Esto de "la actualidad" tiene sus bemoles, sobre todo en estos días y en lo que se refiere a la información sobre el Vaticano. El Papa ha estado el fin de semana en Milán, en el Encuentro Mundial de las Familias, ha sido recibido, acogido, escuchado y aplaudido por un millón de personas... y poco y nada es lo que se ha informado: la atención de la prensa está concentrada en los vatileaks y en la tensión despertada por el mayordomo infiel... y por los mayores que él.
Es una pena, porque Benedicto XVI ha dicho cosas preciosas en Milán, que ampliaron, en suma, lo que aquí, en Montevideo, nos dijo Juan Pablo II a los uruguayos: son las familias cristianas las que harán que nuestro mundo vuelva a sonreír.
Esta certeza es mucho más importante que el mayordomo y sus cómplices, qué duda cabe. Acabo de terminar una Visita pastoral a la parroquia de Lascano, que abarca Velázquez, Alférez, San Luis al Medio y Cebollatí. NADIE me preguntó ni comentó nada sobre cardenales, obispos, curas o laicos traidores. Sobre la familia, en cambio, recibí consultas en cantidad: de mujeres, sobre todo, preocupadas por cómo educar a sus hijos ¡de 2 años para arriba! y de matrimonios con proyectos por los cuales rezo. Ya iré hablando de impresiones más concretas.
Por lo demás, reconociendo que "la actualidad" vaticana es algo más que dolorosa, la historia enseña no sólo que la barca de la Iglesia no se hunde, sino que, después de una tormenta, sale el sol y navega alegre por los mares de este mundo.
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