Queridos Rafa y Anamaría:
el
sábado pasado, el 26, fue un día de fiesta inolvidable, de ¡gran fiesta! Y como
les había dicho que me gustaría explicar la belleza del matrimonio y de la
familia; y como resulta que una imagen vale más que mil palabras; y como tuve
la invalorable suerte de participar de esa fiesta, cumplo la promesa.
Esta señora se
llama Sara Martorell. Contrajo matrimonio con Héctor Viana en 1934, cuando ella tenía apenas 20
años. Se querían mucho, mucho. Y Dios los bendijo dándoles nada menos que 10
hijos.
Los planes del
cielo a veces nos desconciertan…, pero si hay fe y no sólo se resigna uno con
esos planes, sino que asume la voluntad de Dios y la hace propia, entonces es
cuando se palpa que Él no te deja nunca en la estacada.
Esto viene a cuento porque en 1967, cuando Sara tenía 53
años, su esposo falleció. Humanamente hablando, sacar adelante, sola, y por
más que casi todos eran grandes, a 10 hijos…, no sé, Anamaría, qué sentirías
tú. Lo que yo conozco es que Sara apechugó, con la convicción de que no le
faltaría la ayuda del Cielo por medio de la Virgen, a la que siempre recurrió Rosario en mano todos los días.
Los hijos mayores se fueron casando, pero el menor, cuando
era adolescente se cayó de un caballo y quedó tetrapléjico…, sin movimientos,
sin razonamiento, sin habla: sólo su madre interpreta los sonidos con los que
se comunica con ella. Lleva así, viviendo con ella, 39 años.
Sara conoció nueras y yernos… Todos la quieren como si fuera
su madre. Hasta hoy le han dado 45 nietos. De cada uno de ellos, la abuela
conoce todo y festeja todo; también, cuando es necesario, corrige. Y los sigue
con un GPS de cariño que la empujó, entre mil iniciativas, a aprender cómo manejar la computadora y abrir una cuenta para comunicarse con ellos por mail.
Los nietos también se han ido casando, de manera que hoy disfruta de 96 bisnietos que, en realidad, como dice con razón, ya son
100, porque cuatro están a punto de llegar.
Sara conoce los
nombres de cada uno, sus dificultades, la marcha de sus vidas… Los llama por
teléfono, la visitan, le cuentan… No hace distingos, pero confiesa que “se
divierte” más con los varones… Y habla de fútbol (siempre de ¡Nacional que no
ni no!) y de otras muchas cosas de la vida…
Algunos de los biznietos ya han seguido el natural camino
del matrimonio y le han dado a su bisabuela (Abueli la llaman todos) 11
tataranietos.
El sábado 26 fue LA fiesta, adelantada cuatro días, de los
100 años de Doña Sara Martorell de Viana. Yo tuve la enorme alegría de celebrar
la Misa en la fiesta de san Joaquín y santa Ana, y de participar en la mesa, ¡sólo con la familia!, me dijeron.
Después, niños y jóvenes, alegría a raudales, cantantes
improvisados, bromas a granel… ¡familia!
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