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sábado, 2 de abril de 2011

6 AÑOS DE SU PARTIDA. JUAN PABLO II, RUEGA POR URUGUAY.



Hoy hace 6 años que Juan Pablo II se nos fue al cielo. Esta fotografía suya, rezando en su capilla privada durante el Via Crucis de su último Viernes Santo, pocos días antes de fallecer, la tomó Arturo Mari, su fotógrafo personal. Dice Mari que es su foto preferida: “Veo ahí todo su pontificado, con el enorme trabajo realizado, su oración, su sufrimiento y su devoción a Cristo crucificado”.



Motivos para sufrir, Juan Pablo II los tuvo de sobra. El mayor de ellos, la cultura de la muerte que se extendía y sigue extendiéndose por el mundo, Uruguay tristemente incluido. El Papa que visitó dos veces nuestro país y que será beatificado dentro de un mes, escribió en su encíclica sobre El Evangelio de la vida:


“Amplios estratos de la opinión pública justifican algunos delitos contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, y pretenden con este presupuesto no sólo su impunidad, sino incluso la autorización del Estado para poder practicarlos con absoluta libertad e incluso con la intervención gratuita de las estructuras sanitarias”.


Un poco después explicaba que "la cultura de la muerte está promovida activamente por poderosas corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción eficientista de la sociedad. Se puede hablar realmente de una guerra de los poderosos contra los débiles: se considera inútil la vida, que exigiría más acogida, amor y cuidado y se la considera como un peso insoportable y por tanto se la rechaza de muchas maneras".


¿Es posible describir con más claridad lo que estamos sufriendo hoy en Uruguay? Legalizar el aborto, ¿es o no es promover la cultura de la muerte?



1 comentario:

Anónimo dijo...

Monseñor! Ver esta imagen de Juan Pablo II abrazando la Cruz llena mi alma de recuerdos... Tuve la posibilidad en mi juventud participar en tres Jornadas Mundiales de la Juventud, la última en Tierra Santa en el año 2000... este Hombre Santo me trasmitió Amor, Paz, Alegría y sobre todo JUVENTUD aún cuando su cuerpo no lo acompañaba... Irradiaba a los jóvenes este espíritu vivo que me colmó (en las JMJ yo tenía 15, 17 y 19 años).
El tener esta Gracia de vivir estas jornadas tan profundas en mi juventud, es la que hoy me permite tener esta familia cristiana, en la que a la Luz de la Palabra, junto a mi esposo intentamos educar a nuestros hijos en la Fe; y tenemos la certeza de la intercesión de dos hijos que no llegaron a nacer, pero han sido una bendición para la familia.
Es importante que las familias cristianas podamos promover esta CULTURA DE LA VIDA, donde cada ser es único e irrepetible desde el momento en que Dios lo pensó.
Gracias Monseñor por permitirme hacer Memorial de mi vida.