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miércoles, 31 de diciembre de 2014

MENSAJITO DE FIN DE AÑO

        En Minas, tres y media de no sé bien qué, en este último día de 2014. De repente ha llegado la noche y se encienden las luces de la calle. El viento está furioso, ¿quizás porque termina el año? Empieza a llover: las lágrimas del cielo están llorando la muerte atroz de una criatura en Punta del Este.
       Termina el año y, en los recuerdos, destaca la beatificación de Don Álvaro del Portillo. El Papa Francisco recordó en su mensaje lo que él le decía al Señor tantas veces: “¡Gracias, perdón, ayúdame más!”.
       Me parece que es un modo excelente de despedir el año y comenzar el 2015 con buen pie. Lo aplico a mi vida personal y con el deseo –los sacerdotes somos intermediarios de la oración de todos- a la del mundo entero.
       Pienso que “es justo y necesario darte gracias, Señor”: por tu divina paciencia con los hombres (y con las mujeres, obvio); por tu reiterada voluntad de escucharnos, de salirnos al encuentro, de absolvernos…
     Gracias y ¡perdón!: por mis pecados y por los indiferentes pecados diarios a los que tan acostumbrados estamos que hasta nos divierten…
     ¡Ayúdame más y ayúdanos más! Danos una conciencia con piel de niño, fina, sensible a tu presencia; que no seamos toscos.
     Virgen Santísima, Madre de Dios. El 1° de enero de este año, el Papa Francisco (¡gracias por cuidarlo!) terminaba su homilía diciéndote fuertemente tres veces: “¡Madre de Dios, Madre de Dios, Madre de Dios!”. Y creo que necesitamos repetir con urgencia: ¡ruega por nosotros, pecadores, ahora, ahora, ahora!

   Si tratamos de estar más cerca de Dios (Ella es el camino seguro) más cerca de todos estaremos. Entonces si, ¡Feliz 2015 será!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente mensaje!!, como siempre. Muchas gracias Mons.