Conozco a su autor, le dicen "El Negro" (no hay asomo de discriminación racial, doy fe). Unos estarán de acuerdo con él y otros no. En todo caso, el "fair-play" pide leer, pensar, responder... y no descalificar a nadie por sus opiniones.
Por fin los medios
empiezan a conceder espacios a la voz de la Iglesia, aunque sea con la
intención de atacar, no importa: el mensaje llega a la gente. Y vaya si
llegará.
Quisiera felicitarlo por la precisión con la que ha
descrito a la sociedad uruguaya contemporánea: "esquizofrenia colectiva
galopante". No hay nada más verdadero.
A las banderas y valores por las
que tradicionalmente ha luchado el pueblo oriental, se suman ahora todas las
imposiciones rockefellerianas, que curiosamente, han sido recogidas también por
la izquierda. Y cuando el partido mayoritario levanta banderas y discursos que
son mutuamente excluyentes entre sí, empiezan los más absurdos y elípticos
razonamientos para intentar conciliar lo irreconciliable, y allí la razón y el
sentido crítico sufren un golpe mortal y la sociedad comienza a no ser otra
cosa que una sociedad esquizofrénica.
Y como los cristianos estamos
inmersos en la sociedad en la que vivimos, también nos vamos volviendo también
un poco eso: esquizofrénicos. Y ya no entendemos si tenemos que salir a
predicar o si, respetando al otro en sus
creencias, no hacer nada; si tenemos que salir a las calles a defendernos
frente a la injusticia o concentrarnos en nuestros grupos internos y no
molestar a nadie; si sacar el candelero y ponerlo encima de la mesa o mantener
un perfil bajo.
Y así vamos alternando entre posturas radicales y extremistas,
reñidas con la caridad cristiana, y etapas en las que somos más laicistas que
los propios ateos. Por eso, no me canso de repetirlo: ¡Mucho necesitamos de
nuestros obispos! "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas"...
somos muchos y dispuestos a lo que sea, solo que estamos dispersos, asustados,
y sin saber bien qué hacer. Pero conocemos Su voz: "tu vara y tu cayado me
infundirán aliento".
Comparto un poema que escribí hace unos días, que creo resume
bastante bien estos sentimientos:
Hermano: ¡Nuestra lucha no fue en vano!
No vengas ahora con ese tono derrotado
¿No supimos siempre cual sería el
resultado?
Solo al que se queja de los frutos de
su propia desidia;
Al espectador pasivo del saqueo de su
gente:
a ese y solo a ese llamaremos
fracasado,
a ese y solo a ese trataremos
diferente.
"Hasta la victoria siempre". ¿Pero qué victoria?
Nuestra meta no es sino la redención
del mundo;
y no infligirle al resto un fracaso
rotundo.
Pero no seas insensato: no nos faltan
enemigos.
Esta es guerra declarada aunque la tele
no lo muestra.
Cambia solo que la sangre que derramaremos
juntos,
esa sangre será solo sangre nuestra.