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sábado, 28 de enero de 2012

DEJAME QUE TE CUENTE... fin.

De Lima me traje una valija de recuerdos, que voy a abrir, me parece, por última vez: hay muchas cosas que atender en estos pagos.
Las imágenes hablan por sí mismas: las que se encuentran en las iglesias y las de las personas, las más importantes.
De las primeras, destaco dos del retablo de la Parroquia del Sagrario, que está al lado de la Catedral de Lima. (Estas parroquias "del sagrario" se construían primero, previendo que las catedrales llevarían muchos años para levantarse: con ellas se aseguraban lo más importante: que la Eucaristía estaría reservada durante la construcción de la catedral).

Retablo de la Parroquia del Sagrario

La primera imagen, a la izquierda del sagrario, representa a Jesús ofreciéndole a san Pedro el cáliz que ha de beber. La expresión del apóstol es...


En la otra, san Juan-sacerdote le ofrece el cáliz a la Virgen...

De las personas destaco a las "mamachas", mujeres de la sierra que parecen eternas: en sus rostros hay sacrificio, trabajo, alegría... fe, sabiduría.  Y la alegría de la gente joven.


lunes, 23 de enero de 2012

DÉJAME QUE TE CUENTE, LIMEÑA

De vuelta en Minas, es tiempo de hacer algún balance limeño. Más allá de mil cosas que se han dicho ya sobre la capital peruana (es una ciudad pura vida, muy joven, muy alegre, con una gente encantadora; su tráfico es un caos milagroso, debería haber mil accidentes por minutos y no los hay, etc. etc.) llega muy a lo hondo la fe de sus hombres y mujeres: salta a la vista. Es la mayor riqueza que tiene la ciudad y, según parece, todo el Perú.

La fe católica les viene de muy lejos. Se expresa en el arte sagrado de sus iglesias, en sus imágenes, en las pinturas. Y, sobre todo, en la piedad de los peruanos. Apunto botoncitos de muestra.

El jueves pasado conocí la casa de Santa Rosa de Lima. No es un lugar de turismo, sino de una devoción a la Patrona del Perú y de América más que arraigada. En el jardín de la casa me llaman la atención unas mujeres que, apoyándose donde pueden, escriben, Pienso que deben ser postales para enviar a sus parientes o amigos. Me equivoco por completo. En papeles con sobre incluido, están encomendándole a la Santa sus intenciones y, seguramente, agradeciéndole favores que ella les ha hecho.

Terminan de escribir y se dirigen al aljibe de la Santa, que está cubierto por una reja. Me asomo y veo en el fondo un respetable montón de cartas… Me dicen que nadie vacía ese pozo: Santa Rosa se encarga de llevarse la correspondencia.



Visito la Iglesia de las nazarenas, donde se venera la imagen del Señor de los Milagros. Es una advocación que arrastra a millones de limeños. Una señora joven, con un niño en el cochecito, se acerca para decirme: - Fíjese, Padre, que desde el embarazo este niño venía muy mal. Y yo le pedí al Señor de los Milagros que lo sanara. ¡Y está perfectamente bien! Ahora vine a agradecerle. ¿Me da su bendición?

Fui a la Iglesia de San Pedro, de los jesuitas, y casi me caigo de espaldas. Es una belleza que las fotos no alcanzan a describir. El religioso español que me atiende tiene muy buen humor: - Aquí estamos 17 sacerdotes y nos llaman la gasolinera: hay de 97, de 94, de 90, de 84… (Se refiere a los octanos de la nafta que anuncian las estaciones de servicio). Yo soy el más joven y tengo 87. ¿Ha visitado ya la iglesia? ¿Qué le ha parecido? – Psss, comento en plan de broma. No está mal… - Venga, le enseño la sacristía.

Bueno, qué quieren que les diga. Veo las pinturas de Bernardo Bitti, del siglo XVII. Estoy disfrutando un himno a la fe. Los peruanos crecen en este ambiente. Aunque sólo fuera por contagio, algo se les pegaría. Pero hay mucho más: hay familias en las que se reza; hay colegios en los que enseñan el contenido de la fe; hay sacerdotes que gastan muchas horas confesando; hay santas y santos peruanos. Volví a mi casa pensando y soñando en nuestro Uruguay queridísimo…






jueves, 12 de enero de 2012

EL SEÑOR DE LA JUSTICIA

Habíamos quedado en volver a la imagen del SEÑOR DE LA JUSTICIA, que se venera en el convento de Santo Domingo, en Lima. Quien quiera saber detalles de su historia, pinche aquí. Pero quisiera invitarles, más bien, a hacer un rato de oración, mirándola y siguiendo los pasos tradicionales de la "Lectio divina": 1) Lectura: ¿qué dice la imagen? 2) Meditación: ¿qué me dice a mí? 3) Oración: ¿qué me hace decirle a Dios? 4) Contemplación: ¿a qué conversión me invita? Naturalmente, este rato de oración está abierto a lo que cada uno de ustedes quiera aportar: nos enriqueceremos mutuamente.

1. Jesús está sentado en un trono de plata. Vestido de blanco y oro, colores propios de la realeza: es Cristo Rey y "está sentado a la derecha del Padre". Es la suya una actitud majestuosa; en su muñeca izquierda, el cordón real. Pero... ¡su corona de Rey es de espinas! Por su frente corren leves hilos de sangre, recuerdo de lo que sufrió. (¿O de lo que sufre?)

2. Me impresiona el rostro de Cristo Rey. Me mira con ojos por completo abiertos, que atraviesan todos los pliegues del alma. "Yo soy la Verdad". Ante esa mirada suya no hay lugar para el engaño, ni para el disimulo, ni para la disculpa... Su boca está abierta: ¡Él tiene derecho a juzgarme! Me está diciendo la verdad sobre mí mismo: mis actos libres, mis omisiones, mis pensamientos...

3. Ahora, porque Él conoce mi verdadera verdad, sólo me siento capaz de apelar a su misericordia: ¡Señor, ten misericordia de mí!.

4. "Ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos". Tengo que recordarlo a todos: Él es el Señor de la Justicia. Tengo que recordarlo a quienes viven como si Dios no existiera; a quienes hacen las leyes; a quienes desconocen que en Él se conjugan, misteriosamente, la misericordia y la justicia. Tengo que ser el "primer contemplador de su rostro", como pedía el Beato Juan Pablo II. Tengo que dedicar tiempo a esta tarea de Amor. Tengo que... Quiero que...  

lunes, 9 de enero de 2012

UMBERTO ECO Y LOS OBISPOS URUGUAYOS

        El jueves pasado Umberto Eco cumplió 80 años. Con este motivo, El Comercio, de Lima, le dedica hoy todas las páginas de su suplemento literario. Encuentro en él una cita del célebre escritor italiano, que hace referencia a un tema que tocamos los obispos uruguayos en la Carta pastoral que escribimos con motivo del Bicentenario.

      En ella hablamos de la "ignorancia religiosa obligatoria" a la que están condenados los alumnos de nuestra enseñanza pública. Umberto Eco lo dice de otra manera, pero es lo mismo. Lo traigo aquí porque quizás tenga más eco...

        "Es imposible entender, digamos, tres cuartos del arte occidental si no se conocen los hechos del Antiguo y del Nuevo Testamento, y las historias de los santos (...) Más allá de cualwuier consideración religiosa incluso desde el punto de vista más laico, es necesario que los chicos en el colegio reciban una información básica sobre ideas y tradiciones de las distintas religiones. Pensar que no es necesario, equivale a decir que no hay que enseñarles quiénes eran Zeus o Atenea porque eran sólo cuentos para las viejecillas del Pireo. (...) En muchas situaciones culturales, chicos y chicas aprenden en el colegio todo sobre la muerte de Héctor y nada sobre la de San Sebastián, todo sobre las bodas de Cadmo y Harmonía, pero nada sobre las bodas de Caná".

        Leí también en El Comercio que, en 2010, Eco fue uno de los primeros intelectuales en firmar un manifiesto para que la Biblia fuera enseñada en las escuelas, incluidas las laicas. Frente al horror de las noticias criminales de estos días, la verdad es que después de rezar por las víctimas lo hago también por los victimarios: es muy probable que nadie les haya enseñado nunca el quinto mandamiento del Decálogo, ni el primero, el más importante de todos.  

miércoles, 4 de enero de 2012

DEBER DE COMPARTIR

Es un deber compartir tanta belleza como se encuentra en Lima. En particular, conmueve la imaginería religiosa.
Hace unos días fui al centro histórico de la ciudad. Entré en la Catedral. Si hubiera dispuesto de dos horas, las habría gastado en ella. Las imágenes de las capillas de las naves laterales invitan a quedarse mirándolas cuanto tiempo necesites para que brote una profunda oración. Un ejemplo, esta Dolorosa:


Al lado de la Catedral se encuentra el Palacio Arzobispal. El edificio en sí mismo es una maravilla. Hasta el año pasado estaba ocupado por oficinas de la Curia eclesiástica; ahora es un precioso museo que contiene obras como estas imágenes de san Juan Nepomuceno y de santa Rosa de Lima. Son apenas dos botones de muestra...
Palacio Arzobispal
El casco antiguo de Lima es una caja de sorpresas, a cual mejor. Me habían dicho que el Convento de Santo Domingo tiene dos claustros preciosos, y es verdad. Pero allí  encontré una imagen que me llegó al alma. Está dedicada a una advocación que no conocía: EL SEÑOR DE LA JUSTICIA. Ahora sólo adelanto una de las varias fotos que le saqué. Les contaré más en la próxima.