Anteayer, en la Universidad de Montevideo, presenté mi libro selfie Desde el Verdún. Un acto de esta clase tiene siempre un carácter de encuentro-de-amigos-a-favor... El autor del libro se siente muy a gusto: hablan bien de su criatura, lo felicitan, uno llega a creerse, en su bobera (y con su babero), que ha aportado algo importante a la historia...
Todo esto se dio el viernes en la UM. Pero hubo un ingrediente más, que se percibe en su completa belleza cuando es auténtico: la sinceridad del cariño. Gracias de corazón a todos, porque lo advertí antes, durante y después de terminar el acto. Gracias, en especial, a mis dos amigos, Eduardo Héguy y Nelson Pilosof, que hicieron el elogio de circunstancias y añadieron conceptos enriquecedores sobre la comunicación, sobre el trabajo periodístico, sobre el hecho religioso, sobre la naturaleza del sacerdocio...
Especialmente, tengo que darle las gracias a mi hermana Marga, que "se robó" la presentación con sus canciones: A UN SEMEJANTE, (a mi modo de ver (de oír, mejor) sintetiza un pensamiento clave del Papa Francisco, que promueve la cultura del encuentro), y A LOS PRINCIPIANTES, toda una lección que no necesita comentarios.
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