“Traer tantas almas para Dios como sea posible”. El padre Michel Marie Zanotti Sorkine
se ha tomado esta frase muy a pecho y se ha convertido en su principal objetivo
como sacerdote.
Así lo está haciendo tras haber transformado una iglesia que iba a ser
clausurada y demolida en la parroquia con más vida de Marsella. Su mérito es
aun mayor cuando el templo está situado en un barrio con una enorme presencia
de musulmanes en una ciudad donde menos del 1% de la población es católica
practicante.
Había sido músico de éxito
La clave para este sacerdote que previamente había sido músico de éxito en
multitud de cabarets de París y Montecarlo es la “presencia”, hacer presente a
Dios en el mundo de hoy. Las puertas de su iglesia están todo el día de par en
par y viste de sotana porque “todos, cristianos o no, tienen derecho a ver un
sacerdote fuera de la iglesia”.
De 50 feligreses en Misa a 700
Su balance es abrumador. Cuando llegó en 2004 a la parroquia de San Vicente de Paúl del
centro de Marsella la iglesia permanecía cerrada durante la semana y la única
misa dominical se celebraba en la cripta a la que apenas acudían 50 personas.
Como él mismo cuenta, lo primero que hizo fue abrir el templo todos los días y
celebrar en el altar mayor. Ahora la iglesia permanece abierta casi todo el día
y hacen falta sillas adicionales para albergar a los fieles. Más de 700 todos
los domingos, más incluso en las grandes fiestas. Casi 200 adultos se han
bautizado desde que llegó, 34 en esta última Pascua. Se ha convertido un fenómeno
de masas no sólo en Marsella sino en toda Francia, con reportajes de medios de
todo el país atraídos por la cantidad de conversiones.
El nuevo cura de Ars en la Marsella agnóstica
Una de las iniciativas principales del padre Zanotti Sorkine para revitalizar
la fe de la parroquia y conseguir tal afluencia de gente de toda edad y
condición social es la confesión. Antes de la apertura del templo a las 8 de la
mañana ya hay gente esperando en la puerta para poder acudir a este sacramento
o para pedir consejo a este sacerdote francés.
Tal y como cuentan sus feligreses, el padre Michel Marie está buena parte del
día en el confesionario, muchas veces hasta pasadas las once de la noche. Y si
no está ahí siempre se le encuentra vagando por sus pasillos o en la sacristía
sabiendo la necesidad de que los sacerdotes estén siempre visibles y cercanos
para salir en auxilio de todo aquel que lo necesite.
La iglesia siempre abierta
Otra de sus señas de identidad más características es la de tener el templo permanentemente
abierto. Esto le ha generado críticas de sacerdotes de su diócesis pero él
afirma que la misión de la parroquia es “permitir y facilitar el encuentro del
hombre con Dios” y el cura no puede ser un impedimento para esto.
El templo debe favorecer el nexo con Dios
En una entrevista en televisión afirmaba convencido que “si hoy en día la
iglesia no está abierta es que de cierta manera no tenemos nada que proponer,
que todo lo que ofrecemos se acabó. Mientras que en este caso la iglesia está
abierta todo el día, hay gente que viene, prácticamente nunca hemos tenido
robos, hay gente que ora y le garantizo que esta iglesia se transforma en un instrumento extraordinario que
favorece el encuentro entre el alma y Dios”.
Era la última oportunidad para salvar la parroquia
El obispo le mandó a esta parroquia como última oportunidad para salvarla y le
hizo caso de manera literal cuando le dijo que abriera las puertas. “Hay cinco
puertas siempre abiertas y así todo el mundo puede ver la belleza de la casa de
Dios”. 90.000 coches y miles de viandantes y turistas se encuentran con la
iglesia abierta y con los sacerdotes a la vista. Este es su método: la
presencia de Dios y su gente en el mundo secularizado.
La importancia de la liturgia y de la limpieza
Y aquí llega otro punto clave para este sacerdote. Nada más llegar y con la
ayuda de un grupo de laicos renovó la parroquia, la limpió y la dejó
resplandeciente. Para él este es otro motivo de por qué la gente opta por
volver a la iglesia. “Cómo quiere que se crea que Cristo vive en un lugar si
todo no está impecable, es imposible”.
Por ello, los manteles del altar y del Sagrario tienen un blanco inmaculado.
“Es el detalle el que hace la diferencia. Con el trabajo bien hecho nos damos
cuenta del amor que manifestamos a los seres y a las cosas”. De manera tajante
asegura que “creo que cuando se penetra en una iglesia donde todo no está
impecable es imposible creer en la
Presencia gloriosa de Jesús”.
La liturgia se torna en el punto central de su ministerio y mucha gente ha sido
atraída a esta iglesia por la riqueza de la Eucaristía. “Esta es la belleza que
conduce a Dios”, afirma.
Las misas están siempre repletas y en ellas hay procesiones solemnes, incienso,
cánticos cuidados… Todo hecho al detalle. “Le doy un trato especial a la
celebración de la Misa para mostrar el significado del sacrificio eucarístico y
la realidad de la Presencia”. “La vida espiritual no se concibe sin la
adoración del Santísimo Sacramento y sin un ardiente amor a María” por lo que
introdujo la adoración y el rezo diario del Rosario dirigido por estudiantes y
jóvenes.
Sus sermones son también de lo más esperado e incluso sus feligreses los
cuelgan en internet. En ellos llama siempre a la conversión, por la salvación
del hombre. En su opinión, la falta de este mensaje en la Iglesia de hoy “es
quizás una de las principales causas de la indiferencia religiosa que vivimos
en el mundo contemporáneo”. Ante
todo claridad en el mensaje evangélico. Por eso advierte de la frase tan manida
de que “todos vamos a ir al cielo”. Esta es para él “otra canción que puede
engañarnos” debido a que hay que luchar, empezando por el sacerdote, para
llegar al Paraíso.
El cura de la sotana
Si hay algo que distingue a este alto sacerdote en un barrio de mayoría
musulmana es su sotana, que siempre lleva puesta, y el rosario entre las manos.
Para él es primordial que el cura pueda ser distinguido entre la gente. “Todos
los hombres, empezando por uno que cruza el umbral de la iglesia, tiene el
derecho de reunirse con un sacerdote. El servicio que ofrecemos es tan esencial
para la salvación que nuestra visión debe hacerse tangible y eficaz para
permitir esta reunión”.
De este modo, para el padre Michel el sacerdote lo es 24 horas al día. “El
servicio debe ser permanente. ¿Qué pensaría usted de un marido que en su camino
a su oficina por la mañana se quitara su alianza?”.
En este aspecto es muy insistente: “en cuanto a aquellos que dicen que el hábito
crea una distancia es que no conocen el corazón de los pobres para los cuales
lo que se ve dice más de lo que se dice”.
Por último recuerda un detalle importante. Los regímenes comunistas lo primero
que hacían era eliminar el habito eclesiástico sabiendo de la importancia de la
comunicación de la fe. “Esto merece la atención de la Iglesia de Francia”,
afirma.
Sin embargo, su misión no la desarrolla únicamente en el interior del templo
sino que es un personaje conocido en todo el barrio, también por los
musulmanes. Desayuna en los cafés del barrio, allí habla y se reúne con los
fieles y con gente no practicante. Él lo llama, su pequeña capilla. Así ha
conseguido ya que muchos vecinos sean ahora asiduos de la parroquia y han
convertido a esta iglesia de San Vicente de Paúl en una parroquia totalmente
resucitada.
Una vida peculiar: cantante de cabarets
La vida del padre Michel Marie ha estado siempre en movimiento. Nació en 1959 y
tiene orígenes rusos, italianos y corsos. A los 13 años perdió a su madre y le
causó una “ruptura devastadora” lo que le hizo unirse aún más a la Virgen María.
Al tener un gran talento musical, apagó la pérdida de su madre con la música.
En 1977 tras ser invitado a tocar en el café París de Montecarlo se trasladó a
la capital donde comenzó su carrera de compositor y cantante en cabarets. Sin
embargo, la llamada de Dios era más fuerte y en 1988 entró en la orden dominica
por su devoción a Santo Domingo. Con ellos estuvo cuatro años cuando ante la
fascinación por San Maximiliano Kolbe se fue a la orden franciscana, donde
también permaneció cuatro años.
Fue en 1999 cuando fue ordenado sacerdote para la diócesis de Marsella con casi
cuarenta años. Además, de su música, dedicada ahora a Dios, también es escritor
de éxito, ha publicado ya seis libros y poeta.
1 comentario:
HERMOSO TESTIMONIO DE VIDA SACERDOTAL Y UN GRAN EJEMPLO A IMITAR ¡¡¡¡¡
GRACIAS MONSEÑOR JAIME POR COMPARTIRLO ¡¡¡¡
PAZ Y BIEN ¡¡¡¡
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