La semana se ma ha ido volando, literalmente.. Salí de Montevideo el sábado 27 y llegué a Barajas a las 7 de la mañana del domingo. Celebré la Santa Misa a las 11, en la residencia en la que mi madre lleva con elegancia sus 95, que dentro de un mes serán 96 años. No hizo más que repetir muchas, muchas veces: - "¡Este es mi hijo!", mientras me presentaba a sus compañeras de residencia.
A las 6 y media de la tarde estaba yo en Könisberg, a pocos kilómetros de Frankfurt. Es un pueblito encantador, de gente superamable. Dormí en la sede de Kirche in Not, la instituición de Ayuda a la Iglesia Necesitada fundada por el P. Von Straaten, que nos ayuda en Minas. Aquí, la amabilidad adquiere un carácter superlativo: te tratan con un deseo tan grande de ayudar a que el mensaje cristiano llegue a todos los sitios, que sólo se puede dar gracias a Dios de que haya gente tan generosa y buena. Esto fue el lunes.
El martes de tarde llegué a Essen y, a las 8.30 de la mañana siguiene, estaba en Adveniat con Michael, alemán con mente sudamericana, casado con una chica colombiana. Hablamos, hablamos... También amabilidad en estado puro. Celebré Misa en la sede de Adveniat. Me llamó la atención las preguntas que me hicieron dos señoras que prepararon todo lo necesario: que si un texto correspondía a una determinada Plegaria, que si otro... -¿Y para qué necesitan esto?... - Estamos organizando la Misa de Adviento. - ¡Pero faltan muchas semanas para que empiece el Adviento!... - Sí, pero en Alemania trabajamos con tiempo...
Viaje a Frankfurt por la tarde y llegada en avión a Madid, a las 10.30 de la noche. El miércoles, salida a las 11.30 en ómnibus a Aranda de Duero. Llegada a las 13.30 y taxi hasta La Aguilera, conde me esperaban unas 150 monjas... ¡Increíble! Esto lo dejo para otro día: para contar lo que pasó necesito unas cuantas líneas que ahora no tengo.
A las 5 y media de la tarde, ómnibus a Vitoria y de Vitoria a Pamplona, adonde llegué a las 10.15 de la noche. He estado tres días en la ciudad que, hace mucho tiempo, me acogió durante 7 años. Casi no la reconozco: plazas, fuentes, edificios nuevos, urbanización perfecta... Y encuentros a granel con amigos y conocidos que te dicen con sinceridad que "estás igual", que recuerdan detalles inmemoriales...
Anteanoche llegué a Madrid. La JMJ sigue presente, es la verdad: ha sido algo tan fuerte que tardará en desdibujarse.
Esta mañana tengo que encontrarme con algunas personas y mañana salgo para Roma. Gracias a Dios que encontré este ratito para escribir. Continuaré cuando Dios quiera. Gracias de corazón por las oraciones. Por mi parte, los tengo muy presentes, a todos, en las mías.
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