La Conferencia Episcopal Uruguaya ha comunicado que el Santo Padre aceptó la renuncia a la diócesis de Minas que, según lo señalado en el canon 401 & 2, le había presentado mons. Francisco Barbosa. Esa disposición del Código de Derecho Canónico dice así: " Se ruega encarecidamente al Obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo".

Los Obispos expresamos el profundo dolor por el grave pecado que ha dañado a la Iglesia y de manera especial a la Diócesis de Minas.
Toda la Iglesia, y en ella los pastores, debe ser luz del mundo y, al mismo tiempo, necesita permanente purificación. Esto nos exige a todos, día a día, una constante conversión y penitencia. Pedimos al Padre, rico en misericordia, que fortalezca a nuestro hermano para continuar asumiendo las consecuencias de sus actos. Y asimismo que estos hechos dolorosos no oculten la fidelidad de tantos.
Tal como hacemos cada año en Semana Santa, cuando renovamos la promesa de cumplir los deberes inherentes a nuestro ministerio, pedimos a las comunidades que oren por nosotros los Obispos y por todos los sacerdotes para que “realicemos cada día, de una manera más viva y perfecta, la imagen de Jesús Buen Pastor, Maestro y Siervo de todos”.
1 comentario:
Seguro que toda la Iglesia tiene que ser luz, pero los Pastores son los que alimentan la luz. ¿No será que en este caso falló eso, el alimento? Sin entrar a juzgar, cuesta mucho trabajo entender los motivos que pueden haber coincidido para que un obispo hiciera algo así. Todos somos humanos, pero también tenemos que ser espirituales. Ojalá que de todo esto saquemos lecciones buenas.
Marta
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