El domingo 16 de junio, a las
7 y media de la mañana, iba serpenteando la ruta que va de Minas a Lascano,
pasando por Aiguá. No conozco un paisaje más hermoso, pero a esas horas, a
punto de empezar el invierno, la niebla vencía al sol.
De pronto, cuando aún faltaban unos
kilómetros para llegar a la cresta de un cerro, una maravilla. Paré el auto al
costado del camino y saqué esta foto que publico "tal cual", sin ningún retoque.
Lástima que tenía que seguir viaje:
me hubiera gustado ver el triunfo del sol. Pero en la cumbre del cerro, al menos, paré de nuevo y saqué otra foto: ¿cómo no compartir tanta belleza?
Ayer de noche, después de conocer el
resultado de la votación, el amanecer en Aiguá le pudo a un primer arranque de
desaliento. Y fue así porque, además de miles de uruguayos –estoy seguro- que
no votaron por mil razones distintas, el dato firme está ahí: lo hicieron más de
200.000 personas, porque están convencidas de que, más tarde o más temprano, el
sol ganará el partido contra la niebla.
El amanecer de Aiguá es un símbolo,
nada más; apenas un indicio de la Belleza divina que, en su forma sublime, se encuentra en el milagro de
la vida humana. ¿Cómo no valorar con esperanza, a la minoría de mujeres
y hombres que creen en ella y por ella están dispuestos a jugársela?
La semana pasada, en la entrevista de Hablemos, el presidente Mujica se definió a sí mismo como un luchador social. Para que el sol amanezca, hoy hacen falta unos cuantos luchadores sociales convencidos. Solamente hay que reclutarlos, invitándolos a seguir trabajando, sin violencias, por la vida: ¿hay causa más noble que ésta? Hace años, una canción decía con toda verdad: se precisan niños para amanecer.
La semana pasada, en la entrevista de Hablemos, el presidente Mujica se definió a sí mismo como un luchador social. Para que el sol amanezca, hoy hacen falta unos cuantos luchadores sociales convencidos. Solamente hay que reclutarlos, invitándolos a seguir trabajando, sin violencias, por la vida: ¿hay causa más noble que ésta? Hace años, una canción decía con toda verdad: se precisan niños para amanecer.
Seguramente
llevará un tiempo, pero la niebla se esfumará: no hay que olvidar que un poquito de levadura hace
fermentar toda la masa (1 Corintios 5, 6). ¿Entonces?
3 comentarios:
Ayer a mi desaliento inicial tambien lo derroto, la esperanza y el compromiso.
El domingo pasado el 23, me recuerda que los cristianos no pertenecemos a este mundo. Y que cada vez van a haber mas cosas legales, que ofenden a Dios.
¡Mil gracias, Monseñor, por sus palabras!
Detrás de esos 220.000 votos hay, al menos 220.000 personas esperanzadas, "fermento en la masa" viviendo en el país del "bajón" y del "no se puede".
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