Los cientos de miles de franceses que salieron a las calles
de París, Toulouse (10 mil), Lyon (27 mil), Marsella (8 mil), Nantes (4 500) y
Rennes (2 500) entre otras ciudades francesas como Metz, Dijon y Burdeos,
expresaron su claro rechazo a la propuesta del presidente de Francia, François
Hollande, para equiparar las uniones gay al matrimonio.
La jornada en defensa del matrimonio y la familia se realizó el sábado 17 de
noviembre. Personas de distintos credos y sin distinción de afinidad política,
portando globos de color azul, blanco y rosado, se reunieron para recordar que
los niños tienen derecho a
tener un padre y una madre.
Entre los distintos lemas que se pudieron observar en las
pancartas estuvieron: "No hay nada mejor para un niño que papá y
mamá", "Ni progenitor A ni B: Padre y madre son iguales y
complementarios", "Los niños nacen con derecho a papá y mamá",
"No al proyecto del matrimonio gay", entre otros.
Una de las manifestantes, que participó en la marcha de
París, resaltó que "el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer.
Esa es la base de la sociedad".
En Lyon desfilaron juntos el Arzobispo, Cardenal Philippe Barbarin,
y el rector de la mezquita musulmana de la ciudad, Kamel Kabtane, quien señaló
que "compartimos los mismos valores fundamentales y esos debemos
defenderlos juntos".
En esta ciudad los que apoyan el mal llamado
"matrimonio" gay organizaron una violenta contra-manifestación que
tuvo que ser controlada por la policía, que arrestó a 50 personas identificadas
con este grupo.
También unas pocas activistas del grupo feminista Fem
intentaron opacar la manifestación a favor del matrimonio. Marcharon
semidesnudas, con velo a manera de religiosas y con mensajes contrarios a la Iglesia Católica pintados sobre el torso.
El presidente François Hollande prometió en su campaña
electoral apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo y el pasado 7 de
noviembre presentó el proyecto ante el consejo de ministros, al que cada vez
más personas se oponen en Francia.
La doctrina católica no aprueba el mal llamado
"matrimonio" gay porque atenta contra la naturaleza, sentido y
significado del verdadero matrimonio, constituido por la unión entre un hombre
y una mujer, sobre la cual se forma la familia.
La Santa Sede y los obispos en
diversos países del mundo han denunciado que las legislaciones que pretenden
presentar "modelos alternativos" de vida familiar y conyugal atentan contra la
célula básica de la sociedad.
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