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jueves, 27 de enero de 2011

UNA ENCUESTA

Acabo de poner una mini encuesta elemental en la parte izquierda de esta página. Agradezco mucho las respuestas y las sugerencias que envíen. Con ellas será más fácil proyectar el Santuario...

(Hay tiempo para escribir, aunque el formato diga otra cosa).

miércoles, 26 de enero de 2011

LA FOTO QUE NO SAQUÉ

Ahora estoy arrepentido de no haber sacado la foto: era un monumento a la fe, nada menos. Pero, en realidad, la foto no era lo más importante. Me explico.
El 19, a las 8 de la mañana, en la capilla que está en la base del Cerro del Verdún, nos juntamos unas cincuenta personas. Cinco minutos después comenzamos a subir, rezando el Rosario. Nos ayudó a contemplar los misterios, escuchar los comentarios del librito “Santo Rosario”, de san Josemaría.
Llegamos hasta la Virgen, a poco de terminar las letanías. Entonces rezamos la Salve y le cantamos dos canciones. Después, cada uno rezó con su corazón. Descansamos unos minutos y emprendimos el descenso. Todo muy sencillo, muy personal, muy de tú a Tú.
Alguien me preguntó una cosa y me entretuve unos minutos. Se acercaron dos señoras que querían saber si el 19 de febrero subiremos a la misma hora, para gestionar que los ómnibus lleguen entonces más temprano hasta el Cerro, así puede venir más gente… Me encantó la fe que demostraban.
Mientras bajábamos, la segunda vez que el camino dobla a la izquierda, me llama la atención ver desde lejos a un hombre joven (¿25, 30?, no sé) que viene subiendo a caballo. Lleva un poncho patrio que lo cubre casi por completo. A su lado, caminando, una mujer mayor que él. La escena es conmovedora y estoy a punto de sacar la máquina de fotos que llevo en el bolsillo. Me pareció que no correspondía, que debía poner atención a lo que me estaban diciendo y no hacer de periodista…
Estamos por cruzarnos en el camino. El jinete sube en silencio, al igual que la mujer. Son gente sencilla, de campo. Parecen ir concentrados en su silencio, que no interrumpo. Pero me quedo de una pieza cuando, detrás de la montura, veo que lleva atravesadas dos muletas. Lo sigo con la mirada…
Horas más tarde, el Padre Pablo, párroco de la Catedral, que había bajado del Cerro antes que yo, me cuenta:
- Hablé con ellos: al muchacho le habían cortado la pierna, porque la tenía muy mal, y él y su madre le habían prometido a la Virgen que si todo salía bien irían a agradecerle al Verdún.



miércoles, 19 de enero de 2011

EL 19, POR PRIMERA VEZ




Ayer recibí este mail de una religiosa que tiene devoción a la Virgen. Con la suya y con otras ayudas, esta mañana se cumplió al pie de la letra lo que auguraba. Dan fe estos testimonios gráficos que obtuvo el obispo así, como sin querer (era el único que había llevado una cámara...).

Muy estimado Monseñor Jaime: 

Cuando recibí la confirmación de su proyecto, (que Ud. me había adelantado) de subir al cerro de la Virgen del Verdún, los 19 de cada mes, me dio mucha alegría y lo felicito por tan hermosa y filial iniciativa.

Mañana, a las 8, estaré desde acá, en Salto, con el rosario en mano, para unirme con esta plegaria a ustedes.

Como recordará, la Eucaristía de la mañana en nuestra catedral, (Salto) es a la 7 y 30, así que, cuando concluya a las 8, me uniré inmediatamente a ustedes, para participar en este homenaje a nuestra Madre.

Me supongo su expectativa y satisfacción en esta primera experiencia y estoy segura que también le "pasará lo mismo" a la Virgen, con esta "sorpresa" ...

Que mañana sea un día hermoso especialmente para su diócesis, en el que nuestra Madre  fijará con ternura su particular mirada y bendición, sobre cada uno de quienes la honren allí en su cerro.

Unida en este gozo mariano, lo saludo con especial afecto.

domingo, 16 de enero de 2011

COMO EN UN BAÑO DE LUZ


Puede que sea verdad que este mundo nuestro está muy secularizado, que abunden en él quienes viven como si Dios no existiera. Pero la noticia de la beatificación de Juan Pablo II, el próximo 1º de mayo, ha sido una campanada de alegría cuyo eco está resonando en los corazones de católicos, de ortodoxos, de musulmanes y judíos, y hasta de agnósticos… ¿Cómo se explica que una ceremonia de la Iglesia Católica provoque este sentimiento unánime?

Pienso que la respuesta es una sola: la santidad llega a todos, convence a todos, sin distinción alguna. Que Juan Pablo II fue un gran santo lo percibieron los hombres y mujeres de cualquier religión y cultura, que lo aplaudían emocionados al verlo en su propio país y lo lloraron cuando se marchó de este mundo.

Uruguay no fue la excepción: ¿cómo olvidar la serena y desbordante alegría que nos inundó al terminar la Misa en Tres Cruces, el 1º de abril de 1987? ¿Cómo no recordar que fue ese sentimiento popular el que decidió a nuestro parlamento a dejar para siempre en su lugar la cruz que presidió la Misa? Lo mismo –alegría y paz- nos dejó el año siguiente, cuando estuvo en Montevideo, Melo, Florida y Salto.

La extraordinaria fama de santidad de Juan Pablo II ha jugado un papel de primer orden en el itinerario de su beatificación. Aquí y ahora, lo que interesa destacar es que la santidad del Papa está en un nivel muy superior a sus cualidades humanas de simpatía, de don de gentes, de comunicador… de todo eso que se quiere sintetizar inútilmente calificándolo de hombre “carismático”. La santidad es mucho más. Y, aunque resulte paradójico, también los que no tenemos esas cualidades, podemos llegar a ser santos.

El “secreto” se encuentra, precisamente, en la cruz blanca que tenemos en Montevideo como recuerdo perenne del paso de Juan Pablo II entre nosotros. Lo que define a los santos, por distintos que ellos sean, es que se conforman a la Cruz, se hacen a su forma, tomando la decisión irrevocable de llevarla cada día con amor.

La de cualquier Papa es una cruz muy pesada. Y Juan Pablo II, que desde niño fue entrenado para cargar con ella, lo hizo durante la friolera de 26 años largos. En su pontificado, hablando en números, todo es “a lo grande”: cantidad de viajes, de encíclicas, de sínodos… Pero, en realidad, lo más fatigoso no fue eso, sino el conjugar diariamente y hasta que no pudo más, o sea, heroicamente, los verbos propios de su cargo: escuchar, consultar, reflexionar, escribir, hablar, decidir, rezar…, teniendo como criterio exclusivo la fidelidad al patrimonio de la fe de la Iglesia. Lo cual lleva consigo ir a contramano de no pocas cosas. Pero así, conjugando esos verbos, Dios fue cincelando en Karol Wojtyla la imagen del santo que será celebrado solemnemente el próximo 1º de mayo.

En la oración que se compuso, para pedir a Dios la elevación del Papa a los altares, se describe perfectamente el proceso de su transformación: Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús, Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna contigo. Concédenos por su intercesión, y si es tu Voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos. Amén.

En el Catecismo de la Iglesia Católica se lee que los santos “contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra”. Y hay más, que impresiona: “Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios”. En consecuencia, “podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero” (n. 2683). Pienso que un favor no pequeño que podríamos pedirle a Juan Pablo II es que cada uno sepamos, como él, llevar con una sonrisa y con elegancia nuestra cruz de cada día.

El Papa, desgastado por los años y la enfermedad, viajó a Cuba en 1998. Tuve la suerte de estar entonces allá y comprobar cómo, día a día, superándose a sí mismo y entregándose sin límites a su trabajo, se fue de La Habana dejando tras de sí la idéntica sensación a la que antes me refería: estuvimos con un santo. Y en unos versos de José Martí encontré la interpretación exacta de la santidad de Juan Pablo II: Cuando al peso de la cruz/el hombre morir resuelve/sale a hacer el bien y vuelve/como en un baño de luz.

viernes, 14 de enero de 2011

INVITACIÓN

            En Minas, el 19 de Abril es único. Desde que monseñor Mariano Soler, arzobispo de Montevideo en 1901, bendijo en esa fecha la imagen y el templete que la sostiene, las 3.000 personas que peregrinaron entonces desde la capital uruguaya hasta aquí se han multiplicado por varios miles en cada generación. Subir al Cerro en esa fecha, para agradecerle a la Virgen sus indudables favores y encomendarle a su intercesión materna tantas necesidades, es la mayor costumbre de piedad popular de los uruguayos.
            Pero… El “pero” es que, a mi juicio, la generosidad de nuestra Madre del Cielo exige, por parte de sus hijos, más correspondencia. Me pregunto y pregunto: ¿no deberíamos subir al Cerro con más frecuencia, superando el calor o el frío del invierno, con el fin de venerar a la Virgen y poner en sus manos -¡a Ella le encanta que le pidamos!- tantas intenciones personales, locales, nacionales y del mundo entero? Es por este camino de oración y de un poquito de penitencia como Santa María obtendrá de su Hijo las gracias que le pidamos.
            En concreto, quiero invitarlos a llegar hasta la Virgen el día 19 de cada mes. Empezamos el próximo miércoles 19 de enero, a las 8 de la mañana. Nos encontramos en la base del Cerro, para subir rezando el Rosario.    

lunes, 10 de enero de 2011

BIENVENIDA


Son tres los motivos que me llevan a empezar este blog. El primero se encuentra en la columna derecha, bajo el título EL TRIUNFO DE MARÍA. Querría hacerle eco desde aquí, con noticias y comentarios, a esa magnífica certeza de Benedicto XVI y de su predecesor, el gran papa Juan Pablo II.

El segundo, como dicen las líneas de presentación, es éste: el 19 de Abril de 2011 se cumplen 110 años desde que fue inaugurada la imagen de la Virgen del Verdún. Un aniversario así de redondo, ¿no reclama por sí mismo dar a conocer la Madre, que a lo largo de más de un siglo convoca a sus hijos uruguayos, y también conocer favores y detalles de nuestra devoción hacia Ella?

Y un motivo más. DESDE EL VERDÚN quiere seguir los pasos (con propuestas, iniciativas, gestiones...) para concretar una antigua iniciativa: levantar en la cumbre del Cerro un santuario dedicado a la Inmaculada Concepción.

Gracias a todos por el apoyo que recibirá este sitio. Que la Virgen del Verdún los bendiga en cantidad.