Quiero desear a todos, de
corazón, ¡muy Felices Pascuas!
Esto quiere decir
¡alegrémonos, porque Jesús vive para siempre! Y significa, además, que aun
con dolores y penas, tenemos una esperanza cierta: así como Jesús venció a la
muerte y con la llave de la Cruz nos abrió las puertas del Cielo, también
nosotros un día viviremos con Él para nunca más morir.
A todos los que de
alguna manera están sufriendo la enfermedad, o la prisión, o el dolor de una
separación familiar, o la falta de empleo, o alguna contrariedad seria, quiero
decirles: ¡no pierdas de vista a Jesús!
Abre el Evangelio,
léelo despacio, meditándolo: encontrarás en él las respuestas a tantos por qué
y, unido a la Cruz de Jesús, la explicación del sentido que tiene tu
sufrimiento. Descubrirás entonces que es Jesucristo vivo quien te habla porque
te quiere con su Corazón de hombre, en el que cabe todo el amor de Dios.
Quiero invitar a
todos y cada uno, a compartir la alegría de nuestra fe en Jesús Resucitado, con
palabras y con obras: “tuve hambre y me diste de comer; estaba sin ropa y me
vestiste; estuve enfermo y me visitaste; en la cárcel y viniste a verme”... (Mateo
25, 35s).
Quiero invitar a
todos a visitar el renovado Santuario de la Virgen del Verdún, para felicitarla
y compartir con Ella la alegría de que Jesús ha resucitado. Porque estuvo
acompañando a Jesús mientras entregaba su vida, en la Cruz nos recibió como
hijos. Demos gracias a la Virgen, nuestra Madre Inmaculada, y recemos con la
Iglesia entera:
¡Alégrate,
Reina del Cielo, aleluya, porque el que mereciste llevar en tu seno resucitó
según predijo, aleluya!
+ Mons. Jaime Fuentes
Obispo de Minas
Domingo de Pascua
20 de Abril de 2014
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