¡Hay que ver las cosas que pasan!... Y también (y sobre todo) las que quedan. Las que pasan llevando consigo una carga -hoy débil, mañana quizás muy fuerte- de permanencia, interesan a este blog. Esas "cosas que quedan" se expresan en canciones, poemas, testimonios y comentarios. Su común denominador se llama belleza, sentido común, esperanza, fidelidad... Las "cosas que pasan" siguen de largo; las otras son las que interesan aquí.
miércoles, 29 de abril de 2009
ME DEJÓ SIN ALIENTO
jueves, 23 de abril de 2009
EL PRESIDENTE
El caso de Lugo es, por una parte, tan vulgar que apenas da de sí para algún comentario: que lo diga Clinton, que lo diga Menem, que lo diga Alan García, que lo diga Fidel, por nombrar a unos pocos botones de muestra. Pero, por otro lado, lo de Lugo es muy diferente: se trata de un traidor.
Lugo es traidor porque no respondió a la confianza que tuvo con él la Iglesia Católica. Lugo es un traidor superlativo, porque, sirviéndose de su rango eclesiástico, engañó a no se sabe cuántas mujeres. Lugo es también un gran traidor de los hombres y mujeres que lo votaron, porque, creyéndole, esperaban que eliminaría la corrupción y ahora caen en la cuenta de que es el mayor de los corruptos.
Lugo, por traidor, debería ir a la cárcel entrando en ella por la puerta grande, en un acto que podría desarrollarse así.
Reunido el pueblo paraguayo en la principal avenida de Asunción, abrirá un estrecho corredor para recibir a su ex presidente. Suéltese entonces al traidor donde arranca la avenida, y déle una mujer un primer puntapié en el lugo, al que seguirá otro, y otro, y otro más, hasta que llegue, sin apuro, al final del recorrido. Aquí estará esperándolo el coche celular, que lo trasladará a la cárcel.
La Justicia decidirá la pena que corresponde al traidor. En todo caso, para que no olvide su pasado y como muestra de misericordia con él, durante los años de su condena deberá recitar cincuenta veces al día el Salmo 50: “… Reconozco mi delito y mi pecado está de continuo ante mí…”
EL PRESIDENTE
El caso de Lugo es, por una parte, tan vulgar que apenas da de sí para algún comentario: que lo diga Clinton, que lo diga Menem, que lo diga Alan García, que lo diga Fidel, por nombrar a unos pocos botones de muestra. Pero, por otro lado, lo de Lugo es muy diferente: se trata de un traidor.
Lugo es traidor porque no respondió a la confianza que tuvo con él la Iglesia Católica. Lugo es un traidor superlativo, porque, sirviéndose de su rango eclesiástico, engañó a no se sabe cuántas mujeres. Lugo es también un gran traidor de los hombres y mujeres que lo votaron, porque, creyéndole, esperaban que eliminaría la corrupción y ahora caen en la cuenta de que es el mayor de los corruptos.
Lugo, por traidor, debería ir a la cárcel entrando en ella con honores. Reunido el pueblo paraguayo en la principal avenida de Asunción, abrirá un estrecho corredor para recibir a su ex presidente. Suéltese entonces al traidor donde arranca la avenida, y déle una mujer un primer puntapié en el lugo, al que seguirá otro, y otro, y otro más, hasta que llegue, sin apuro, al final del recorrido. Aquí estará esperándolo el coche celular, que lo trasladará a la cárcel.
La Justicia decidirá la pena que corresponde al traidor. En todo caso, para que no olvide su pasado y como muestra de misericordia con él, durante los años de su condena deberá recitar cincuenta veces al día el Salmo 50: “… Reconozco mi delito y mi pecado está de continuo ante mí…”
miércoles, 22 de abril de 2009
¿QUIEN ESTÁ DETRÁS DEL NIÑO?

Resulta, entonces, que hoy hace un año que Juan le dice a Anamaría que ya no la quiere más, que se ha cansado de vivir con ella, que él dejó mucho por el matrimonio...: dejó de jugar al fútbol los fines de semana, dejó de ir a fiestas con sus amigos... Y le dijo que se iba de la casa, que estaba confundido, sí, confundido dijo.
Anamaría llama, desesperada, al sacerdote que la casó y éste llama a Juan y Juan va a verlo y, con aire de inocencia angélica, le explica al cura que sigue queriéndola pero "como una hermana", que los sentimientos no se inventan, que... -Juan, decime la verdad: ¡vos tenés otra!... Juan lo niega tozudamente, enfáticamente, ofendido por semejante suposición.
Hace seis meses que Juan vive con la otra, y está empeñado en que sus hijos la "acepten", que la quieran, que salgan con ella... Sus hijos se rebelan frente a la imposición, lloran, sufren por el acoso de su padre, como sólo los niños pueden sufrir.
Anamaría va a trabajar todos los días con el corazón partido: - Mis hijos me necesitan, dice tragándose las lágrimas.
El sacerdote recuerda hoy lo que escribió Guardini comentando la advertencia de Jesús "al que escandalice a uno de estos pequeños, más le valiera que le pusieran al cuello una piedra de molino"... Escribió así: "Ten cuidado de no tocar lo sagrado que hay en el niño. Detrás de él está el ángel que ve a Dios. Detrás del niño está Dios. Si te acercas demasiado a él, rozarás algo que conduce inmediatamente al misterio de Dios. Y entonces te verás cara a cara con un adversario terrible. Es cierto que este se calla. Parece que no ocurre nada. Pero un día sabrás lo que sucedió cuando se convirtió en adversario tuyo".
¿QUIEN ESTA DETRAS DEL NIÑO?

domingo, 19 de abril de 2009
A LAS CINCO DE LA TARDE

A las siete en punto de la tarde terminó la ceremonia: ¡nació otro Cristo!
PROHIBIDO ACHICARSE

Han pasado cuatro años. Tiene ahora 82 de edad y oye cada día la promesa y el encargo de Jesús: "Yo he rogado por ti. ¡Confirma a tus hermanos en la fe!". No hace otra cosa, por eso lo critican. Es verdad que Jesús también lo había advertido: "Si a mí me han perseguido, a ustedes también los perseguirán". Nada nuevo hay bajo el sol.
El domingo de Pascua, el Papa de 82 años animaba a todos, con una energía acumulada desde hace más de 2.000 años: "Que nadie se arredre en esta batalla pacífica comenzada con la Pascua de Cristo, el cual, lo repito, busca hombres y mujeres que lo ayuden a afianzar su victoria con sus mismas armas, las de la justicia y la verdad, la misericordia, el perdón y el amor". A ver qué hacemos...
viernes, 17 de abril de 2009
APÓSTOL DE LA MISERICORDIA DIVINA

Creo que si algo necesita hoy el mundo es la misericordia infinita de Dios: ¿es necesario enumerar los motivos?... Sólo quisiera recordar lo que el Papa decía un año antes de irse al cielo: "celebramos el domingo de la Misericordia divina. El Señor nos envía también a nosotros a llevar a todos su paz, fundada en el perdón y en la remisión de los pecados. Se trata de un don extraordinario, que quiso unir al sacramento de la penitencia y de la reconciliación. ¡Cuánta necesidad tiene la humanidad de experimentar la eficacia de la misericordia de Dios en estos tiempos, marcados por una incertidumbre creciente y por conflictos violentos!".
Desde entonces hasta hoy, me parece que cada día aumentan los motivos para rezar más y con mayor devoción la Salve.
APÓSTOL DE LA MISERICORDIA DIVINA

lunes, 13 de abril de 2009
¡FELICES PASCUAS!

Quisiera ser poeta, porque eso tan Grande sólo se puede describir con sensibilidad de artista. Recurro a José Miguel Ibáñez, invitándolos a escribir JESÚS, ¡naturalmente!, donde él dice Dios.
porque Dios existe ¡no se dan cuenta!
ando por la calle riéndome solo
de puro gusto ¡porque Dios existe!
de noche despierto bañado en lágrimas
y si es de día les ofrezco un brindis
porque Dios existe ¡salud a todos!
permítanme que dé unos pocos saltos
y que nadie esté triste ¡vive Dios!
¡FELICES PASCUAS!

y el corazón me ronca en las entrañas
viernes, 10 de abril de 2009
VIERNES SANTO

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
No me tienes que dar porque te quiera,
VIERNES SANTO

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
No me tienes que dar porque te quiera,
jueves, 9 de abril de 2009
FIESTA DE LOS SACERDOTES

lunes, 6 de abril de 2009
LA EPOPEYA DE LOS ANDES (3)

“Coche” Inciarte, a su vez, tiene siempre en presente el proceso que fue desarrollándose en su interior y las conclusiones a las que llegó cuando, habiendo partido Parrado y Canessa en busca de ayuda, ya no tenía fuerzas para nada.
“El jueves 21 (de diciembre) ni siquiera podía incorporarme, mis necesidades me las hacía encima, aunque era lo que menos me importaba, cuando hacía más de dos meses que no me sacaba los varios pares de pantalones que usaba. Esa noche, curiosamente, la pasé revalorizando todo. Había aprendido en esos últimos días de moribundo que la vida había que merecerla, no se recibía de regalo, y para merecerla había que entregar algo, fundamentalmente afecto, y vaya si lo habíamos entregado a los amigos vivos y muertos en todos esos días. Y pensaba todo eso porque me estaba preparando para morir, estaba cada vez más cerca, a tres días exactos, los contaba por horas. Todo se había truncado demasiado rápido, pero había valido la pena”.
“(…) “En una libretita apunté todo lo que quería hacer si salía vivo. Le pedía a Dios que me enseñara a llenar ese hueco inmenso que se nos había abierto, un hueco metafísico que no puede llenarse con banalidades ni con conquistas materiales. Allá arriba, en la miseria más absoluta, hallé la respuesta, encontré cómo llenarlo, y anoté lo que iba a hacer si sobrevivía, cómo iba a llenar ese hueco sin caer en las tentaciones fáciles y fútiles de la sociedad convencional. En estos años que me tocó vivir, creo que he cumplido con algunos de los deberes con los que me comprometí, lo que tengo escrito en esa libretita que guardo siempre a mi lado, porque me impide, hasta hoy, que pierda el rumbo. Es la brújula abollada que teníamos en la montaña.
LOS QUE SE FUERON

En Estados Unidos, la diócesis de Phoenix ha puesto manos a la obra y, en muy poco tiempo, ha conseguido que varios miles de fieles regresaran a casa. Vale la pena conocer la iniciativa Católicos regresen (pinchar ahí).
Es verdad que el entorno cultural de los católicos USA es un poco diferente del nuestro, pero lo que han hecho allá puede inspirar distintas iniciativas de los que estamos acá. Creo que estamos de acuerdo en que... ¡es urgente conseguir que vuelvan a casa los que se fueron!
jueves, 2 de abril de 2009
LA PARÁBOLA DEL PERRO
En esta Semana Santa, que ya comienza, crecemos en amor de Dios viviendo las ceremonias litúrgicas, en primer lugar, y ocupando en la Pasión y Muerte de Jesús el lugar que más nos guste, que bien puede ser el del perro de esta “parábola”, de la que solamente he copiado unos versos.

Cuando quise saber cómo hay que orar,
recurrí en vano a libros y teorías.
Miré a mi perro. Y éste –sin hablar-
me enseñó, con su ejemplo, lo que haría
si Dios fuera mi dueño y yo, su can.
Y todo quedó claro como el día.
¡Cuánto nos pueden enseñar los canes,
con su llano, modesto, humilde ejemplo,
con sinceras posturas y ademanes
a adorar al Señor sin fingimientos;
a acudir a rogarle que nos sane
y a volcar ante Él los sentimientos!
Lo primero es que un perro,
no menea su cola
ante un concepto ni una idea.
Venera a un dueño real. Que, o bien lo mima
o, si se cuadra, se enoja y lo patea.
Jamás confunde lo que se imagina
con lo que está presente y se olfatea.
¿Y saben lo que me hace pensar eso?
Que hay gente que no reza, o reza mal,
porque toma por Dios al propio seso.
Y extraviada en sus modos de pensar
le pierde el rastro a la Presencia real
de Dios, que está en Jesús en carne y hueso.
El punto es capital, por eso insisto.
El Dios vivo, el Dios real –no imaginado-
el Dios tal como Él es y se ha mostrado
y está presente hoy, es Jesucristo
en su existencia de resucitado.
Si Jesucristo es Dios, Dios en persona
y quiero ser su fiel –fiel como un perro-
el perro nuevamente me alecciona
y me permite examinar si yerro.
El perro de Jesús –si es que lo tuvo-
viéndolo muerto en cruz, ¿qué es lo que haría?
¿Verdad que allí, a sus pies, se tiraría
a morirse de pena? ¡No lo dudo!
¿Y yo?... Cuando contemplo el crucifijo…
¿Siento en mí más dolor, siento más pena?
¿Es tanta la aflicción con que me aflijo?
¿O estoy ante la Cruz como una hiena,
sin piedad, sin dolor, sin compromiso…?
Si su muerte -¡por mí!- me deja frío,
¡el proceder del perro me condena!
LA PARÁBOLA DEL PERRO
En esta Semana Santa que ya comienza y es la semana más importante del año, creceremos en amor de Dios viviendo las ceremonias litúrgicas, en primer lugar, y ocupando en la Pasión y Muerte de Jesús el lugar que más nos guste, que bien puede ser el del perro de esta “parábola”, de la que solamente he copiado unos versos.

Cuando quise saber cómo hay que orar,
recurrí en vano a libros y teorías.
Miré a mi perro. Y éste –sin hablar-
me enseñó, con su ejemplo, lo que haría
si Dios fuera mi dueño y yo, su can.
Y todo quedó claro como el día.
¡Cuánto nos pueden enseñar los canes,
con su llano, modesto, humilde ejemplo,
con sinceras posturas y ademanes
a adorar al Señor sin fingimientos;
a acudir a rogarle que nos sane
y a volcar ante Él los sentimientos!
Lo primero es que un perro,
no menea su cola
ante un concepto ni una idea.
Venera a un dueño real. Que, o bien lo mima
o, si se cuadra, se enoja y lo patea.
Jamás confunde lo que se imagina
con lo que está presente y se olfatea.
¿Y saben lo que me hace pensar eso?
Que hay gente que no reza, o reza mal,
porque toma por Dios al propio seso.
Y extraviada en sus modos de pensar
le pierde el rastro a la Presencia real
de Dios, que está en Jesús en carne y hueso.
El punto es capital, por eso insisto.
El Dios vivo, el Dios real –no imaginado-
el Dios tal como Él es y se ha mostrado
y está presente hoy, es Jesucristo
en su existencia de resucitado.
Si Jesucristo es Dios, Dios en persona
y quiero ser su fiel –fiel como un perro-
el perro nuevamente me alecciona
y me permite examinar si yerro.
El perro de Jesús –si es que lo tuvo-
viéndolo muerto en cruz, ¿qué es lo que haría?
¿Verdad que allí, a sus pies, se tiraría
a morirse de pena? ¡No lo dudo!
¿Y yo?... Cuando contemplo el crucifijo…
¿Siento en mí más dolor, siento más pena?
¿Es tanta la aflicción con que me aflijo?
¿O estoy ante la Cruz como una hiena,
sin piedad, sin dolor, sin compromiso…?
Si su muerte -¡por mí!- me deja frío,
¡el proceder del perro me condena!