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domingo, 16 de diciembre de 2012

LA VISITADORA



¿Por qué vino Jesús al mundo?...

         
    EN EL AÑO DE LA FE
   ¡MUY FELIZ NAVIDAD!

Era en Belén y era Noche buena la noche.
Apenas si puerta crujiera cuando entrara.
Era una mujer seca, harapienta y oscura
con la frente de arrugas y la espalda curvada.

Venia sucia de barro, de polvo de caminos.
La iluminó la luna y no tenía sombra.
Tembló María al verla; la mula no, ni el buey
rumiando paja y heno igual que si tal cosa.

Tenía los cabellos largos, color ceniza,
color de mucho tiempo, color de viejo antiguo;
en sus ojos se abría la primera mirada
y cada paso era tan lento como un siglo.

Temió María al verla acercarse a la cuna.
En sus manos de tierra, ¡oh Dios!, ¿que llevaría?...
Se dobló sobre el Niño, lloró infinitamente
Y le ofreció la cosa que llevaba escondida.

La Virgen, asombrada, la vio al fin levantarse.
¡Era una mujer bella, esbelta y luminosa!
El Niño la miraba. También la mula. El buey
mirábala y rumiaba igual que si tal cosa.

Era en Belén y era Noche buena la noche.
Apenas si crujió la puerta cuando se iba.
María al conocerla, gritó y la llamó: “¡Madre!”
Eva miró a la Virgen y la llamó: “¡Bendita!”

¡Qué clamor, qué alborozo por la piedra y la estrella!
Afuera aún era pura, dura la nieve y fría.
Dentro, al fin, Dios dormido sonreía teniendo
entre sus dedos niños la manzana mordida.

                                                Antonio Murciano


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