Esta maravilla de colores me la regaló la Naturaleza al terminar la Visita a Nico-Batlle, cuando volvía a Minas. Pero más allá de la belleza regalada, la realidad del campo no es diferente a la de la mayoría de las regiones de nuestro país: uno casi se marea buscando a alguien en el horizonte...
La esperanza de Nico-Batlle son los niños. Creo que insistí por todos los sitios en que, cuando los vean por la calle, recen por ellos. ¡Y ya lo creo que los niños rezan! En el colegio, todas las mañanas antes de empezar las clases, leen con suma atención la Palabra de Dios, la meditan, exponen qué les parece más importante. Y rezan juntos. Y en sus casas y en la iglesia, también rezan.. Que recemos por los niños, para que cuando crezcan sepan vivir en cristiano.
La esperanza de Nico-Batlle, decía, son los niños, y ¡crecen tan rápido!... Hay que apurarse a formarlos bien, a fondo: que tengan bien claritos y firmes los principios. Y ayudarlos a abrirse a horizontes de servicio.
Es fácil decirlo. Pero, ¿y después?... Estuve en Godoy. Hace unas décadas, su escuela pública tenía 40 alumnos; hoy tiene 6. Illescas, cuya parroquia pudo albergar a 200 personas, hoy tiene, en todo el pueblo, 110. Hace unas semanas hablé con dos legisladores, a los que pregunté si en el parlamento tenía algún eco la preocupación del Presidente, varias veces manifestada, de que Uruguay necesita 3 millones más de habitantes. Ambos me dijeron que no, que es un tema que no se estudia. El futuro son los niños, ¡muy bien! Nuestro interior tiene cada día menos gente. ¿Y?...
Mientras, la Iglesia, en Nico-Batlle y alrededores está viva y trabaja sin esperar reconocimientos ni la ayuda que el Estado, en estricta justicia, debería darle. Trabaja manteniendo la esperanza de muchos y formando el futuro. Su labor forja hombres y mujeres de carácter como esta chica, Cecilia. Vive en Godoy y ya está en 5º de secundaria. Estudia en Batlle y quiere seguir Magisterio. Desde hace un año se mueve en una motito que le regalaron sus hermanos. Antes, iba a patita por el campo nomás. Hay muchas mujeres y hombres como ella -la cabeza en su sitio y el corazón en Dios-, que animan a soñar con un Uruguay mejor : no es slogan, lo merecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario