A través del diálogo. Todas las personas, con su pastor, deben buscar una paternidad responsable... Algunos creen - disculpad la expresión- que para ser un buen católico tenemos que ser como conejos. No. Paternidad responsable. Esto está claro, y por ello hay grupos matrimoniales en la iglesia, hay expertos en esto, están los pastores, y se busca. Yo conozco muchas maneras lícitas para conseguirlo... Por otra parte hay algo curioso que no tiene nada que ver con esto pero que está relacionado. Para las personas más pobres un hijo es un tesoro. Es cierto que hay que ser cautos. Pero para ellos un hijo es un tesoro. Dios sabe cómo ayudarles. Quizás algunos no son muy prudentes, es cierto. La paternidad debe ser responsable. Pero también hay que tener en cuenta la generosidad del padre y de la madre que ven en cada hijo un tesoro''.

-Sobre la afirmación del Papa de que el mundo necesita llorar
''Una de las cosas que se pierde cuando hay demasiada bienestar o los valores no se entienden muy bien, o nos acostumbrados a la injusticia, a esta cultura del descarte, es la capacidad de llorar. Es una gracia que hay que pedir... Nosotros los cristianos debemos pedir la gracia de llorar, especialmente los cristianos acomodados, y llorar por las injusticias y los pecados. Porque el llorar te hace entender nuevas realidades o nuevas dimensiones de la realidad''.

sábado, 17 de enero de 2015

EL PAPA Y EL QUIJOTE

         Conferencia de prensa del Papa Francisco a bordo del avión. A partir del minuto 32 y poco se encuentra la pregunta sobre la libertad religiosa, la libertad de expresarla, los límites... es decir, sobre el semanario parisino de cuyo nombre no quiero acordarme y que el Papa no mencionó.



EL PAPA EN FILIPINAS. CANTANDO BAJO LA LLUVIA.


miércoles, 14 de enero de 2015

sábado, 10 de enero de 2015

REZAR INTENSAMENTE LA SIMPLE ORACIÓN

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.



Seigneur, faites de moi un instrument de votre paix!
Là où est la haine... que je mette l'amour.
Là où est l'offense... que je mette pardon.
Là où est la discorde... que je mette l'union.
Là où est l'erreur... que je mette la vérité.
Là où est le doute... que je mette la foi.
Là où est le désespoir... que je mette l'espérance.
Là où sont les ténèbres... que je mette la lumière.
Là où est la tristesse... que je mette la joie.
Ô Maître, que je ne cherche pas tant
À être consolé... qu'à consoler.
À être compris... qu'à comprendre.
À être aimé... qu'à aimer.

Car :
C'est en donnant... qu'on reçoit.
C'est en s'oubliant... qu'on trouve.
C'est en pardonnant... qu'on est pardonné.
C'est en mourant... qu'on ressuscite à l'éternelle Vie.

EL ÚLTIMO DÍA DE MONSEÑOR ROMERO

En el lío informativo provocado por los atentados terroristas de París, quizás pase desapercibido que los teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos han aprobado, por unanimidad, que monseñor Oscar Romero fue asesinado por "odio a la fe". De aquí que el Papa Francisco decidirá, seguramente en poco tiempo, la fecha de beatificación de este excepcional obispo salvadoreño.

En su blog de InfoCatólica, Alberto Royo escribe sobre El último día de Monseñor Romero, todo un testimonio.



Mons. Óscar Arnulfo Romero fue asesinado, como es sabido, el 24 de marzo de 1980. El día anterior, último domingo de Cuaresma, había celebrado la Misa como era su costumbre en la basílica del Sagrado Corazón -que por aquel entonces hacía de catedral de San Salvador - y su predicación duró casi dos horas, con el famoso llamamiento a los soldados para que no obedecieran órdenes contrarias a la ley de Dios, para que no asesinaran, para que pusieran fin a la represión. En la reunión preparatoria de la homilía, el sábado, (costumbre que tenía Mons. Romero de consultar y asesorarse sobre la prudencia de las palabras que después predicaría cada domingo) el  padre Fabián Amaya le había sugerido que dijera algo en ese sentido pero no imaginaba que Romero se lanzaría a un llamamiento tan solemne, que para los altos mandos militares, era un grave acto subversivo. Si, hipotéticamente, hubiera estado sujeto a los códigos militares, Mons. Romero habría podido ser declarado culpable de incitación a la insubordinación y podría haber sido condenado a ser fusilado. Probablemente dicho llamamiento precipitó el asesinato del arzobispo, planificado desde hacía tiempo.

La mañana del lunes los autores del crimen vieron en los principales periódicos de San Salvador el aviso de la misa que Mons. Romero iba a celebrar por la tarde, a las 17:30, en sufragio de Sara de Pinto, y decidieron pasar a la acción. Ese mismo lunes por la mañana el prelado fue temprano, como siempre, a la iglesia del hospital de la Divina Providencia, donde vivía, para rezar. Pasó brevemente por la curia diocesana y luego fue al mar con algunos sacerdotes del Opus Dei. Se trata de uno de los retiros mensuales de Mons. Romero con el Opus Dei que eran momentos al mismo tiempo de reposo, de estudio y de familiaridad sacerdotal. Los organizaba Fernando Sáenz Lacalle, sacerdote de la Prelatura, que además asesoraba espiritualmente a Mons. Romero, aunque su confesor era el anciano P. Azcue, Jesuita. Sáenz Lacalle fue hecho años después obispo y llegó a suceder a Romero en la sede de San Salvador.
De entre las historias amañadas que se han querido presentar sobre Mons. Romero una es que, si bien como joven obispo estuvo espiritualmente cercano al Opus Dei, habría tenido una “conversión” que le habría hecho alejarse del Opus para buscar otras espiritualidades más progresistas. Nada más lejano de la realidad, como demuestra este retiro de sacerdotes al que se mantuvo fiel, siempre que sus obligaciones se lo permitían, hasta el mismo día de su muerte. Sin embargo, es cierto que pastoralmente en los últimos años estuvo muy cercano a los Jesuitas de la UCA, que le asesoraban en sus homilías.
La meta del retiro era una playa en el hermoso litoral de La Libertad, a media hora de camino de San Salvador. Por un malentendido con el portero encontraron cerrada la casa con el jardín de palmeras, frente al mar. Algunos, entre los que se encontraba Mons. Romero, saltaron la cerca y abrieron a los demás. El lugar era encantador y silencioso. Estudiaron un reciente documento de Juan Pablo II sobre el celibato y la formación en los seminarios que trajo Mons. Romero y hablaron también de ayudas materiales al seminario y de los ornamentos de la catedral. Romero estaba preocupado por si las ocupaciones de la catedral provocaban daños o incendios y pidió a Sáenz Lacalle que retirase provisionalmente en custodia todo lo que encontrase de valor. Mons Romero no se bañó en las cálidas aguas del Pacífico porque tenía una ligera infección en el oído. Comieron en la hierba y por la tarde Romero volvió a la ciudad.

Por la tarde Mons. Romero fue al médico para que le mirasen la oreja y de allí fue a Santa Tecla a confesarse brevemente con el padre Azcue. En el automóvil fue hablando con el sacerdote que lo llevaba, de un palco que habría que instalar para la solemne liturgia de Ramos, el domingo siguiente. A las 17:30, estaba de vuelta al hospital para la Misa en sufragio de Sara de Pinto, la madre de un periodista amigo suyo, Jorge Pinto hijo, dueño del periódico “El Independiente". La Misa comenzó con retraso.
La homilía en memoria de Doña Sarita, como la llamaba Romero, no tuvo un contenido extraordinario. Era una Misa de tono familiar, en la iglesia del hospital de la Divina Providencia, a la que asistieron también algunos enfermos terminales. Mons. Romero alabó a la difunta por haber gastado su vida por el prójimo, por la justicia, por la dignidad humana.

Aquel fue el Amén del prelado. Había hablado ante el altar y se dio la vuelta para tomar el corporal para empezar el ofertorio. En aquel momento se oyó un disparo proveniente de uno de los accesos a la iglesia. Habían pasado poquísimos segundos desde el final de la homilía y Mons. Romero cayó al lado del altar. Los fieles, asustados, se tiraron al suelo unos segundos. Al ponerse de nuevo en pie, vieron que el arzobispo estaba boca arriba y se acercaron para prestarle ayuda. Mons. Romero perdía sangre, estaba inerte, parecía haber perdido el sentido. Un fotógrafo presente en la iglesia tomó algunas instantáneas. 
Las hermanas del hospital lloraban y el prelado fue cargado en un automóvil y llevado a la Policlínica Salvadoreña, donde murió poco después de llegar por hemorragia interna, unos veinte minutos después del disparo, después del cual ya no había recobrado el conocimiento. Tenía 62 años.
Años después San Juan Pablo II instituyó, para ser celebrada el 24 de marzo de cada año en memoria de Mons. Romero -al que tanto había apreciado-, la jornada de oración y recuerdo de los misioneros que mueren asesinados anualmente en el mundo entero. El mismo Papa, en su visita a El Salvador en 1983, en el recorrido desde el aeropuerto de Ilopango hasta Metrocentro, pidió que se modificara el itinerario del automóvil que lo llevaba; así, en vez de ir hacia el templete lo llevaron por sorpresa a la catedral metropolitana a visitar la cripta de mons. Romero, en contra de las recomendaciones del gobierno salvadoreño, que había querido a toda costa evitar tal posibilidad. Lo llevaron por calles desiertas pues tal itinerario no estaba previsto, y cuando llegaron a la catedral, ésta estaba cerrada. Tuvo que esperar el Papa unos minutos hasta que alguien trajo la llave y por fin pudo entrar el Pontífice al templo donde oró en silencio ante la tumba del prelado mártir.