Mañana se casan Pablo e Inés. En mi ordenación episcopal, como se ve, presentaron las ofrendas. Los dos están felices de la vida, "chochos", deseosos de organizar juntos su vida. Inés fue alumna mía en la Universidad; con Pablo somos amigos desde hace un montón de años.
El caso es que los dos tienen muy claro que se van a casar para adherirse con entusiasmo al plan que Dios tuvo y tiene para el hombre y la mujer que contraen matrimonio: quieren y están dispuestos y se van a comprometer a poner todos los medios para estar juntos toda la vida; quieren y están dispuestos a recibir con alegría los hijos que Dios les mande, a pesar de los prudentes consejos preservativos de no pocos amigos (amigas, sobre todo); y me consta que Inés, que tiene una cabecita bastante fuera de serie y un excelente puesto de trabajo, antes preferiría mil veces poder irse al campo a vivir con Pablo y compartir juntos desde el vamos la aventura de formar una familia. Pero, por ahora, tienen que conformarse con verse salteado porque a eso los obliga el trabajo de Pablo. ¡Ya llegará el momento!
En todo caso, lo importante-importante es que los dos tienen mucha fe en que, desde el momento en que pronuncien el deseado SÍ, QUIERO, recibirán un cheque en blanco para rellenarlo con la cantidad de ayuda de Dios que necesiten para superar las naturales dificultades que puedan encontrar en su vida de esposos, ahora, dentro de cinco años y de veinticinco. Saben, por lo demás, que las alegrías serán mucho más numerosas que las dificultades.
Hoy cuento todo esto -y no doy más detalles porque exponer a la luz de la web cosas muy personales está fuera de lugar, por más que la moda sea ventilarlo todo, lo cual es síntoma de que se valora poco o nada la propia intimidad y es un síntoma bien triste que explica muchas cosas, y no digo más para no irme de tema-; decía que cuento lo que cuento porque Pablo e Inés son, hoy por hoy, un raro caso de normalidad, digno de destacarse en este mundo loco. Sólo digo, para terminar, que ellos eligieron la fecha sin caer de entrada en la cuenta que se van a casar en la fiesta de la Virgen de Lourdes. ¿En qué mejores manos?...
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