Se escurren como el agua entre los dedos las horas que faltan para terminar el año... Es natural hacer un poco de balance y, más allá de las actividades realizadas y de las que no se emprendieron, mirar con optimismo el estreno de un año.
Sin duda, esta disposición tiene sentido si hay un poco de visión sobrenatural de las cosas, porque es obvio que las aguas bajan turbias... Precisamente por eso, entiendo que el año 2013 tendrá que ser un año muy mariano.
Ya empezamos en la Iglesia el Año de la Fe y no son pocas las veces en que el Papa Benedicto XVI ha señalado a María, como la que mejor puede guiarnos en el empeño por profundizar, tanto en el contenido de la fe como en su puesta en práctica.
En medio del entrevero cultural en el que estamos, el recurso a la Virgen que se percibe por todas partes es un signo manifiesto del instinto sobrenatural -y no se equivocan- de los fieles: si de algo estamos necesitados, es de la ayuda de la Madre que tenemos en el cielo: que nos tome de la mano y, como a los niños, nos diga: "por aquí, por aquí"...
En el balance de este año, destaco el Congreso Mariológico que tuvo lugar en Roma, en el mes de septiembre. En él presenté un trabajo sobre La mediación materna de María y la nueva evangelización. La herencia del Beato Juan Pablo II. Lo ofrezco ahora para quien tenga interés en conocer cuál es el alcance de la intervención de la Virgen en la vida de los hombres... y hasta dónde podría llegar si en la Iglesia le facilitamos las cosas, por así decir.
En el balance del 2012 se encuentra también el nuevo Santuario de la Virgen del Verdún. Me propongo presentarlo aquí en pocos días, si la tecnología me deja. En todo caso, no hay que olvidar que el 1° de enero celebramos la fiesta de Santa María, Madre de Dios. Ella es el Recurso seguro para que, de veras, el 2013 sea un Feliz Año Nuevo.