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sábado, 31 de mayo de 2014

ESTO DE PRESENTAR UN LIBRO...

      Anteayer, en la Universidad de Montevideo, presenté mi libro selfie Desde el Verdún. Un acto de esta clase tiene siempre un carácter de encuentro-de-amigos-a-favor...  El autor del libro se siente muy a gusto: hablan bien de su criatura, lo felicitan, uno llega a creerse, en su bobera (y con su babero), que ha aportado algo importante a la historia... 
      Todo esto se dio el viernes en la UM. Pero hubo un ingrediente más, que se percibe en su completa belleza cuando es auténtico: la sinceridad del cariño. Gracias de corazón a todos, porque lo advertí antes, durante y después de terminar el acto. Gracias, en especial, a mis dos amigos, Eduardo Héguy y Nelson Pilosof, que hicieron el elogio de circunstancias y añadieron conceptos enriquecedores sobre la comunicación, sobre el trabajo periodístico, sobre el hecho religioso, sobre la naturaleza del sacerdocio...
      Especialmente, tengo que darle las gracias a mi hermana Marga, que "se robó" la presentación con sus canciones: A UN SEMEJANTE, (a mi modo de ver (de oír, mejor) sintetiza un pensamiento clave del Papa Francisco, que promueve la cultura del encuentro), y A LOS PRINCIPIANTES, toda una lección que no necesita comentarios. 

lunes, 26 de mayo de 2014

DEL PADRE AL PAPI... ¿SERÁ VERDAD?



Entre los muchos mails que todos recibimos y que, ordinariamente, van a la papelera sin leerlos porque se ve de lejos que no tienen interés, hoy le presté atención a éste. Lo comparto para saber qué piensan: ¿quizás exagera el autor? ¿Tendrá razón? ¿Es importante lo que plantea?... Está abierta la sección Comentarios. 


Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como un verdadero dictamen de Dios. Imperaban normas estrictas de educación: Nadie se sentaba a la mesa antes que el padre, nadie hablaba sin permiso del padre, nadie se levantaba de la mesa si el padre no se había levantado antes; por algo era el padre. 

La madre fue siempre el eje sentimental de la casa, el padre siempre la autoridad suprema. 

Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en papá. El mero sustantivo era ya una derrota. Padre es una palabra sólida, rocosa, imponente; papá es un apelativo para oso de felpa o para perro faldero; da demasiada confianza. Además, con el uso de papá el hijo se sintió autorizado para protestar, cosa que nunca había ocurrido cuando el papá era el padre

A diferencia del padre, el papá era tolerante. Permitía al hijo que fumara en su presencia, en vez de arrancarle los dientes con una trompada, como hacía el padre en circunstancias parecidas. Los hijos empezaron a llevar amigos a la casa y a organizar bailes y bebidas, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban en voz baja: Bueno, por lo menos tranquiliza saber que están tomándose unos tragos en casa y no en quién sabe dónde. 

El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos empezaron a comer en la sala mirando la tele, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa. 

Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero una autoridad bastante maltrecha. Era, en fin, un tipo querido; lavaba, planchaba, cocinaba y, además, se le podía pedir un consejo o también dinero prestado. 

Y entonces vino papi
Papi es un invento reciente de los últimos 20 ó 30 años. Descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, ya ni siquiera se le consulta ni se le pregunta nada. Simplemente se le notificaPapi, me llevo el coche, dame para nafta. Le ordenan que se vaya al cine con mami mientras los hijos están de fiesta. Lo tutean y hasta le indican cómo dirigirse a ellos: ¡Papi, no me vuelvas a llamar "chiquita" delante de Jonathan! 

No sé qué seguirá después de papi. Supongo que la esclavitud o el destierro definitivo. 

Yo estoy aterrado,....... después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de mis hijos. Mis nietos y nietas han empezado a llamarme 
"pa"... 
  
CREO QUE QUIEREN DECIR: .."¿PA QUE SERVÍS?... " 
 

martes, 20 de mayo de 2014

viernes, 16 de mayo de 2014

EL CAUDAL DE UNA VIDA COLMADA


Se me ha muerto una amiga, de la que hablé varias veces en este blog: el domingo pasado, a los 97 años, Mercedes Salisachs se fue al Celo.

Le doy gracias a Dios porque pude conocerla y disfrutar de su amistad. Era una mujer excepcional. De la calidad literaria de sus cuarenta novelas, ya se ha escrito mucho y más se escribirá. Aquí sólo quiero destacar algo de la última, publicada el año pasado.

Mercedes era la escritora en castellano más longeva del mundo. Pero a este dato hay que añadir otro, esencial: fue escritora hasta el final de su larga vida, porque la sostuvo su fe. Quiero decir que si a los 96 años publicó su última novela, fue porque sentía la necesidad, en estos tiempos complicados, de compartir con mayor urgencia la luz de su fe. De ahí el tema que decidió abordar, superando la natural limitación física propia de una persona de su edad.

En septiembre de 2011 estuve almorzando con Mercedes en su casa. Me contó entonces el argumento en el que trabajaba. Era la historia de un sacerdote que no había sido fiel a su vocación, como lamentablemente, me dijo, hoy se dan tantos casos. Y la verdad es que este sacerdote amaba su vocación, ¡la quería mucho!, continuó. Pero ella no lo dejaba en paz… ¡Figúrese, hasta fue a buscarlo cuando se marchó a Roma!, me confió en voz baja, con verdadera tristeza, como si me hablara de alguien conocido…

Mercedes estaba en silla de ruedas y con la mano izquierda paralizada. Escribía con la derecha, apoyando el papel en la otra. Su nieta Alejandra, que en los últimos años fue su sombra, día y noche, pasaba después lo escrito al procesador.


El argumento de la novela –me dijo que la titularía Puerta giratoria; luego lo cambió y dejó este título en la segunda parte del libro- me pareció tan bueno que la animé a continuar y me ofrecí a ayudarla… Mercedes era una mujer que vivía en la presencia de Dios; de aquí su humildad -tomó mi ofrecimiento hasta un extremo inimaginable- y también la serenidad con la que hablaba de su muerte.

El 22 de noviembre recibí su mail:
Le mando mi Puerta Giratoria. Ya la he terminado. Ninguno de mis asesores habituales la ha leído todavía. Espero su opinión antes de que la lean ellos. Si a usted le parece que hay algo equivocado, por favor mándeme el folio corregido, para que lo cambie.
Supongo que Puerta Giratoria será mi última novela. Estoy muy cansada y también pierdo vista. Los años pesan mucho. Pero que sea lo que Dios quiera. Estoy en Sus manos y sólo espero lo que Él disponga.

Tres días más tarde volvió a escribirme con dolor y humor al mismo tiempo:   

Desgraciadamente después de terminar mi novela, me he quedado hecha un acordeón inservible: mis ojos ya no funcionan y  mi edad está acentuando enormemente mi agotamiento.
Por favor no se apresure a leer mi novela, no sufra porque todavía no voy a darla al editor. De momento la voy a entregar a uno de mis asesores, pero lo que me preocupa es que, como hay datos que pertenecen al Vaticano, aunque me he informado todo lo que he podido, a lo mejor me he equivocado y eso es lo que más me interesa, ya que no me gustaría dar por bueno algo errado. Por tanto tiene Vd. tiempo suficiente para contestarme los detalles de mis posibles errores. Estamos en fechas próximas a la Navidad y supongo que estará usted lleno de asuntos importantes.
Insisto, no se preocupe, olvídese de mi y  ya me mandará las páginas que crea equivocadas.




Leí la novela de un tirón (es dramática y magnífica) y le envié algunas correcciones. El 2 de diciembre me envió un agradecimiento desproporcionado y nuevas informaciones sobre su salud:

Apreciado Monseñor y buen amigo: 
Sólo unas líneas para decirle que he adaptado mi novela a todas sus sugestiones. Para mi ha sido un regalo que ha dado punto final a la obra que le mandé. De momento no voy a editarla porque "El Cuadro" (su anterior novela) todavía funciona, pero creo que he hecho bien en arreglarla ahora porque estoy perdiendo vista y llevo ya una semana enferma. No sé si me repondré, porque cuando quiero levantarme, me noto sin fuerzas.
Quiero insistirle en lo mucho que le agradezco todo lo que ha hecho por mí.
No le olvido en mis oraciones y gracias porque sé que Vd. no me olvida en las suyas.
Con mi agradecimiento, reciba un cordialísimo saludo.
Mercedes.

Dos días antes de Navidad volvió a informarme:

Me he repuesto bastante de mi enfermedad, pero he dado un bajón terrible. Tengo el ojo izquierdo que casi no lo puedo abrir del escozor que me produce porque cada vez que tengo un "achuchón", ese ojo que me operaron hace años, se rebela y vuelve a dar la lata.
Mucho agradezco sus oraciones y su interés por preocuparse por mi salud, pero la edad no perdona y yo ya me estoy viendo con un pie en el otro mundo.
La mano derecha, con la que escribía, me empieza a flojear como la izquierda y me da la impresión de que pronto me voy a quedar sin mano.
Todo se lo ofrezco a Dios y Él que decida.

Pasaron algunos meses. En marzo de 2012, frente a mi aliento para que la publicara cuanto antes, me escribió con completa normalidad: seguramente se edite después de mi muerte. Alejandra se encargará de llevarlo a cabo. Y añadía: En cuanto a mi salud, desgraciadamente no mejoro, pero tengo la esperanza de que el tratamiento al que me estoy sometiendo, aunque es duro, dará sus frutos cuando llegue la Pascua.
Me alegra mucho saber que va a ir a Roma a dar una conferencia en septiembre. Si todavía vivo, será un autentico privilegio volver a recibirlo en mi casa para charlar un largo rato con usted.

Un año más tarde, en septiembre del 2013 pude verla en su casa. Llevaba meses en cama, con periodos mejores y peores. Le dije que había visto su novela en varias librerías, con su título definitivo, muy “suyo”: El caudal de las noches vacías. Casi no le entendí lo que habló, pero estaba asombrosamente serena y, como siempre, de buen humor. Le di una bendición hasta el Cielo.

El 5 de mayo pasado, seis días antes de morir, recibí este mail:  


Muy  apreciado Monseñor:

Qué alegría saber que el primer tramo de Nuestra Señora del Verdún ya está completado y los peregrinos pueden ir a rendir homenaje a la Virgen
. (Mercedes había colaborado generosamente con las obras del Santuario).

Por aquí hemos pasado un invierno difícil y un inicio de primavera complicado. La abuela lleva más de un mes con unas flemas en las vías altas que no la dejan tranquila y desde ayer se encuentra con fiebre y con antibióticos. Le pido a Dios que podamos tratar la  infección en casa sin necesidad de ingresar en una clínica.

Muchísimas gracias por acordarse de nosotras. También aquí le tenemos presente y hablamos de Vd. siempre con un gran cariño.

Con todo nuestro afecto y deseando que siga fortaleciéndose día a día en su fe, le mandamos un fuerte abrazo.

Mercedes y Alejandra

jueves, 8 de mayo de 2014

¡LEVANTA LA VISTA!

En inglés (con subtítulos) y en verso, el mensaje es excelente. A todo lo que dice, añado: si estás todo el santo día pendiente de las aplicaciones, ¿cómo vas a encontrar el necesario silencio interior, imprescindible para encontrar al Santo de los santos? 


viernes, 2 de mayo de 2014

¡QUÉ NOTICIA, LA MÁS HERMOSA!