Páginas

domingo, 27 de noviembre de 2011

GALLINITA CIEGA (Carta Pastoral, 1)

Ayer de noche, en el Teatro Lavalleja, de Minas, tuvo lugar la entrega de los premios MOROSOLI, que la Fundación Lolita Rubial organiza desde hace 17 años. Al comenzar el acto, el Dr. Gustavo Guadalupe, secretario ejecutivo de la Fundación, pronunció unas palabras en las que manifestó claramente que somos un país en vías de extinción. En efecto, el censo aún no concluido ya dice que nuestra población es menor de lo que pensábamos. ¿Quiénes, en un país de viejos, van a trabajar para alimentar a los viejos?...
Esta mañana, por otra parte,  leo en el diario que hay una modalidad nueva entre los jóvenes aficionados a las "picadas" en moto: la "gallinita ciega", El juego consiste en lanzarse a un cruce de rutas con el casco puesto... pero al revés, o sea, sin ver nada. Y bueno, si te toca te escrachaste.

Las Cartas pastorales de los Obispos no suelen ser "best sellers". En cuanto se presentó la que acabamos de publicar -Nuestra Patria: gratitud y esperanza-, aparecieron algunos comentarios en contra de nuestra propuesta de darle validez civil al matrimonio religioso y nada más. No obstante, en ella pueden encontrar temas como los mencionados, y otros, con un enfoque que, al menos, merece atención. Por ejemplo:

El envejecimiento de nuestra población es el mayor de Latinoamérica. Un país sin hijos es un país sin futuro. Su baja natalidad y la tendencia a reducirla en forma progresiva es un grave problema moral de nuestra sociedad. Urge un cambio de rumbo. Tenemos todas las posibilidades para aspirar a un futuro mejor, si se favorece que nazcan más niños uruguayos y que vengan otros hombres y mujeres a poblar nuestro territorio, tan rico, tan hermoso y tan vacío.

Uruguay tiene uno de los promedios más altos de suicidios en el mundo. Terrible constatación. Nos preguntamos: ¿Por qué es así? ¿Por qué no se da este fenómeno en sociedades mucho más pobres que la nuestra? ¿No será que nuestra gente, en términos generales, carece del sentido de la existencia y padece ausencia de esperanza? Para superar esta gravísima enfermedad social, ¿no habrá que insistir en educar a las nuevas generaciones en el sentido religioso de sus vidas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

será que nuestro colegios "católicos" están formando a los jóvenes... o en vías de no perder alumnos la clase de catequesis termina siendo la "hora de los sentimientos"

Anónimo dijo...

Hace ya unos cinco años, fui a misa un domingo con mis cinco hijas. Llegamos mucho antes de la hora, no por virtud sino por desconocer el horario. El asunto es que nos sentamos en tercera fila y esto llevó a que las señoras del 1º y 2º banco miraran hacia ellas en ton de queja por los ruidos, medio inevitables, de niñas de 7, 8, 9 años,...La cosa estaba difícil pues la misa no empezaba.
A todo esto desde atrás me toca el hombro un señor y me dice: " no se preocupe en la juventud está el futuro de la iglesia". Mas tarde al terminare la misa me comentó que estaba de visita, era uruguayo, venía de EE.UU. y sus dos hijas se quejaban de no haber tenido mas hermanos. El me confesó que no tuvo mas hijos por ignorancia, pues le insitían amigos y parientes que tener muchos hijos era como peligroso. Hoy sus hijas que viven en EE.UU. dicen que les gustaría casarse y tener muchos hijos, 5, 6. parece que viven en una región donde las familias son numerosas. Hay mucha alegría y ruido en las parroquias.