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sábado, 25 de octubre de 2014

DESDE ARRIBA SE VE MEJOR


-     Desde arriba se ve mejor.
   Esto es lo que me dijo una señora… y tenía toda la razón.
           La historia comienza con la sugerencia que recibí de parte de algunos obispos y sacerdotes, hace un par de años, después de enseñarles el proyecto del Santuario de la Virgen del Verdún:
 - ¿No pensaste en hacer una capilla o una ermita, allá arriba, en el cerro, para que se pueda celebrar Misa? ¡Sería tan lindo que un párroco, por ejemplo, pudiera subir con un grupo y tener la Misa en la cumbre!...
            Me pareció una idea muy buena, más allá del costo para llevarla a la práctica. (Tengo la experiencia de que, cuando se trata de hacer algo que llevará a conocer más y mejor a su Hijo, la Virgen siempre ayuda).
            Le pedí al arquitecto Collet que pensara cómo concretar la idea. Le dio muchas vueltas al asunto y hasta hizo una maqueta a escala de la posible ermita. Pero el resultado no nos convencía: cualquier proyecto competía con el Templete de la Virgen, lo cual era inadmisible.
            Mientras tanto, venció el contrato con una empresa de telefonía móvil que, desde hacía varios años, tenía instalada a pocos metros del Templete una antena de gran altura. Al vencimiento se retiraron llevándose todo, todo lo que podían llevarse: lo que quedó fue la plataforma de hormigón, detrás del Templete, donde desciende el terreno, que sostenía un gran container con los equipos de transmisión. ¡Era evidente que ése era el lugar para la ermita!


            Hay más. El verano pasado, pensando en cómo encarar el proyecto, recordé que hace más de 15 o 20 años un señor había conseguido en un remate una talla grande de La Piedad, y la había regalado a la Prelatura del Opus Dei “para que estuviera en una ermita”… Era como si te regalan una cocina completa… para una carpa, porque ¿quién y dónde iba a hacer la ermita?
            La imagen, bien cubierta con un plástico (gracias, señor Vicario, por cuidarla y por regalarla a la Diócesis) estaba esperando su destino: la ermita del Cerro del Verdún.
            Las fotos son de ayer, cuando empezaron las obras. Si Dios y la Virgen quieren, (¡quieren!: es Ella quien desde arriba eligió el lugar y desde abajo va allegando los medios), si Dios y la Virgen quieren, decía, para el 19 de abril podremos inaugurarla.  Recemos…            


sábado, 18 de octubre de 2014

LO QUE SE DICE EN EL SÍNODO- Fin

Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2014 (VIS).-Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la conferencia de presentación del Mensaje de la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a ''Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización'' (5-19 de octubre). 

''Los Padres Sinodales, reunidos en Roma junto al Papa Francisco en la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, nos dirigimos a todas las familias de los distintos continentes y en particular a aquellas que siguen a Cristo, que es camino, verdad y vida. Manifestamos nuestra admiración y gratitud por el testimonio cotidiano che ofrecen a la Iglesia y al mundo con su fidelidad, su fe, su esperanza y su amor.
Nosotros, pastores de la Iglesia, también nacimos y crecimos en familias con las más diversas historias y desafíos. Como sacerdotes y obispos nos encontramos y vivimos junto a familias que, con sus palabras y sus acciones, nos mostraron una larga serie de esplendores y también de dificultades.

La misma preparación de esta asamblea sinodal, a partir de las respuestas al cuestionario enviado a las Iglesias de todo el mundo, nos permitió escuchar la voz de tantas experiencias familiares. Después, nuestro diálogo durante los días del Sínodo nos ha enriquecido recíprocamente, ayudándonos a contemplar toda la realidad viva y compleja de las familias.

Queremos presentarles las palabras de Cristo: ''Yo estoy ante la puerta y llamo, Si alguno escucha mi voz y me abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo''. Como lo hacía durante sus recorridos por los caminos de la Tierra Santa, entrando en las casas de los pueblos, Jesús sigue pasando hoy por las calles de nuestras ciudades. En sus casas se viven a menudo luces y sombras, desafíos emocionantes y a veces también pruebas dramáticas. La oscuridad se vuelve más densa, hasta convertirse en tinieblas, cuando se insinúan el mal y el pecado en el corazón mismo de la familia.

Ante todo, está el desafío de la fidelidad en el amor conyugal. La vida familiar suele estar marcada por el debilitamiento de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el stress de una ansiedad que descuida la reflexión serena. Se asiste así a no pocas crisis matrimoniales, que se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana.

Entre tantos desafíos queremos evocar el cansancio de la propia existencia. Pensamos en el sufrimiento de un hijo con capacidades especiales, en una enfermedad grave, en el deterioro neurológico de la vejez, en la muerte de un ser querido. Es admirable la fidelidad generosa de tantas familias que viven estas pruebas con fortaleza, fe y amor, considerándolas no como algo que se les impone, sino como un don que reciben y entregan, descubriendo a Cristo sufriente en esos cuerpos frágiles.

Pensamos en las dificultades económicas causadas por sistemas perversos, originados ''en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano'', que humilla la dignidad de las personas. Pensamos en el padre o en la madre sin trabajo, impotentes frente a las necesidades aun primarias de su familia, o en los jóvenes que transcurren días vacíos, sin esperanza, y así pueden ser presa de la droga o de la criminalidad.

Pensamos también en la multitud de familias pobres, en las que se aferran a una barca para poder sobrevivir, en las familias prófugas que migran sin esperanza por los desiertos, en las que son perseguidas simplemente por su fe o por sus valores espirituales y humanos, en las que son golpeadas por la brutalidad de las guerras y de distintas opresiones. Pensamos también en las mujeres que sufren violencia, y son sometidas al aprovechamiento, en la trata de personas, en los niños y jóvenes víctimas de abusos también de parte de aquellos que debían cuidarlos y hacerlos crecer en la confianza, y en los miembros de tantas familias humilladas y en dificultad. Mientras tanto, ''la cultura del bienestar nos anestesia y todas estas vidas truncadas por la falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera''. Reclamamos a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común.

Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie. Agradecemos a los pastores, a los fieles y a las comunidades dispuestos a acompañar y a hacerse cargo de las heridas interiores y sociales de los matrimonios y de las familias.

También está la luz que resplandece al atardecer detrás de las ventanas en los hogares de las ciudades, en las modestas casas de las periferias o en los pueblos, y aún en viviendas muy precarias. Brilla y calienta cuerpos y almas. Esta luz, en el compromiso nupcial de los cónyuges, se enciende con el encuentro: es un don, una gracia que se expresa -como dice el Génesis- cuando los dos rostros están frente a frente, en una ''ayuda adecuada'', es decir semejante y recíproca. El amor del hombre y de la mujer nos enseña que cada uno necesita al otro para llegar a ser él mismo, aunque se mantiene distinto del otro en su identidad, que se abre y se revela en el mutuo don. Es lo que expresa de manera sugerente la mujer del Cantar de los Cantares: ''Mi amado es mío y yo soy suya. Yo soy de mi amado y él es mío''.

El itinerario, para que este encuentro sea auténtico, comienza en el noviazgo, tiempo de la espera y de la preparación. Se realiza en plenitud en el sacramento del matrimonio, donde Dios pone su sello, su presencia y su gracia. Este camino conoce también la sexualidad, la ternura y la belleza, que perduran aun más allá del vigor y de la frescura juvenil. El amor tiende por su propia naturaleza a ser para siempre, hasta dar la vida por la persona amada. Bajo esta luz, el amor conyugal, único e indisoluble, persiste a pesar de las múltiples dificultades del límite humano, y es uno de los milagros más bellos, aunque también es el más común.

Este amor se difunde naturalmente a través de la fecundidad y la generatividad, que no es sólo la procreación, sino también el don de la vida divina en el bautismo, la educación y la catequesis de los hijos. Es también capacidad de ofrecer vida, afecto, valores, una experiencia posible también para quienes no pueden tener hijos. Las familias que viven esta aventura luminosa se convierten en un testimonio para todos, en particular para los jóvenes.

Durante este camino, que a veces es un sendero de montaña, con cansancios y caídas, siempre está la presencia y la compañía de Dios. La familia lo experimenta en el afecto y en el diálogo entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas. Además lo vive cuando se reúne para escuchar la Palabra de Dios y para orar juntos, en un pequeño oasis del espíritu que se puede crear por un momento cada día. También está el empeño cotidiano de la educación en la fe y en la vida buena y bella del Evangelio, en la santidad. Esta misión es frecuentemente compartida y ejercitada por los abuelos y las abuelas con gran afecto y dedicación. Así la familia se presenta como una auténtica Iglesia doméstica, que se amplía a esa familia de familias que es la comunidad eclesial. Por otra parte, los cónyuges cristianos son llamados a convertirse en maestros de la fe y del amor para los matrimonios jóvenes.

Hay otra expresión de la comunión fraterna, y es la de la caridad, la entrega, la cercanía a los últimos, a los marginados, a los pobres, a las personas solas, enfermas, extrajeras, a las familias en crisis, conscientes de las palabras del Señor: ''Hay más alegría en dar que en recibir''. Es una entrega de bienes, de compañía, de amor y de misericordia, y también un testimonio de verdad, de luz, de sentido de la vida.

La cima que recoge y unifica todos los hilos de la comunión con Dios y con el prójimo es la Eucaristía dominical, cuando con toda la Iglesia la familia se sienta a la mesa con el Señor. Él se entrega a todos nosotros, peregrinos en la historia hacia la meta del encuentro último, cuando Cristo ''será todo en todos''. Por eso, en la primera etapa de nuestro camino sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión.

Nosotros, los Padres Sinodales, pedimos que caminen con nosotros hacia el próximo Sínodo. Entre ustedes late la presencia de la familia de Jesús, María y José en su modesta casa. También nosotros, uniéndonos a la familia de Nazaret, elevamos al Padre de todos nuestra invocación por las familias de la tierra:

Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel.
Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad.
Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia''.

jueves, 16 de octubre de 2014

LO QUE SE DICE EN EL SÍNODO-6

Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2014 (VIS).- Durante la duodécima Congregación General se presentaron en el Aula las relaciones de los diez Círculos menores, divididos por lenguas, dos en francés, tres en inglés, tres en italiano y dos en español. En general, los círculos menores ofrecieron tanto una evaluación de la "Relatio post disceptationem" (RPD), documento provisional en la mitad del recorrido del Sínodo, como varias posibles sugerencias para su inclusión en la "Relatio Synodi" (RS), documento definitivo y conclusivo de la Asamblea.



En el Aula se expresó, en primer lugar, perplejidad por la publicación. si bien legítima de la RPD, porque, se dijo, se trata de un documento de trabajo que no expresa una opinión única y compartida por todos los Padres sinodales. Por lo tanto, después de haber apreciado el gran trabajo realizado para la redacción del texto y su estructura, los Círculos menores presentaron sus sugerencias.

Ante todo se hizo hincapié en que la RPD se concentra en las preocupaciones de las familias en crisis, sin una referencia más amplia al mensaje positivo del evangelio de la familia, al hecho de que el matrimonio como sacramento, unión indisoluble entre el hombre y la mujer, es un valor aún muy presente y en el que muchas parejas creen. Por ello, se espera que la RS contenga también un mensaje fuerte de aliento y apoyo de la Iglesia a los cónyuges fieles.

Por otra parte es esencial - se afirmó- evidenciar más adecuadamente la doctrina sobre el matrimonio, insistiendo en que es un don de Dios. Otras sugerencias adicionales fueron que en la RS se integren también elementos no contenidos en la RPD como el tema de las adopciones, para la cuales se solicitó una simplificación de los procedimientos burocráticos, tanto nacionales como internacionales; o incluso las cuestiones de la biotecnología y la difusión de la cultura a través de la web, que pueden condicionar la vida familiar, así como una nota acerca de la importancia de las políticas en favor de la familia.

Se reiteró que es necesario prestar más atención a la presencia de los ancianos en los hogares y a las familias que viven en extrema pobreza, denunciando también las tragedias de la prostitución, la mutilación genital femenina y la explotación de niños con fines sexuales y laborales. Es importante -se dijo en el Aula- resaltar el papel fundamental de las familias en la evangelización y en la transmisión de la fe, destacando la vocación misionera. Todo ello con el objetivo de proporcionar una evaluación completa y equilibrada de la idea de "familia" en el sentido cristiano.

Con respecto a las situaciones familiares difíciles, los Círculos menores han evidenciado que la Iglesia debe ser una casa acogedora para todos, con el fin de que nadie se sienta rechazado. Sin embargo, se manifestó el deseo de una mayor claridad, evitando confusiones, vacilaciones y eufemismos en el lenguaje; por ejemplo sobre la ley de la gradualidad, para que no se convierta en gradualidad de la ley. Además, algunos Círculos expresaron su preocupación por la analogía hecha con el párrafo 8 de la "Lumen Gentium", ya que podría dar la impresión de una voluntad por parte de la Iglesia, de legitimar situaciones familiares irregulares, aunque puedan representar una etapa en el camino hacia el sacramento del matrimonio. Otros Círculos pidieron que se profundizase el concepto de "comunión espiritual", para que sea evaluado y, eventualmente, promovido y difundido.



Con respecto al acercamiento de los divorciados que se han vuelto a casar al sacramento de la Eucaristía, se expresaron, por la mayor parte, dos opiniones. Por un lado, se sugirió que la doctrina no se modificase y siguiera siendo la misma de ahora; por otro se habló de abrirse a la posibilidad de conceder la comunión , desde la perspectiva de la compasión y de la misericordia, pero sólo si se cumplen unas condiciones determinadas. En algunos casos, además, se sugirió que la cuestión fuera estudiada por una comisión especial interdisciplinaria.También se pidió que se prestase más atención a los divorciados que no se han vuelto a casar, testigos a veces heroicos de la fidelidad matrimonial. Al mismo tiempo, se manifestó el deseo que se acelere el proceso de reconocimiento de la nulidad del matrimonio y de la constatación de la validez del mismo. Y se recordó que los hijos no son una carga, sino un don de Dios, fruto del amor entre los esposos.

Se pidió una mayor orientación cristocéntrica, así como un mayor énfasis en el vínculo entre los sacramentos del matrimonio y el bautismo. La visión del mundo debe ser la que pasa por la lente del Evangelio, para invitar a los seres humanos a la conversión del corazón.

Igualmente se reiteró que, a pesar de la imposibilidad de equiparar el matrimonio entre hombre y mujer a las uniones homosexuales, las personas con esta orientación deben ser acompañadas pastoralmente y protegidas en su dignidad, pero sin que esto parezca una aprobación, por parte de la Iglesia, de su orientación y su forma de vida. Sobre la cuestión de la poligamia, en particular de los polígamos convertidos al catolicismo que deseen recibir los sacramentos, se sugirió un estudio amplio y exhaustivo.

Los grupos de trabajo también solicitaron una reflexión más amplia sobre la figura de María y la Sagrada Familia, para proponerlos como modelo de referencia para todos los núcleos familiares. Por último, se insistió en que se señalase que la RS será, en cualquier caso, un documento de preparación para el Sínodo Ordinario previsto para octubre de 2015.

miércoles, 15 de octubre de 2014

LOS SANTOS SON SIEMPRE ACTUALES. PABLO VI, BEATO.

El próximo Domingo será beatificado el Papa Pablo VI. Entre tantos pensamientos suyos rescato éstos, pronunciados en Bogotá el 24 de agosto de 1968, en la inauguración de la II Asamblea General de los Obispo de Latinoamérica. Dan para pensar.  



"La fe es la base, la raíz, la fuente, la primera razón de ser de la Iglesia, bien lo sabemos. Y sabemos cómo la fe es insidiada por las corrientes más subversivas del pensamiento moderno. La desconfianza, que, incluso en los ambientes católicos se ha difundido acerca de la validez de los principios fundamentales de la razón, o sea, de nuestra « philosophia perennis », nos ha desarmado frente a los asaltos, no raramente radicales y capciosos, de pensadores de moda; el « vacuum » (el vacío) producido en nuestras escuelas filosóficas por el abandono de la confianza en los grandes maestros del pensamiento cristiano, es invadido frecuentemente por una superficial y casi servil aceptación de filosofías de moda, muchas veces tan simplistas como confusas: y éstas han sacudido nuestro arte normal, humano y sabio de pensar la verdad; estamos tentados de historicismo, de relativismo, de subjetivismo, de neo-positivismo, que en el campo de la fe crean un espíritu de crítica subversiva y una falsa persuasión de que para atraer y evangelizar a los hombres de nuestro tiempo, tenemos que renunciar al patrimonio doctrinal, acumulado durante siglos por el magisterio de la Iglesia, y de que podemos modelar, no en virtud de una mejor claridad de expresión sino de un cambio del contenido dogmático, un cristianismo nuevo, a medida del hombre y no a medida de la auténtica palabra de Dios.

Desafortunadamente también entre nosotros, algunos teólogos no siempre van por el recto camino. Tenemos gran estima y gran necesidad de la función de teólogos buenos y animosos; ellos pueden ser providenciales estudiosos y valientes expositores de la fe, si se conservan discípulos inteligentes del magisterio eclesiástico, constituido por Cristo en custodio e intérprete, por obra del Espíritu Santo, de su mensaje de verdad eterna. Pero hoy algunos recurren a expresiones doctrinales ambiguas, se arrogan la libertad de enunciar opiniones propias, atribuyéndoles aquella autoridad que ellos mismos, más o menos abiertamente, discuten a quien por derecho divino posee carisma tan formidable y tan vigilantemente custodiado, incluso consienten que cada uno en la Iglesia piense y crea lo que quiere, recayendo de este modo en el libre examen que ha roto la unidad de la Iglesia misma y confundiendo la legítima libertad de conciencia moral con una mal entendida libertad de pensamiento que frecuentemente se equivoca por insuficiente conocimiento de las genuinas verdades religiosas".

martes, 14 de octubre de 2014

LO QUE SE DICE EN EL SÍNODO-5

Debate de los Padres Sinodales tras la Relación después de la discusión

Ciudad del Vaticano, 14 octubre 2014 (VIS).- Durante la undécima Congregación General tuvo lugar la presentación en el Aula de la "Relatio post disceptationem", leída por el Relator General, el cardenal Peter Erdo.
Poco después, comenzó el debate libre de los Padres Sinodales. En general, la "Relatio post disceptationem" ha sido apreciada por su capacidad de "retratar" adecuadamente las intervenciones de estos días en el Aula, captando el espíritu de la Asamblea y destacando la acogida como tema principal de los trabajos. Del documento, se dice, emerge el amor de la Iglesia por la familia fiel a Cristo, pero también su capacidad de estar cerca del ser humano en cada momento de su vida, de comprender que, detrás de los desafíos pastorales, hay muchas personas que sufren. La mirada del Sínodo -se ha reiterado- tendría que ser la del pastor que da la vida por sus ovejas, no la del que las juzga a priori.



Además, dado que la Relación recoge diversos puntos de vista para proporcionar una base de trabajo a los Círculos menores, se han sugerido algunas ideas adicionales. Por ejemplo, teniendo siempre presente que la Iglesia debe acoger a los que atraviesan por dificultades, sería bueno hablar más de las familias que se mantienen fieles a las enseñanzas del Evangelio, animándolas y dándoles las gracias por el testimonio que ofrecen. Del Sínodo debería emerger más claramente que el matrimonio indisoluble, feliz, fiel para siempre , es hermoso, es posible y está presente en la sociedad, evitando así de centrarse principalmente en las situaciones familiares imperfectas.

También se ha hablado de acentuar más el tema de la mujer, de su tutela y su importancia para la transmisión de la vida y de la fe; de integrar alguna reflexión sobre la figura de los abuelos en el hogar; de incluir una referencia más específica a la familia como "Iglesia doméstica" y a la parroquia como una "familia de familias", así como a la Sagrada Familia, como modelo de referencia. En este contexto, también se ha tratado de cómo valorizar la perspectiva misionera de la familia y de su anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo.

Es necesario profundizar y aclarar la cuestión de la "gradualidad", que podría dar origen a una serie de confusiones. Por ejemplo, en cuanto al acceso a los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a casar, se ha dicho que es difícil aceptar excepciones sin que, en realidad, se conviertan en una regla común.

Asimismo se hizo notar que la palabra "pecado" no está casi presente en la Relatio. Y también se recordó el tono profético de las palabras de Jesús, para evitar el riesgo de conformarse a la mentalidad de este mundo.

En relación a los homosexuales se puso de relieve la necesidad de aceptación, pero con la prudencia adecuada, con el fin de no crear la impresión de una evaluación positiva de esa orientación por parte de la Iglesia. La misma atención se solicitó por cuanto respecta a las convivencias.

Igualmente se apuntó a la necesidad de reiterar la importancia del sacramento del Bautismo que es esencial para comprender plenamente la sacramentalidad del matrimonio y también su ser un "ministerio" en el anuncio del Evangelio.

En cuanto a la agilización de los procedimientos para las causas de nulidad matrimonial, ha suscitado alguna perplejidad la propuesta de dar más competencias al obispo diocesano, cargando así demasiado peso sobre sus hombros. Se ha solicitado una reflexión más profunda y articulada sobre los casos de poligamia - en especial los de aquellos que se convierten y quieren recibir los sacramentos - y sobre la difusión de la pornografía (de forma particular en la web) que representa un riesgo real para la unidad familiar. Por último, en relación con la apertura a la vida por parte de las parejas, se hizo hincapié en la necesidad de abordar con más detalle y decisión no sólo el tema del aborto, sino también el de maternidad subrogada.

viernes, 10 de octubre de 2014

LO QUE SE DICE EN EL SÍNODO-4

Durante la Octava Congregación General, siguiendo el esquema del Instrumentum laboris, la discusión trató el tema "La Iglesia y la familia frente al desafío educativo (parte III, cap. 2) El desafío educativo en general / La educación cristiana en situaciones familiares difíciles".
En primer lugar, se reiteró la vocación a la vida como elemento fundamental de la familia; de ahí la invitación a los fieles a profundizar en el conocimiento de la encíclica de Pablo VI Humanae Vitae también para comprender mejor la importancia de la utilización de los métodos naturales de regulación de la fertilidad y de la no aceptación de la anticoncepción. Unión y procreación - se dijo - no están separadas del acto conyugal. Por lo tanto se reafirmó con decisión, la condena de la manipulación genética y la crioconservación de embriones.

Diversas voces pusieron de manifiesto la tendencia de algunos países y organizaciones en el mundo occidental de presentar, en particular en el contexto de África, algunos conceptos (incluyendo aborto y uniones del mismo sexo), como "derechos humanos" vinculando la ayuda económica y fuertes campañas de presión a la recepción de los mismos. En este sentido, también se evidenció que la expresión "derechos a la salud sexual y reproductiva" no tiene, en el marco del derecho internacional, una definición precisa y que puede terminar por abarcar principios que se contradicen entre sí, como la condena del aborto forzado y la promoción de aborto seguro, o la defensa de la maternidad y la promoción de la anticoncepción. Si bien carezcan de valor vinculante, la promoción de tales "derechos" supone un riesgo, porque puede influenciar la interpretación de otras normas, en particular en el ámbito de la lucha contra la discriminación de la mujer.



Se hizo de nuevo hincapié en la importancia de una adecuada preparación para el matrimonio, ya que su celebración parece reducirse cada vez más a la dimensión social y jurídica dejando en segundo lugar la religiosa y espiritual. También se dijo que a menudo los novios perciben el curso de preparación como una imposición, una tarea que hay que cumplir sin convicción y, que además es demasiado corto. Dado que, sin embargo, el matrimonio es una vocación para la vida, su preparación debe ser larga y detallada, como en el caso de la vida religiosa. Se habló también de que los novios adolecen con frecuencia de una escasez de conocimiento del valor sacramental del matrimonio. Tanto es así que la celebración del rito matrimonial –se apuntó- no es automáticamente la celebración del sacramento del matrimonio.

En cuanto a la simplificación de los procedimientos de los procesos de verificación de la nulidad del matrimonio se mencionó la Comisión Especial de Estudio para la reforma del proceso matrimonial canónico, instituida por el Santo Padre Francisco el 20 de septiembre de 2014. Se espera en un procedimiento más sencillo siempre que sea uno y único para toda la Iglesia. Por otra parte sobre la doble sentencia conforme consiguiente a la apelación obligatoria surgió la pregunta de si era posible dejar al discernimiento del obispo la determinación de apelar o no. Al mismo tiempo, se insistió en la necesidad de una mayor presencia de jueces laicos debidamente preparados, en particular de mujeres, en los tribunales eclesiásticos.

Después se reiteró la importancia de que también los sacerdotes estén bien preparados para la pastoral del matrimonio y la familia, y de que utilicen las homilías como un momento especial y eficaz para anunciar a los fieles el Evangelio de la familia. Hacen falta, se dijo, formación e información, porque la santidad espiritual del sacerdote, su creatividad y su relación directa con las familias son particularmente apreciadas por los fieles.

Una vez más se reflexionó sobre la relación entre emigración y familia, insistiendo en que la familia es un derecho fundamental que cada emigrante debe ver reconocido y se exhortó a los responsables de las políticas internacionales de emigración a proteger el derecho a la unidad familiar porque para los emigrantes la familia es un elemento esencial para la integración en los países de destino.

Durante la hora dedicada al debate libre - entre las 18.00 y las 19.00 horas – surgieron , en particular, tres temas: respecto a los divorciados que se han vuelto a casar, se puso de relieve la necesidad de un camino de penitencia, que esté acompañado de una reflexión sobre los divorciados que se han quedado solos porque a menudo sufren en silencio y están marginados de la vida social. En segundo lugar, se señaló la necesidad de proteger a los hijos de los cónyuges divorciados de las repercusiones psicológicas que el divorcio pueda tener sobre ellos. En este contexto, se señaló que a menudo una adecuada pastoral de los niños hace que sus padres se acerquen de nuevo a la Iglesia.

En tercer lugar se habló de la importancia de la relación entre la familia y la educación de los niños, con particular referencia al derecho de los padres a elegir el programa educativo más adecuado para que sus hijos puedan recibir una educación de calidad.


jueves, 9 de octubre de 2014

LO QUE SE DICE EN EL SÍNODO-3

Ciudad del Vaticano, 9 octubre 2014 (VIS).-La Séptima Congregación General, que tuvo lugar esta mañana, se dividió en dos fases: en la primera prosiguió el debate general sobre el tema de la tarde anterior, es decir "Las situaciones pastorales difíciles (Parte II, cap. 3). Situaciones familiares / Acerca de las uniones entre personas del mismo sexo ". En la segunda se trató el argumento sucesivo: "Los desafíos pastorales acerca de la apertura a la vida."

Así, en la primera parte, los Padres sinodales reanudaron la reflexión sobre la cuestión del acceso al sacramento de la Eucaristía para los divorciados que se han vuelto a casar, reafirmando ante todo la indisolubilidad del matrimonio, sin compromisos, basada en el hecho de que el vínculo sacramental es una realidad objetiva, obra de Cristo en la Iglesia. Este valor debe ser defendido y tratado con una catequesis prematrimonail adecuada para que los novios sean plenamente conscientes del carácter sacramental del vínculo y de la naturaleza de su vocación. Sería además oportuno acompañar pastoralmente a las parejas después de la boda.



Al mismo tiempo, se insistió en que se deben considerar los casos individuales, las situaciones concretas -algunas de gran sufrimiento-, distinguiendo, por ejemplo, entre las personas que han abandonado a su cónyuge y las que ha sido abandonadas. El problema existe - se ha repetido varias veces en el Aula - y la Iglesia no lo deja de lado. La pastoral no debe ser exclusiva, "o todo o nada", sino misericordiosa, porque el misterio de la Iglesia es un misterio de consuelo.

Sin embargo, como se recordó, para los divorciados que se han vuelto a casar el hecho de no poder acercarse a la Eucaristía, no significa que no son miembros de la comunidad eclesial. Al contrario, se invitó a reconsiderar que hay varias responsabilidades que pueden ejercer. También se hizo hincapié en la necesidad de simplificar y acelerar los procedimientos para la declaración de nulidad matrimonial.

Acerca del concubinato en algunas regiones se constata que con frecuencia se debe a razones económicas y sociales, y no a una especie de rechazo de las enseñanzas de la Iglesia. A menudo, también, estas y otras situaciones de uniones de hecho se viven conservando el deseo de una vida cristiana y por lo tanto requieren una atención pastoral adecuada. Del mismo modo, reiterando la imposibilidad de reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, los Padres sinodales subrayan la necesidad de un enfoque respetuoso y que no discrimine a los homosexuales.

También se volvió a hablar de la cuestión de los matrimonios mixtos, señalando que, además de las dificultades, es bueno tener en cuenta también la posibilidad, que estos ofrecen, de testimoniar la armonía y el diálogo interreligioso. Y se afrontó de nuevo, el tema del lenguaje para que la Iglesia sea capaz de involucrar a creyentes y no creyentes, y a todas las personas de buena voluntad en individuar patrones de vida familiar que promuevan el desarrollo integral de la persona y el bienestar de la sociedad. La propuesta - se ha dicho - es hablar de la familia con una "gramática simple" que llegue a los corazones de los fieles.

En la segunda parte de la congregación, se abordó el tema de la paternidad responsable, reiterando que el don de la vida (así como la virtud de la castidad) son valores fundamentales del matrimonio cristiano y subrayando la gravedad de un crimen como el aborto. Al mismo tiempo, se recuerdan las muchas tragedias que viven tantas familias; por ejemplo en algunos contextos asiáticos, donde se dan casos de infanticidio, violencia contra las mujeres o trata de seres humanos. Por lo tanto se insiste en la necesidad de enfatizar el concepto de justicia entre las virtudes fundamentales de la familia.

Después se abordó la cuestión de la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos en la fe y en sus enseñanzas. Esa responsabilidad es primordial - se ha dicho - y es importante prestarle la debida atención. Entre otras cosas, se ha observado que la atención pastoral de los niños puede crear un punto de contacto con las familias que se encuentran en situaciones difíciles.

A propósito de los niños, se subrayó el negativo impacto de los anticonceptivos en la sociedad, que ha dado lugar a una disminución de la tasa de natalidad. Frente a tal escenario - se ha dicho - los católicos no deben permanecer en silencio, sino dar un mensaje de esperanza: los niños son importantes, aportan vida y alegría a sus padres y fortalecen la fe y las prácticas religiosas.

Por último, se reiteró el papel fundamental de los laicos en el apostolado de la familia y en su evangelización, así como el de los movimientos laicos que pueden acompañar a los núcleos familiares en dificultad.

miércoles, 8 de octubre de 2014

LO QUE SE DICE EN EL SÍNODO-2

Ciudad del Vaticano, 7 octubre 2014 (VIS).-Esta mañana durante la tercera congregación general ha proseguido la discusión. Los temas previstos, de acuerdo con el orden del Instrumentum Laboris, han sido : ''Evangelio de la familia y ley natural'' (Parte I, cap. 3) y ''La familia y la vocación de la persona en Cristo'' (Parte I, cap 4. ).

El debate general ha continuado siguiendo los argumentos previstos. Se ha afirmado que era necesaria una mayor preparación para el matrimonio, para que éste no fuera sólo válido, sino también fructífero. La propuesta es la de no preocuparse solamente por los remedios para el fracaso de la unión conyugal, sino también por las condiciones que la hacen válida y fructífera. Lo que hay que transmitir es una visión del matrimonio no sólo como punto de llegada, sino como un camino hacia una meta más alta, un camino de crecimiento personal y de pareja, una fuerza y fuente de energía. La elección del matrimonio es una vocación verdadera y propia y como tal requiere fidelidad y coherencia para ser realmente un lugar de crecimiento y de salvaguardia de lo humano.



Para ello, hay que acompañar constantemente a los cónyuges en su itinerario de vida, a través de una pastoral familiar intensa y vigorosa. El camino de preparación para el sacramento del matrimonio debe ser, por lo tanto, largo, personalizado y también severo, sin miedo a que eventualmente disminuya el número de bodas celebradas en la Iglesia. De lo contrario, se corre el riesgo de obstruir los tribunales de justicia con los procesos matrimoniales.

Otro punto destacado en el Aula ha sido la influencia de los medios de comunicación, a veces intrusivos, cuando presentan ideologías contrarias a la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia. En esta perspectiva, se ha reiterado que además de proteger a los católicos, también hay que prepararlos mejor. La Iglesia debe ofrecer su enseñanza de forma más incisiva, presentando la doctrina no como una lista de prohibiciones, sino haciéndose más cercana a los fieles, como hacía Jesús. De esta manera, actuando con empatía y ternura, será posible reducir la brecha entre la doctrina y la práctica, entre las enseñanzas de la Iglesia y la vida familiar. Porque lo que necesitamos no es una elección entre la doctrina y la misericordia, sino la puesta en marcha de una pastoral iluminada, para animar sobre todo a las familias en dificultades, que a menudo tienen la sensación de que no pertenecen a la Iglesia.

Se ha reanudado el debate sobre el tema de las parejas con problemas, los divorciados que se han vuelto a casar. A ellos, se ha dicho, la Iglesia no debe presentar un juicio, sino una verdad, con una mirada comprensiva, porque la gente sigue la verdad y sigue a la Iglesia si ésta dice la verdad. La ''medicina'' de la misericordia da acogida, atención y apoyo. Sobre todo porque - se ha destacado- las familias que sufren no buscan soluciones pastorales rápidas, no quieren ser una mera cifra estadística, sino que sienten la necesidad de ser aconsejadas y de sentirse aceptadas y amadas. Se debe dar más espacio a la lógica sacramental que a la jurídica.

En cuanto al acercamiento a la Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a casar, se ha reiterado que ese sacramento no es el sacramento de los perfectos, sino de aquellos que están en camino.

Al igual que ayer por la tarde la discusión se ha centrado también en la necesidad de renovar el lenguaje de la proclamación del Evangelio y de la transmisión de la doctrina. La Iglesia debe abrirse más al diálogo y escuchar con más frecuencia (y no sólo en casos excepcionales) las experiencias de las parejas casadas, porque sus luchas y sus fracasos no pueden ser ignorados; al contrario, pueden ser el fundamento de una teología real, verdadera. Y siempre a propósito del lenguaje, ha habido alguna que otra perplejidad acerca de la sugerencia -incluida en el Instrumentum Laboris - de profundizar en el concepto, de inspiración bíblica, de ''orden de la creación'' como posibilidad de releer de una manera más significativa la ''ley natural''. No es suficiente cambiar el vocabulario, se ha dicho, si luego no se consigue crear un puente de diálogo efectivo con los fieles. En este sentido, se ha afirmado que la vasta y difusamente sentida necesidad de cambio debe entenderse como conversión pastoral para que el anuncio del Evangelio sea más eficaz.

A continuación se han presentado tres dimensiones específicas de la familia: la vocación a la vida; la misionera, entendida como testimonio de Cristo a través de la unidad familiar; y la aceptación del otro, ya que la familia es la primera escuela de alteridad, el lugar donde se pueden aprender la paciencia y la lentitud, en contraste con el ajetreo y el bullicio del mundo moderno. También se ha puesto de relieve otra dimensión ulterior del núcleo familiar : la santidad, porque la familia educa a la santidad, es un icono de la Trinidad, Iglesia doméstica al servicio de la evangelización, futuro de la humanidad.

Otros puntos mencionados durante la Tercera Congregación General han sido la importancia de la catequesis para las familias, especialmente para los niños, y de la oración entre las paredes domésticas que da lugar a una verdadera y propia generación de la fe, transmitiéndola de padres a hijos. Por último, se ha subrayado la necesidad de un formación más profunda de los sacerdotes y catequistas.

lunes, 6 de octubre de 2014

LO QUE SE DICE EN EL SINODO-1

Resumen de la Relación ante disceptationem
Ciudad del Vaticano, 6 octubre 2014 (VIS).-La Relación previa a la discusión, presentada esta mañana por el cardenal Peter Erdo, Relator General, introduce los trabajos del Sínodo, destacando los puntos principales sobre los que se desarrollará la discusión en el aula. En este sentido, es importante destacar un nuevo elemento: La Relación de esta asamblea sinodal ya incluye las intervenciones escritas de los Padres Sinodales , enviadas a la Secretaría general del Sínodo antes del inicio de los trabajos comienza. Todo esto con el fin de responder mejor al sentido colegial de la asamblea.

En primer lugar, la relación del cardenal Erdö nos invita a mirar a la familia con esperanza y misericordia, anunciando su valor y su belleza, ya que, a pesar de las muchas dificultades, no es un "modelo fuera de curso". Vivimos en un mundo solamente de emociones, dice el cardenal, en el que la vida "no es un proyecto, sino una serie de momentos" y "el compromiso estable parece temible" para el ser humano al que el individualismo ha hecho muy frágil. Pero es precisamente aquí, frente a estos "signos de los tiempos" que el evangelio de la familia se presenta como un "remedio", una "verdad medicinal" ,que hay que proponer ''poniéndose en el lugar de aquellos a quienes más les cuesta reconocerla como tal y vivirla''.

No, por lo tanto, al "catastrofismo o a la abdicación" dentro de la Iglesia: ''Existe un patrimonio de fe claro y ampliamente compartido''. Por ejemplo, las formas ideológicas tales como la teoría del gender o la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre hombre y mujer no gozan de consenso entre la gran mayoría de los católicos, mientras que el matrimonio y la familia siguen considerándose ampliamente vistos como un ''patrimonio'' de la humanidad, que se debe proteger, promover y defender. Ciertamente, entre los creyentes, la doctrina es a menudo poco conocido o practicada, pero "esto no significa que se ponga en tela de juicio". Esto vale, en particular, por lo que se refiere a la indisolubilidad del matrimonio y su sacramentalidad entre los bautizados. No se cuestiona la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio en cuanto tal, es más, queda incontestada y en gran parte es observada en la praxis pastoral de la Iglesia con las personas que han fracasado en su matrimonio y que buscan un nuevo inicio. Por tanto, en este Sínodo no se discute sobre las cuestiones doctrinales, sino sobre las cuestiones prácticas "inseparables, por otro lado, de las verdades de la fe", de naturaleza exquisitamente pastoral.



De ahí, la necesidad de una mayor formación, especialmente para los novios, para que sean plenamente conscientes tanto de la dignidad sacramental del matrimonio, basado en la "unicidad, fidelidad y fecundidad", tanto de su ser "una institución de la sociedad." Aunque amenazado por "factores disgregadores", tales como el divorcio, el aborto, la violencia, la pobreza, el abuso, "la pesadilla" de la precariedad, el desequilibrio causado por las migraciones- explica el cardenal Erdö- la familia es siempre una "escuela de humanidad": ''La familia es casi la última realidad humana acogedora en un mundo determinado casi exclusivamente por las finanzas y la tecnología. Una nueva cultura de la familia puede ser el punto de partida para una renovada civilización humana''.

Por eso, prosigue el purpurado, la Iglesia sostiene a la familia concretamente, incluso si dicha ayuda ''no puede prescindir de un compromiso eficaz de los Estados'' en la tutela y promoción del bien común, mediante políticas adecuadas.

Mirando, más tarde, a los que viven en situaciones maritales difíciles, el cardenal Erdö hace hincapié en que la iglesia es una "casa paterna" para ellos y con ellos es necesaria ''una acción de pastoral familiar renovada y adecuada'' sobre todo para que se sientan amados por Dios y por la comunidad eclesial, en una perspectiva misericordiosa que no cancele sin embargo, "la verdad y la justicia". La misericordia, por tanto, tampoco anula los compromisos que nacen de las exigencias del vínculo matrimonial. Éstos siguen subsistiendo incluso cuando el amor humano se ha debilitado o ha cesado. Esto significa que, en el caso de un matrimonio sacramental (consumado), después de un divorcio, mientras el primer cónyuge siga con vida, no es posible un segundo matrimonio reconocido por la Iglesia''.

Por otra parte, dada la diversidad de situaciones - divorcio, matrimonio civil, convivencia - el cardenal Erdö destaca la necesidad de "directrices claras" para que los pastores de las comunidades locales puedan ayudar concretamente a las parejas en problemas, evitando las improvisaciones de una "pastoral casera". En cuanto a la divorciados vueltos a casar civilmente, el cardenal subraya que crearía confusión ''concentrarse sólo en la cuestión de la recepción de los sacramentos'': es necesario, en cambio mirar a un contexto más amplio, de preparación al matrimonio y de ayuda- no burocrática, sino pastoral- a los cónyuges para ayudarles a entender las razones del fracaso del primer matrimonio, y identificar elementos útiles para la invalidez: ''Hay que tener en cuenta la diferencia entre quien culpablemente ha roto un matrimonio y quien ha sido abandonado. La pastoral de la Iglesia debería hacerse cargo de estas personas de modo particular''.

No sólo: teniendo en cuenta la escasa conciencia que existe hoy del sacramento del matrimonio y la difusión de la mentalidad partidaria del divorcio, ''no parece imprudente'', considerar que no pocos matrimonios celebrados en la Iglesia pueden resultar no válidos. De ahí, la sugerencia, contenida en la Relación, - de reconsiderar, en primer lugar, la obligatoriedad de la doble sentencia conforme a la declaración de nulidad del vínculo matrimonial siempre y cuando se eviten ''el mecanicismo y la impresión de la concesión de un divorcio'' o "soluciones injustas y escandalosas". En este ámbito, dice el purpurado, es necesario examinar más en profundidad la praxis de algunas de las Iglesias ortodoxas, que prevé la posibilidad de segundas nupcias y terceras connotadas por un carácter penitencial.
En la última parte, el documento del cardenal Erdö se centra en el Evangelio de la vida: la existencia va desde la concepción hasta la muerte natural, destaca el Relator de la Asamblea y la apertura a la vida es "una parte esencial, una exigencia intrínseca" del amor conyugal, mientras que hoy en día, sobre todo en Occidente , las parejas que eligen deliberadamente no tener hijos, o las que hacen de todo por tenerlos se ven aplastadas por la propia capacidad de autodeterminación: La acogida de la vida, el asumirse responsabilidades en orden a la generación de la vida y al cuidado que ésta requiere, sólo es posible si la familia no se concibe como un fragmento aislado, sino que se percibe insertada en una trama de relaciones...Es cada vez más importante no dejar a la familia o a las familias solas, sino acompañar y sostener su camino...Detrás de las tragedias familiares con mucha frecuencia hay una desesperada soledad, un grito de sufrimiento que nadie ha sabido escuchar.

Es importante, por lo tanto, "recuperar el sentido de una solidaridad difusa y concreta'' superar la "privatización de los afectos" que vacía de sentido a la familia y la confía a la decisión del individuo; es necesario crear en el plano institucional, las condiciones que facilitan la acogida de un niño y la asistencia a un anciano, como ''un bien social que hay tutelar y favorecer''. Por su parte, la Iglesia debe cuidara de modo particular la educación de la afectividad y de la sexualidad, explicando su valor y evitando la "banalización y la superficialidad''.

En conclusión, afirma el cardenal Erdo, el desafío del Sínodo es lograr proponer ''más allá del círculo de los católicos practicantes y, considerando la situación compleja de la sociedad'', el ''atractivo'' del mensaje cristiano respecto al matrimonio y la familia, dando ' respuestas verdaderas e impregnadas de caridad''.Porque ''el mundo necesita a Cristo''.

Para leer el documento completo en español ir a la siguiente dirección:


miércoles, 1 de octubre de 2014

DON ALVARO, TE QUIERE TODO EL MUNDO

En torno a la beatificación de Don Álvaro del Portillo, se han publicado relatos y comentarios sobre su personalidad y el afecto que suscita en personas de gran parte del mundo.
En la ceremonia, celebrada el pasado 27 de septiembre en Valdebebas, una zona en la periferia de Madrid, hubo más de cien mil asistentes, llegados de unos ochenta países. En su crónica para La Razón, Álvaro de Juana describe la multitud: “Los miles de personas que acudieron a Valdebebas, donde tuvo lugar la ceremonia en un espacio de 200.000 metros cuadrados, desprendieron entusiasmo por los cuatro costados, al mismo tiempo que permanecían en un constante ambiente de oración”. Y destaca un detalle: “Una cola inmensa esperaba para confesarse en alguno de los confesionarios portátiles que se encontraban más próximos. En todo el recinto se distribuyeron 80, que permanecieron ocupados durante toda la celebración y a los que se acercaron muchos jóvenes”.

Protagonistas, las familias

Por su parte, Francesco Ognibene dice en Avvenire: “Esta ceremonia madrileña, solemne y sencilla a la vez, ha tenido por protagonistas a las familias, llegadas a millares de todas partes del mundo, movidas por la gratitud y el afecto que guardan por un sacerdote que se prodigó por enseñarles el ‘secreto’ de la santidad cristiana aprendido de Escrivá: buscarla en la vida cotidiana”. Una muestra de ello, añade, es que “que de los 13.300 relatos llegados al postulador de la causa de beatificación, Javier Medina Bayo, para documentar los favores atribuidos a la intercesión de don Álvaro, la mayor parte se refiere a gracias relacionadas precisamente con la vida familiar”.

“Yo quiero a don Álvaro porque me cuida. Está siempre conmigo” (José Ignacio Ureta, 11 años)
Uno de esos favores fue la curación que la Iglesia reconoció como un milagro otorgado por intercesión de Álvaro del Portillo. El niño chileno José Ignacio Ureta era un bebé de menos de un mes cuando se recuperó inexplicablemente de una prolongada parada cardíaca. Hoy tiene 11 años, y el 27 de septiembre estuvo presente en la beatificación. Carmelo Pérez hizo una entrevista a sus padres para El Mundo. La madre, Susana Wilson, dice: “No éramos grandes creyentes cuando pasó todo. De misa semanal, si acaso. Ni siquiera conocíamos bien la vida de don Álvaro. Pero esto nos ha cambiado por dentro”.

Carmelo Pérez concluye así: “Cuando aparece el pequeño Cote, así le llaman, no son necesarias más explicaciones. Su sonrisa habla por él. ‘Aquí soy del Atlético de Madrid, pero mi equipo es el Colo-Colo’, asegura mientras se acerca a la pila donde recibió el bautismo Álvaro del Portillo. Y luego en privado, a solas con el periodista: ‘Yo quiero a don Álvaro porque me cuida. Está siempre conmigo’. Así, mirando a los ojos y con la espontaneidad de quien improvisa, de quien no repite una lección aprendida. Siempre con una sonrisa inmensa”.
       Encontré a Cote al terminar la Misa de la beatificación; la foto la sacó su paciente madre... 

Una persona cercana

El Papa Francisco, en su carta al actual prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, con motivo de la beatificación, anotó una raíz de la difundida simpatía hacia don Álvaro. “Especialmente destacado era su amor a la Iglesia, esposa de Cristo, a la que sirvió con un corazón despojado de interés mundano, lejos de la discordia, acogedor con todos y buscando siempre lo positivo en los demás, lo que une, lo que construye. Nunca una queja o crítica, ni siquiera en momentos especialmente difíciles, sino que, como había aprendido de san Josemaría, respondía siempre con la oración, el perdón, la comprensión, la caridad sincera”.
En una entrevista de Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo enAlfa y Omega, Mons. Echevarría recuerda que “muchos, aunque le conocieran solo por unos minutos de conversación, coincidían en destacar que les había transmitido una gran paz, que no era la paz de la quietud o de la impasibilidad, sino la de saberse querido por una persona que enfocaba las diferentes cuestiones con la perspectiva de lo realmente importante”.

Álvaro del Portillo era “acogedor con todos y buscando siempre lo positivo en los demás, lo que une, lo que construye” (Papa Francisco)
Esa experiencia tuvo Mark Nwagwu, que recuerda la visita pastoral a su país, Nigeria, que hizo el beato Álvaro en 1989. Y lo describe en estos términos: “Un hombre con un amor inmenso a la vida ordinaria; te daban ganas de invitarle a casa a comer”.
O, como explica Mons. Echevarría en un artículo publicado en La Razón: “Su estatura humana, profesional y eclesial no le alejó de la gente; al contrario, su sencillez, su humildad, su naturalidad, su amable buen humor y su espontaneidad de carácter favorecían que conectase fácilmente con los demás y que entablara desde el primer momento una relación de confianza y amistad con muchas personas”. Pues “la santidad –recordaba Álvaro del Portillo– no consiste en alcanzar una especie de ‘perfección’ que nos sitúe por encima de los demás, sino en cultivar el amor que nos coloca al servicio de todos los que nos rodean”. Y en efecto, como señala Mons. Echevarría, don Álvaro “desde muy joven dedicó muchas horas a la atención de familias pobres y niños abandonados de Madrid. Y lo cumplía mientras compatibilizaba sus estudios de ingeniero de Caminos con su trabajo como ayudante de Obras Públicas, para contribuir al sostenimiento de su familia”.

Iniciativas

También el Papa dice en su carta que “en el corazón del nuevo beato latía el afán de llevar la Buena Nueva a todos los corazones. Así recorrió muchos países fomentando proyectos de evangelización, sin reparar en dificultades, movido por su amor a Dios y a los hermanos”.
Un buen número de tales iniciativas surgieron en África, continente que Álvaro del Portillo visitó en varias ocasiones.Luis Franceschi, decano de la escuela de Derecho en Strathmore University (Kenia), comenta en Daily Nation, de Nairobi, que don Álvaro “animó constantemente a las autoridades de la universidad a buscar medios y recursos para que nadie quedara privado de educación”. 

También “impulsó la creación de Kimlea Training Centre en Limuru, donde mujeres de zonas rurales aprenden tareas domésticas,catering y a poner en marcha negocios, a fin de que puedan elevar su nivel de vida y escapar del ciclo de pobreza causado por la explotación que sufren los trabajadores ocasionales”.
Tras citar algún ejemplo más, Franceschi concluye: “Así hacen los santos. No hacen la guerra por su cuenta, no van por libre; consiguen resultados moviendo a otros, mediante el ejemplo, con audacia y determinación, a ser buenos y hacer el bien. Así es como los santos cambian el mundo”.
(Aceprensa)