En Roma están reunidos los Cardenales y hablan sobre la FAMILIA. Al empezar la reunión, el Papa Francisco les dijo:
Queridos hermanos:
Os saludo cordialmente y doy gracias con
vosotros al Señor, que nos concede estos días para encontrarnos y trabajar
juntos.
En estos días reflexionaremos de modo
particular sobre la familia, que es la célula básica de la sociedad humana.
El Creador ha bendecido desde el principio al hombre y a la mujer para que
fueran fecundos y se multiplicaran sobre la tierra; así, la familia
representa en el mundo como un reflejo de Dios, Uno y Trino.
Nuestra reflexión tendrá siempre presente la
belleza de la familia y del matrimonio, la grandeza de esta realidad
humana, tan sencilla y a la vez tan rica, llena de alegrías y esperanzas,
de fatigas y sufrimientos, como toda la vida. Trataremos de profundizar en
la teología de la familia, y en la pastoral que debemos emprender en las
condiciones actuales. Hagámoslo con profundidad y sin caer en la
casuística, porque esto haría reducir inevitablemente el nivel de nuestro
trabajo. Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos
pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia,
ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para
el futuro de la humanidad. Se nos pide que realcemos el plan luminoso de
Dios sobre la familia, y ayudemos a los cónyuges a vivirlo con alegría en
su vida, acompañándoles en sus muchas dificultades, con una pastoral
inteligente, animosa y llena de amor.
Gracias a todos, y buena jornada de trabajo.
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